Una causa común de discusiones entre lectores de cómics es el uso en las historias de temas de política. Es ridículo decir que "antes los cómics no tenían política" cuando ésta ha sido parte del medio desde sus inicios. Si alguien se queja de la postura política de una historia, lo que le molesta es que ésta sea opuesta a la suya, o que denuncie o se burle de situaciones o actitudes con las que está de acuerdo. Pero hay distintos modos de abordar la política en una historia, y La Mort de Staline (La Muerte de Stalin) es un buen ejemplo.
Esta novela gráfica francesa publicada por Dargaud en dos volúmenes aparecidos en 2010 y 2012 fue escrita por Fabien Nury y dibujada por Thierry Robin con color de Lorien Aureyre. Norma Editorial la publicó en español (La Muerte de Stalin), y en inglés (Death of Stalin) se consigue en una edición de Europe Comics. Si el título les es familiar puede ser porque Armando Ianucci la adaptó en una película de 2017 que cuenta con las actuaciones de Steve Buscemi, Simon Russell Beale, Jason Isaacs, Michael Palin, Jeffrey Tambor y Olga Kurylenko, entre otros.
Esta novela gráfica es una sátira histórica, pero no es raro hallar comentarios y reseñas de quienes parecen haberla tomado como una obra histórica, y hay que aclarar que, aunque inspirada por sucesos reales, carece de rigor documental y habría que buscar otras referencias si les interesa saber más de este periodo de la historia. Supongo que puede ser debido a que las portadas en inglés dicen "A true Soviet Story" (Una historia real soviética) cuando el francés decía "Une Histoire Vraie... Sovietique" (Una verdadera historia... soviética).
Cada tomo incluye una aclaración, pero supongo que hay quienes no leen el contenido previo a la historia misma. Aquí mi traducción de una parte de ella:
"Aunque inspirado por eventos reales, este libro es una obra de ficción. Los autores usaron licencia artística para construir la historia, pero [...] no tuvieron que forzar su imaginación para ello, pues consideran que hubiera sido imposible inventar algo la mitad de demente que los sucesos reales alrededor de la muerte de Stalin".
La historia está ambientada en 1953, y parte la noche en que Josef Stalin sufrió un infarto que lo dejó en cama. Lo que sigue es una serie de malabares políticos de parte de los varios miembros del Comité Central del Partido Comunista, que están aterrados de tomar cualquier decisión que pueda ser cuestionada o molestar a Stalin si es que éste se recupera, lo que para fines prácticos paraliza al gobierno, incluso al grado de no conseguirle atención médica, pues el líder soviético había arrestado a los mejores médicos de Moscú acusados de ser disidentes.
Cuando Stalin por fin fallece, la absurda inactividad se convierte en una serie de intrigas mientras los dirigentes soviéticos intentan posicionarse para quedar al frente del gobierno, lo que provoca una división del Comité en dos facciones que se alinean detrás de Lavrentiy Beria, Ministro del Interior, y Nikita Khrushchev, uno de los más influyentes miembros del Comité. Ambos bandos tratan de asegurar el mayor número de alianzas estratégicas al tiempo que maniobran para crear la impresión de que su rival es incompetente.
La historia está contada de un modo que enfatiza la paranoia persistente en un país en que cualquier cosa podría ser motivo para acabar preso o muerto, incluso en los más altos círculos del poder, y utiliza un oscuro sentido del humor para enfatizar los principales defectos y fallas de los dirigentes del partido mientras intenta crear un retrato de la corrupción e intrigas que tuvieron lugar a puertas cerradas en medio del vacío de poder que quedó ante la desaparición del temido y respetado líder comunista.
El arte de Robin tiene un estilo que resulta ideal para el tono de la historia, con una apariencia caricaturesca que exagera algunas características físicas, y un gran uso de expresiones faciales que ayudan a enfatizar las ideas y actitudes de los distintos personajes que protagonizan la historia. Su diseño de página no sólo es una gran herramienta narrativa, y su trabajo en fondos muestra suficiente atención al detalle para establecer las locaciones de la historia, todo complementado con una vibrante paleta de color.
La historia abarca alrededor de 120 páginas entre ambos volúmenes y el ritmo narrativo es bastante agradable, sobre todo si consideramos la gran cantidad de información contenida en la historia que ayuda a dar contexto a la historia, incluso si es de una manera informal y un tanto superficial, aunque se agradece el intento por retratar también la forma en que estos acontecimientos impactaron la vida diaria de ciudadanos ajenos a las altas esferas del poder, o la forma de burlarse, no sólo de los funcionarios, sino de personajes como los hijos de Stalin.
Como mencioné al inicio de este texto, la historia fue llevada al cine por el satirista irlandés Armando Ianucci, que se tomó incluso más licencias respecto al rigor histórico, pero eso ya será motivo de un texto aparte. Debo comentar que yo la leí en inglés, pues es más fácil y barato conseguir la edición estadounidense que hacerse con una copia de la versión española publicada por Norma o el original en francés. Europe Comics tiene la peculiaridad de usar un formato muy similar al europeo, y la calidad de la edición es sobresaliente.
Si gustan del humor negro y les apasiona la historia del siglo XX o la situación del mundo durante la guerra fría, deberían echarle un vistazo a esta entretenida pero oscura e irreverente historia. Si les gusta y quieren aprender más sobre este periodo de la historia soviética, hay montones de fuentes y referencias en línea que pueden ayudar a formarse una idea más clara de cuáles eran las razones de Nury y Robin para realizar una sátira de este periodo. Absolutamente recomendable.
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