El Universo Expandido de DC, como Warner llama a las películas inspiradas por los personajes de DC Comics, está lleno de altibajos, producto de errores, vueltas de timón y proyectos apresurados, lo que a veces deriva en polémica, como es el caso de la trilogía de películas de Zack Snyder. En el caso de The Suicide Squad, se trata del resultado de unas cuantas coincidencias.
Se suponía que el mismo David Ayers volvería para realizar una secuela a Suicide Squad (2016), pero al final optó por desarrollar otro proyecto para Warner/DC que tampoco se concretó. Tras negociar con un par de posibles reemplazos no llegaron a nada, pero a mediados de 2018 se dio la impulsiva decisión de Disney de despedir a James Gunn de Guardians of the Galaxy vol. 3 y del Universo Cinematográfico Marvel.
Así que, tras un par de meses de negociaciones, Gunn aceptó tomar el control del proyecto y empezó a trabajar en un guion, que resultó en la película estrenada hace unos días, además de que ya está de vuelta tras la cámara en GotG v3.
The Suicide Squad es la décima película del DC Extended Universe (DCEU) y fue escrita y dirigida por Gunn, quien reunió a un impresionante elenco que incluye a Margot Robbie, Idris Elba, John Cena, Joel Kinnaman, Sylvester Stallone, Viola Davis, Daniela Melchior, Jai Courtney, Peter Capaldi, Michael Rooker, Nathan Fillion, David Dastmalchian y Sean Gunn, entre muchos otros, y a la vez que sirve como secuela a la película de Ayers, ofrece un reinicio fresco para la franquicia pese a retener a un puñado de personajes.
La historia sigue a la Task Force X, un equipo de operaciones especiales bajo control del gobierno de los Estados Unidos y supervisado por Amanda Waller (Davis), quien recluta criminales con superpoderes del sistema penitenciario y ofrece una reducción a sus condenas a cambio de participar en misiones de alto riesgo. ¿Qué tan peligrosas pueden ser, se preguntan? Bueno, existe una razón para que la Task Force X reciba el sobrenombre de Escuadrón Suicida, ¿saben?
La historia abre con Savant (Rooker) criminal capaz de convertir cualquier cosa en un arma, que tendrá su primera misión como parte de un grupo formado por Harley Quinn (Robbie), Captain Boomerang (Courtney), Blackguard (Pete Davidson), T.D.K. (Fillion), Javelin (Flula Borg), Mongal (Mayling Ng) y Weasel (Sean Gunn), que bajo las órdenes de Rick Flag (Kinnaman), deben ir a la ficticia isla sudamericana de Corto Maltese a destruir una antigua fortaleza prisión construida por los nazis y usada para realizar experimentos.
Un segundo y más pequeño grupo de villanos llega a la isla de forma simultánea, usando al primero como distracción. Dirigido por Robert "Bloodsport" DuBois (Elba), esta segunda fuerza de ataque está formada por Peacemaker (Cena), Polka-Dot Man (Dastmalchian), Ratcatcher 2 (Melchior) y King Shark (Stallone), este grupo debe rescatar a los supervivientes del primer equipo antes de infiltrarse en la ciudad y la fortaleza, y cuando lo logran y descubren lo que hay ahí, se desata el caos, pero de la mejor manera posible.
A estas alturas ya es de sobra conocida la capacidad de Gunn para construir y desarrollar personajes incluso en medio de una desquiciante película de acción sin fin, y si lograr eso no fuese lo bastante complicado, se da el lujo de aderezarla con su retorcido sentido del humor para crear una divertidísima comedia de acción y humor negro que saca el máximo provecho a las libertades que le permite una película clasificación R (equivalente a "C" en México) que deja atrás a lo ofrecido, por ejemplo, por Deadpool o Harley Quinn: Birds of Prey.
Si sólo conocen a este director por su trabajo en Marvel, puede que les sorprenda la facilidad con que se desenvuelve en una película llena de sangre y tripas que hace gala de un humor no apto para niños, y en ese aspecto me parece que The Suicide Squad es más cercana en tono a lo que el director hacía en sus inicios para Troma Films, la famosa productora de b-movies que trajo al mundo joyas como The Toxic Avenger, y en el proceso Gunn logra la que a la fecha quizás sea la película más balanceada y mejor lograda del DCEU.
La película alterna sus bien montadas secuencias de acción con explosiones de violencia con los hilarantes momentos de humor, que a menudo se dan en los intercambios verbales que también ayudan a dar profundidad a los personajes, logrando un sólido grupo de protagonistas tridimensionales y con sus propios arcos argumentales, pero siempre sin tomarse demasiado en serio. Es evidente que Gunn y compañía se están divirtiendo, y siempre he dicho que esa vibra es contagiosa y el espectador es el más beneficiado.
Con tantos personajes, es imposible que todo el elenco pueda brillar, y buena parte del peso narrativo de la película recae sobre Bloodsport y Harley Quinn. Robbie ya tenía dominio absoluto del papel de Harley, pero Gunn se las arregla para integrar de mejor forma sus características principales, como una chica desquiciada y violenta que lo que más anhela es ser respetada como mujer y como persona, y con una locura que puede ser ridículamente divertida o peligrosamente violenta, además de que retoma sus colores originales.
En cuanto a Elba, no es ningún secreto que el inglés es un excelente actor, y luego de ver el carisma y convicción con que ejecuta a un (anti)héroe de acción, no me sorprendería que resurjan los llamados a convertirlo en el próximo James Bond. Lo que logra con Bloodsport es digno de resaltar, desde el conflicto emocional planteado por la forma en que Waller lo obliga a integrarse a su equipo y la forma en que esto se refleja en su interacción con otros, hasta el despliegue de su propio código de honor que lleva adelante a su equipo.
El resto del elenco hace un trabajo bastante sólido sin importar qué tan pequeñas sean sus partes o si son despachados muy pronto. Dastmalchian da una resonancia emocional a un personaje ridículo y difícil de tomar en serio, e incluso el limitado Kinnaman es muy efectivo, explotando al máximo su carisma y sin intentar cosas fuera de su rango. Cena hace comedia por contrapunto, con una parca seriedad que se contrapone a lo ridículo de sus líneas o lo que sucede a su alrededor, y el resultado es excelente.
Daniela Melchior es una sorpresa y rápidamente se convierte en el corazón del improvisado equipo de antihéroes, y sus interacciones con los demás son clave para el desarrollo de sus arcos individuales. Incluso las creaciones digitales, desde Weasel hasta Sebastian, el pequeño ratoncito que acompaña a Ratcatcher a todas partes, están bien manejados, pero destaca King Shark con una divertida y emotiva interpretación de Sylvester Stallone, que roba escenas a la menor provocación y sin duda será uno de los personajes más populares de esta película.
Una de las cosas que más disfruto del trabajo de Gunn es su evidente amor por lo que hace y la forma en que abraza sus aficiones. Desde historias originales sobre sanguijuelas espaciales, o con ideas y personajes de cómics que fuera de su medio original podrían parecer ridículos, el guionista y director los hace funcionar al tratarlos con respeto, y así como hace unos años el mundo aceptó que un mapache parlante podía ser un héroe, ahora sabemos que una estrella de mar llegada del espacio puede ser una amenaza terrible.
Algo que tienen en común muchas de las películas de Gunn es el papel de los underdogs, aquellos personajes a quien nadie les da esperanzas de tener éxito, ya sea en el deporte, la vida o como héroes salvando el universo, y ellos también tienen sus momentos en The Suicide Squad. Ya sea el Polka Dot Man sobreponiéndose a sus traumas o la dulce chica que sólo quiere ser vista y que se deje de ignorar a los débiles o pequeños, el director crea microhistorias de gran peso emocional que enriquecen sus películas.
The Suicide Squad es una divertida comedia de acción y humor negro que celebra la ingenuidad de los clásicos cómics de superhéroes en un violento e irreverente empaque lleno de acción, humor y violencia exagerada, y es una de las experiencias más divertidas que pueden tener enfrente de una pantalla. Película absolutamente recomendable.
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