Ya antes he escrito sobre Timothy Zahn y su trabajo, pues uno de mis autores favoritos, y no sólo por lo que ha hecho para Star Wars. Hace años escribí un poco sobre mi experiencia leyendo a este autor, y en el pasado he comentado un par de colecciones de cuentos: Time Bomb and Zahndry Others, y Cascade Point. Hace un par de meses escribí también sobre Conquerors' Pride, primera entrega de la trilogía conocida como Conquerors' Saga o Saga de los Conquistadores.
Antes de seguir, debo mencionar que mis reseñas nunca incluyen spoilers, pero por tratarse de una trilogía que además cuenta una sola historia continua, cualquier cosa que diga puede revelar detalles acerca de los sucesos y desenlace de la primera entrega, así que quizás quieran dejar de leer y ver antes mi comentario de aquella, y decidir si les interesa leer la saga.
La historia transcurre en un futuro no definido en que la humanidad ha colonizado varios rincones de la galaxia, pero a pesar del tiempo transcurrido desde que alcanzamos las estrellas, nunca se había hecho contacto con otra civilización. El encuentro con los zhirrzh fue doblemente impactante por resultar en una guerra instantánea a pesar de los muchos protocolos existentes. Lo preocupante es que las naves de los zhirrzh parecen ser resistentes a lo más avanzado de nuestro armamento, y sus ocupantes rehúsan todo intento de comunicación.
Eso pasa en la primera novela, pero para la segunda, Zahn hace algo astuto y muy efectivo: invierte el punto de vista. En vez de seguir a los funcionarios y pilotos de combate humanos que conocimos en la entrega previa, vemos la historia desde el punto de vista de los zhirrzh, y abrimos con un impactante descubrimiento: la guerra es producto de un malentendido. No había forma de saberlo, pero las ondas de radio tienen un efecto en los zhirrzh que no es muy distinto al de atacarlos con un arma.
La novela sigue la historia planteada al final de la primera novela, con la misión de Aric y Melinda Cavanaugh por rescatar a su hermano Pheylan, único sobreviviente del primer encuentro con los zhirrzh, con ayuda de Adam Quinn, guardaespaldas de su padre, Lord Stewart Cavanaugh, y se internan en el espacio dominado por sus presuntos oponentes. Eso, sumado a la revelación sobre el malentendido que inició la guerra, bastaría para construir una historia llena de intriga y emoción, pero Zahn va más allá y crea algo mucho más complejo y satisfactorio.
Eso explica su reacción al intento de los humanos por comunicarse con ellos. Su propia inexperiencia con culturas diferentes les impidió entender lo que estaba pasando, pues lo único que percibían era un violento y cruel ataque, uno que los amenazaba a un nivel existencial, poniendo en riesgo no sólo su civilización, sino su historia, el legado de generaciones, y respondieron de la única forma que parecía adecuada. Pero la única persona que ahora entiende lo sucedido es prisionero y no tiene forma de contárselo a nadie.
Una guerra producto de un malentendido a causa de diferencias fundamentales entre distintas culturas no es extraño, y los hemos visto tanto en la ficción como en la realidad, pero lo que hace especial la labor de Zahn en esta novela es la forma de construir ambas civilizaciones, no sólo en el sentido más amplio, sino a pequeña escala, con individuos bien definidos, cada uno con sus propias ideas, miedos y aspiraciones, lo que resulta en una historia llena de matices emocionales y con múltiples capas de complejidad.
El estilo de Zahn es muy ágil y accesible, y en una segunda novela, cuando ya presentó toda la información para entender la situación inicial, es aún más efectiva. Conquerors’ Heritage es una intrigante y entretenida novela enriquece el mundo de esta saga y debe resultar una delicia para todo aficionado al space opera. Lectura muy recomendable, siempre que se entienda que es parte de una historia más grande.
Excelente como siempre. Solo un comentario: ¿Donde quedan las otras razas con las que los humanos tienen contacto?
ResponderBorrarSí, creo que en mi afán de ser vago, me excedí y puede entenderse de forma incorrecta...
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