Las películas de horror construidas alrededor de una festividad no son cosa rara, así que el horror navideño ofrece decenas de alternativas en distintos tonos y sabores. Hace unos días comenté Better Watch Out (Mejor Ten Cuidado, 2016), que mezcla el tono de las fiestas de temporada con un thriller de horror psicológico sobre una invasión doméstica, y hoy quiero recomendar algo en un tono distinto. Krampus (Krampus: El Terror de la Navidad) es una comedia de horror con tintes de fantasía estrenada en 2015.
La película fue dirigida por Michael Dougherty (Trick 'r Treat, Godzilla: King of the Monsters) sobre un guion que él mismo coescribió junto a Todd Casey y Zach Fields. Cuenta con las actuaciones de Adam Scott, Toni Collette, David Koechner, Allison Tolman, Conchata Ferrell, Emjay Anthony, Stefania LaVie Owen y Krista Stadler, y efectos especiales desarrollados por Weta Workshop. La película se estrenó en los Estados Unidos en diciembre de 2015, y gozó de buena taquilla y críticas mayormente positivas.
La idea central de la historia gira alrededor del Krampus, una especie de demonio salido de antiguas leyendas paganas de la región bávara de tiempos anteriores al cristianismo y cuya interpretación ha cambiado a lo largo de los tiempos. A partir del siglo XVII se le integró a celebraciones religiosas en Austria y Alemania como complemento a San Nicolás, y desde entonces se le considera como una especie de anti-Santa Claus, encargado de castigar a los niños que se han portado mal, aunque la película reinterpreta el mito a su manera.
La historia sigue a Max (Anthony), un niño que a pesar de un entorno que lo desanima adora la Navidad. Alentado por su abuela (Stadler), cada año escribe una carta a Santa Claus, aunque la situación en casa se lo hace cada vez más difícil. Su padre, Tom (Scott), siempre está de viaje, así que la relación con Sarah (Collette), su madre, se ha vuelto un tanto fría, y su hermana (Owen) está en plena adolescencia, así que además de su natural rebeldía y cinismo prefiere pasar tiempo con su novio y no con su hermano.
Pero lo que en verdad lo está haciendo perder toda ilusión de disfrutar la Navidad es que cada año reciben la visita de la molesta familia de su tía Linda (Tolman), hermana de Sarah, quien llega con su marido Howard (Koechner) y sus hijos, el obeso y molesto Howie, y las hermanas Jordan y Stevie. Este año, además, decidieron hacer su visita aún más incómoda al incluir a la Tía Dorothy (Ferrell), tía abuela de Max que tiene un especial talento para sacar de quicio a Sarah. Sobra decir que las fiestas en casa se han convertido en un suplicio.
Luego de ser molestado por sus primas, Max está tan molesto que se encierra en su cuarto y destruye su carta para Santa, sin saber que al hacerlo está condenando a su pequeño pueblo a sufrir una oscura visita. Y es que en este mundo el Krampus no sólo castiga a los niños que se han portado mal, sino que literalmente se lleva al infierno a todos aquellos que han perdido el espíritu de la Navidad. ¿Podrán Max y su familia escapar de las garras de esta siniestra amenaza? ¿Aprenderán la lección y volverán a celebrar como es debido?
Muchas de las mejores historias de horror incluyen una moraleja, y ése es el caso con Krampus, que en medio de una historia de supervivencia presenta un mensaje similar a los que hemos visto en incontables películas consideradas como clásicos navideños: la importancia de conservar la esperanza y mantener vivas la magia e ilusión que solemos asociar con esta temporada. Claro que en vez de hacerlo entre ponche y regalos, lo hace con retorcidos juguetes y homicidas hombres de gengibre, pero eso no altera el corazón del mensaje.
Por otro lado, para una historia que presenta a un demonio dispuesto a arrastrar al infierno a cualquier amargado que haya olvidado la magia de la Navidad, apoyado por siniestros asistentes y causando destrozos al por mayor mientras atormenta a los vecinos con siniestros muñecos de nieve, la verdad es que la película ofrece pocos sustos y apenas un mínimo de sangre, manteniendo el horror a un nivel más bien atmosférico y psicológico, lo que la convierte en una película apta para toda la familia, asumiendo, claro, que todos disfruten las historias de horror.
El resultado es inferior a la ya mencionada Trick 'r Treat, pero no por ello menos disfrutable. La atmósfera creada a lo largo de la película una vez que la amenaza se cierne sobre la familia es bastante efectiva, y los visuales logrados entre los muñecos de nieve, el temible osito Teddy, el salvaje escuadrón de hombres de gengibre y el espeluznante Jack in the Box seguramente bastarán para aterrar a los más pequeños en casa al tiempo que harán sonreír a cualquier aficionado al horror que haya en la familia.
También me parece que vale la pena mencionar las actuaciones. Scott y Collette hacen un excelente trabajo como los amorosos padres de familia que se esfuerzan por hacer que la convivencia familiar funcione e intentan hallar lo positivo hasta en las situaciones más insoportables. Krista Stadler como la matriarca de familia que apenas habla inglés representa la voz de la experiencia y es la única persona en la casa que entiende la clase de peligro que enfrentan, además de ser la única guía y apoyo para Max en sus momentos más difíciles.
Por otro lado, Koechner encarna a la perfección todo el horror que representa el tener que ver a los tíos y primos indeseables, y la interpretación de Ferrell de la tía borracha y metiche que no deja de juzgar a los demás seguro provocará flashbacks y escalofríos en más de un espectador que haya tenido que soportar a una pariente así durante alguna ineludible reunión familiar. En lo personal me hubiera gustado ver más de Owen (a quien quizá algunos ubiquen por su trabajo en Sweet Tooth) como la hermana adolescente de Max.
Pero es claro que el peso emocional de la película recae sobre Max, y el joven Emjay Anthony hace un gran trabajo como el pre-adolescente consciente de la naturaleza oscura y decadente del mundo en que vive, sin que eso signifique que esté listo a renunciar a los sueños y magia que hasta ahora siempre había identificado con las fiestas navideñas. Conforme la historia progresa y se suceden las desapariciones el resto de la familia parece entender la importancia de apreciar a los demás y mantenerse unidos, incluso si parece ser demasiado tarde.
Aunque muchos me consideran una persona cínica (y no lo puedo negar), como el nerd residente en casa puedo decir que me sentí identificado con Max. Ese dolor y nostalgia por el pasado al hallarse en un mundo que parece haber olvidado el valor de la convivencia y los pequeños detalles, que se ha vuelto superficial y donde las fiestas han perdido todo significado es algo que me pegó emocionalmente y puede que sea una de las razones por las que disfruto tanto esta película, que se ha vuelto una de mis favoritas para esta temporada.
La película goza de una destacada labor de efectos visuales. El equipo de Weta Workshop hizo un gran trabajo con el diseño y ejecución de las siniestras criaturas que acompañan al Krampus, y aunque éste es mayormente tratado como una amenaza que a lo largo de la película acecha desde las sombras, una vez que por fin se revela funciona a la perfección como una oscura y retorcida versión de Santa Claus que es bastante efectiva dentro del contexto de la historia.
Puede que Krampus no sea una gran historia de horror ni la mejor película navideña, pero se trata de una sólida cinta de horror navideño que, gracias a las sólidas actuaciones de un talentoso elenco y a un fuerte núcleo emocional en el corazón de su historia resulta en una mezcla de emotiva advertencia y entretenido relato familiar que debe hacer las delicias de cualquier aficionado al horror con mensaje, y una recomendable alternativa para todo aquel en busca de nuevas opciones de entretenimiento en esta temporada.
En México y el resto de Latinoamérica es posible disfrutar de Krampus: el Terror de la Navidad a través del catálogo de Netflix.
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