Aunque el género ha ido a la baja en lo que a cine se refiere, Netflix se ha encargado de mantener constante la producción de comedias románticas, en general con un buen nivel de calidad. Incluso si algunas de sus películas resultan predecibles y hasta cierto punto convencionales, el resultado suele ser lo bastante bueno como para satisfacer a cualquier aficionado al género, y ése es el caso de The Perfect Date (La Cita Perfecta), película de 2019 dirigida por Chris Nelson.
La película está basada en la novela de 2017 The Stand-In, de Steve Bloom, y el mismo escritor coescribió la adaptación junto a Randall Green. Hay que apuntar que Bloom es un veterano del guionismo y las comedias románticas, pues entre otras cosas escribió The Sure Thing (Tentaciones de Verano, 1985), clásico del género protagonizado por unos muy jóvenes John Cusack y Daphne Zuniga. La producción de The Stand-In ya estaba en curso cuando Netflix adquirió los derechos y cambió el título, y la cinta se estrenó en abril de 2019.
La historia sigue a Brooks Rattigan (Noah Centineo), un estudiante de último año de preparatoria que sueña con asistir a Yale y conquistar a una chica rica y popular. Su padre es un escritor que dejó escapar su carrera luego de que su madre los abandonó, y Brooks trabaja junto con su amigo Murph (Odiseas Georgiadis) en un restaurant de comida rápida para pagar sus estudios. Por accidente se entera de que Reece, un antipático bully, recibirá dinero a cambio de llevar a un baile a una prima, y sin dudarlo se ofrece a sustituirlo.
Brooks recibirá la paga y además podrá conducir el lujoso auto de Reece. Su cita es Celia Lieberman (Laura Marano), una rebelde chica que no está de acuerdo con las expectativas que sus padres tienen de lo que debería ser su vida social. Aunque al principio sus personalidades chocan, terminan por pasarla bien incluso si ninguno de los dos desea admitirlo. Entre bromas Celia le dice que lo hizo tan bien que debería pensar en convertir esta idea del chaperón/acompañante en una carrera, y por alguna razón Brooks se lo toma en serio.
Con ayuda de Murph, que es un dotado programador y desarrollador de código, Brooks abre una app para ofrecer sus servicios de modo que es posible elegir la clase de personalidad que la chica espera de su acompañante para cualquier clase de evento o compromiso social. La app es un éxito y Brooks empieza a reunir suficiente dinero como para ir a Yale, y con ayuda de Celia logra salir con Shelby (Camilla Mendes), la chica de sus sueños, pero algo no se siente bien. ¿Será posible que sus sueños no fueran lo que realmente desea?
La trama se sostiene con alfileres (y eso apenas) y todos los personajes de apoyo caen en estereotipos y clichés bastante obvios, pero el carisma y química entre los protagonistas mantiene a flote la película, e incluso a pesar de que mayormente tiene un desarrollo genérico y predecible, resulta en un entretenimiento ligero y disfrutable. La historia da tantos saltos de lógica que me pregunto si la novela hace un mejor trabajo en plantear y desarrollar muchas de sus situaciones, pero no lo suficiente como para pensar en buscarla.
El riesgo con un desarrollo de historia tan simple y carente de profundidad, es que la película corre el riesgo de perder al espectador durante la primera media hora. Y es que en su afán por mostrar la diferencia de personalidades y actitudes que existe entre Brooks y Celia, crean una imagen de él que resulta poco halagadora. Sí, es un chico pobre y trabajador que está lleno de sueños, pero estos son superficiales y vanos, y a él no parece molestarle la idea de recurrir a falsedades para llegar a donde quiere estar.
Lo mismo pasa con Celia, que al principio parece la clase de chica malcriada y caprichosa que actúa con rebeldía sólo para molestar a sus padres, pero en su caso la idea se despeja rápidamente para mostrar que en realidad es una chica idealista que está harta del mundo superficial y lleno de falsedades en que se ha criado, que prefiere usar unas cómodas botas a unos lujosos tacones, y a quien no le interesa en lo más mínimo acudir a eventos sociales o enrolarse en una escuela de prestigio, así que encuentra curioso que Brooks tenga ambiciones tan pretensiosas.
Por fortuna la química entre Centineo y Marano ayuda a aguantar hasta que empieza a desarrollarse la amistad entre ambos, situación que les permite bajar la guardia y dejar entrever sus verdaderas personalidades, que es el momento en que la audiencia realmente puede sentirse bien por ellos y esperar que logren hallar la manera de superar sus diferencias, deshacerse de sus fachadas y hacer que las cosas funcionen para acabar juntos.
Entiendo que la idea central es que Brooks tenga un crecimiento personal durante la película, pero creo que el guion lo deja ser molesto y exasperante por más tiempo del que era deseable. Aun así, el carisma de Centineo le permite salir avante y debo admitir que el montaje de las citas para las que se alquila tiene momentos bastante divertidos. A lo largo de la película queda claro que Brooks y Celia van a terminar juntos, y pese a algunos tropezones, los realizadores hacen un competente trabajo para llevar la película a donde debe llegar.
The Perfect Date es una entretenida aunque predecible comedia romántica con una carismática pareja de protagonistas, y aunque resulta ideal para un público adolescente, cualquier aficionado al género sin importar su edad seguro hallará algo de su agrado en esta película incluso si les deja la sensación de que algunos ajustes menores podrían haberla convertido en algo memorable. Recomendada, aunque con algunas reservas. Disponible en Netflix.
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