Sigo con mis recomendaciones de películas navideñas, y toca turno a una animación japonesa del legendario Satoshi Kon, director de películas como Perfect Blue, Millennium Actress o Paprika. Se trata de Tokyo Godfathers (東京ゴッドファーザーズ - Tôkyô goddofâzâzu), conocida en México como Héroes al Rescate.
Debido a que se trataba de una historia en que debía enfatizar las relaciones humanas, Kon optó por trabajar con reconocidos actores en vez de sólo actores de doblaje, así que contrató los servicios de Toru Emori, Yoshiaki Umegaki y Aya Okamoto para dar vida a los tres personajes principales. La película se estrenó en cines de Japón en noviembre de 2003, y llegó de forma limitada a salas de los Estados Unidos en enero de 2004. En México y Latinoamérica se exhibió en algunos festivales antes de distribuirse en video.
La historia transcurre el último par de días antes de Año Nuevo, y sigue a Gin, un hombre que perdió todo; Hana, homosexual y antiguo trasvesti de espectáculos; y Miyuki, una chica adolescente que escapó de casa. Mientras este peculiar trío de indigentes hurga entre la basura en un sucio callejón, encuentran un bebé. Aunque su primer instinto es llevarlo a la policía y dejar que ellos se encarguen de devolverlo a su familia, si la tiene, Hana insiste en cuidarla y buscar ellos mismos a los padres.
Armados sólo con las pistas halladas en la canasta junto con el bebé, los tres recorren las calles de Tokio tratando de dar con el paradero de su familia, y poco a poco empiezan a reconstruir la historia de la pareja, aunque siguen sin entender por qué lo abandonaron. Sus pesquisas los llevan a enfrentar los errores de sus pasados para hacer las paces entre ellos y consigo mismos, al tiempo que entran en contacto con otras personas cuyas vidas también cambian. ¿Podrán regresar al bebé con su legítima familia, y hallar la paz interior?
Aunque en apariencia la trama es muy sencilla, Kon se las arregla para llenarla de momentos ridículos y divertidos, toda clase de coincidencias improbables y uno que otro giro argumental con situaciones tan dispares que incluyen una lucha de pandillas con intento de homicidio, estafas, matrimonios divididos, un choque de ambulancia y gran cantidad de confusiones, todo plagado con un ligero pero sincero sentido del humor, pero más que cualquier otra cosa, con mucho corazón para redondear una historia muy humana.
La principal fortaleza de la historia son los ricos personajes creados por Kon y Nobumoto que, armados con las voces de experimentados autores y una identidad visual muy específica y llena de detalles que informan muchas de sus actitudes y manerismos, y nos permite simpatizar rápidamente con ellos mientras aprendemos un poco sobre sus vidas y la peculiar dinámica que convirtió en amigos a tres personajes tan dispares mientras vemos las dificultades para sobrevivir como ciudadanos marginados en una gran ciudad.
La cuidada y detallada animación es parte esencial no sólo de la construcción de personajes, sino que da vida también a la ciudad, y hace de Tokio un personaje de apoyo más, uno que resulta esencial para el desarrollo de la historia, en algo que además se siente como un retrato de muchas otras grandes ciudades de distintas partes del mundo, donde existen grandes contrastes entre los lugares frecuentados por quienes menos tienen y las zonas lindas de la ciudad, y uno se puede topar con tante indiferencia como con empatía de algún extraño.
Para dirigir esta hermosa cinta animada Kon contó con el apoyo de Shôgo Furuya, uno de los principales animadores de Studio Ghibli, y el resultado es espectacular. La cálida paleta de colores elegida para dar vida a esta historia contrasta con el frío que envuelve a sus personajes, y combinada con el excelente trabajo realizado con las expresiones faciales y fondos cuidadosamente detallados hacen de Tokyo Godfathers una de las experiencias visuales más satisfactorias que se pueden tener, ya sea en animación o acción real.
Aunque al partir la historia no lo parece, pronto se revela como tema central de la película la búsqueda de la redención mientras cada uno de los tres protagonistas se ve forzado a confrontar su pasado, admitir los errores cometidos y hacer su mejor esfuerzo por dejarlos atrás y aprender a perdonarse a sí mismos. Los pequeños bocadillos de drama humano que se suman para construir esta emotiva historia se sienten honestos incluso pese a las obvias exageraciones, y el resultado es la clase de película que provoca emociones en la audiencia.
En cierto modo los japoneses envuelven sus historias de vida cotidiana en un extraño misticismo emocional que poco tiene que ver con la religión pero produce efectos similares a los del realismo mágico hispanoamericano, lo que quizás explica la popularidad que la ficción japonesa, sobre todo animada, tiene por estos lares. Tokyo Godfathers es una hermosa historia acerca de aprender a perdonar y amar, no sólo a los demás, sino también a uno mismo, y su emotiva historia supera con creces a muchas películas navideñas más "convencionales".
Si conocen a alguien que sea de los que dicen que "los monos chinos" y caricaturas japonesas son sólo robots gigantes, peleas sin sentido y chicas de imposibles proporciones anatómicas, invítenlos a ver Tokyo Godfathers y quizás puedan abrirles los ojos y cambiar su percepción. Incluso si no lo hacen, al menos habrán visto una excelente y recomendable película que nos lleva en una excursión de emociones, pues por momentos puede resultar por igual conmovedora, perturbadora o sumamente divertida.
En México y el resto de Latinoamérica, Tokyo Godfathers está disponible a través del catálogo de Netflix.
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