Adam McKay es un guionista, director y productor cuya carrera siempre ha estado ligada a la comedia. Jefe de escritores en Saturday Night Life en los 1990, saltó al cine a inicios de este siglo como coescritor y director de películas como Anchorman: The Legend of Ron Burgundy, Talladega Nights: The Ballad of Ricky Bobby, Step Brothers y The Other Guys, todas ellas protagonizadas por su amigo y socio Will Ferrell.
Esta sátira de ciencia ficción fue coescrita por McKay y el activista y periodista David Sirota y la intención era filmar en la primavera de 2020, pero tras los retrasos por la pandemia Paramount Pictures vendió la producción a Netflix y la filmación se realizó a fines de aquel año e inicios de 2021. Tras un estreno limitado en cines a inicios de diciembre, la película se estrenó a través de la plataforma el pasado viernes 24, y ha recibido críticas encontradas, aunque quizá por razones que nada tienen que ver con su calidad.
La historia sigue a Kate Dibiasky (Lawrence), una estudiante de posgrado en la facultad de astronomía de la Universidad de Michigan que descubre un cometa. Con ayuda del profesor Randall Mindy (DiCaprio), calculan su tamaño y trayectoria, y concluyen que se trata de un meteoro de gran tamaño que chocará con la Tierra en unos cuantos meses. Tras reportar su hallazgo a un astrónomo de la NASA (Morgan), consiguen una audiencia con Jeanie Orlean (Streep), presidenta de los Estados Unidos.
El problema es que la presidenta y su jefe de staff (Hill) están más preocupados por el costo o impacto político que la noticia puede tener en sus planes, y les piden guardarse la información y esperar a ver cómo se dan las cosas. Desesperados, Kate y el profesor Mindy acuden a los medios, sólo para descubrir con horror que su urgente advertencia a la gente del mundo sólo es valorada de acuerdo a los ratings que pueda generar, por lo que se le descarta como noticia menor, enterrada bajo los más recientes escándalos de celebridades.
La película sigue sus esfuerzos por crear conciencia de lo que está a punto de suceder y es una afilada crítica a la postura actual de medios y autoridades ante la inminente crisis del cambio climático que hace una mordaz sátira de la indiferente e incompetente respuesta que gobiernos y medios de información, sobre todo en los Estados Unidos, acostumbran tener ante cualquier situación de crisis, lo que da a la historia un aire de actualidad que es imposible ignorar, sobre todo porque McKay se da tiempo de elegir a algunos de sus blancos.
Su salvaje retrato de una administración caracterizada por sus escándalos y postura nepotista, llena de una incompetente burocracia en que los cargos importantes no caen sobre la gente más capaz, sino sobre aquellos que esperan una recompensa por los aportes económicos realizados durante la campaña es una evidente bofetada a la administración Trump, lo que parece haber molestado a un sector de la crítica, que parece oponerse a la idea de ponerle nombres y rostros a algunas de las actitudes que la película critica.
De manera similar, la película toma como blancos a los medios de comunicación y a algunas de las redes sociales más populares, mostrando diarios más preocupados por no ofender a nadie que por publicar la verdad, noticieros donde lo único que importa es mantener los ratings, o cadenas donde las noticias son ignoradas en favor de perseguir una agenda partidista, y todo como parte de una sociedad más interesada en las vidas y escándalos de las celebridades de moda que en temas que, literalmente, son de vital importancia.
La dura crítica que esta sátira hace a sectores específicos parece haber pisado muchos callos. El fin de semana encontré comentarios de amigos y conocidos que parecían sorprendidos por la gran cantidad de críticas negativas que tiene la película, pero tras echar un vistazo a los principales agregadores no fue ninguna sorpresa descubrir que la gran mayoría de las reacciones negativas vienen de medios que se vieron retratados, o que forman parte de algún conglomerado que fue blanco de McKay y Sirota.
Claro que eso no significa que la película sea perfecta o esté más allá de toda crítica. En lo personal me parece que una mejor edición pudo darle un ritmo más ágil, lo que habría resultado beneficioso para una cinta que más de una vez amaga con irse por la tangente y olvidarse de lo que está presentando al dedicar parte de su atención a objetivos secundarios. Aun así, me parece que se trata de una sátira puntual que invita a reflexionar sobre mucho de lo que hacemos mal en un momento que puede ser crucial para nuestro futuro.
Otro punto que muchos critican es la gran cantidad de estrellas y celebridades que forman parte del elenco o hacen breves apariciones. Esto no es para nada inusual en sátiras producidas en Hollywood, y aunque entiendo el punto de que se trata de algo que puede convertirse en una notoria distracción, me parece que en este caso en particular se convierte en una parte más de la sátira que hace la película. Me pregunto cuánta gente vio la película más preocupada por ver a cuántos famosos reconocía que por entender de qué se trataba...
En ese sentido, cabe señalar que algunos de los actores involucrados han sido parte del activismo en busca de crear conciencia sobre el tema del calentamiento global. En el caso específico de Leonardo DiCaprio habría que recordar que produjo el documental Ice on Fire, y antes de aceptar el papel del Profesor Mindy trabajó al lado de McKay y Sirota para hacer modificaciones y ajustes al guion en busca de que la crítica en el corazón de la película fuese lo más objetiva y orientada posible.
Él y Jennifer Lawrence hacen un gran trabajo al interpretar a los dos personajes más racionales de la historia, los científicos desesperados por hacer que los demás entiendan lo que ocurre y cuya desesperanza crece al darse cuenta que el problema no es que la gente no entienda, sino que no le interesa hacerlo. Blanchett como la superficial anfitriona de TV y Streep como la incompetente presidenta son un puntual recordatorio de lo vacuos y artificiales que pueden ser los líderes, ya sea políticos o de opinión.
Don’t Look Up es una feroz sátira social y política que elige como blanco a una sociedad con crecientes sectores anti-ciencia, anti-lógica y anti-intelectuales, una cada vez mayor cantidad de drones sin criterio que guían sus vidas según lo que les dictan las celebridades y redes sociales. Se trata de una película que en medio de una pandemia extendida en buena medida gracias a esos mismos sectores de la población se siente puntual y relevante, al menos hasta que uno considera el tema, pues es claro que son ellos mismos quienes no entenderán el mensaje.
En medio de risas, McKay nos recuerda el pobre estado de nuestra sociedad, y se da tiempo para señalar a los supuestos "racionales" que insisten en hallar posturas "moderadas" e intermedias incluso en temas donde la opinión se divide entre la razón objetiva y la ignorancia irracional. Los medios y autoridades están al centro de todo, pero la más dura crítica es hacia la indiferencia cultural con que respondemos a situaciones de crisis, las que solemos ignorar hasta que ya es demasiado tarde.
Don't Look Up es una divertida película, pero de un modo que resulta además perturbador. En todo caso, se trata de una historia que no sólo nos hace reír, sino también pensar, y más allá de sus ideologías o posturas políticas o hacia temas de actualidad científica y relevancia global, es una cinta que vale la pena ver. Sin duda se trata de una opción de entretenimiento más que recomendable, y la cual pueden encontrar en el catálogo de Netflix.
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