A veces se tiene la idea de que una película de bajo presupuesto no puede ser interesante o que debe aspirar a ser tan mala que resulte buena, pero es refrescante toparse con cintas que nos recuerden que lo primero y más importante es la historia y contarla de buena manera, y ése es el caso de Radius (Zona Mortal), película que forma parte del catálogo de Amazon Prime Video, al menos en México.
Un hombre (Klatenhoff) despierta en medio de la noche en un desolado paraje donde parece haber sufrido un accidente automovilístico. No recuerda nada, ni del accidente ni de su vida pasada, ni siquiera su nombre. Confundido, se aleja del lugar con la esperanza de encontrar a alguien para pedir ayuda, pero todo animal con el que se cruza está muerto o muere antes de que pueda acercárseles, y horrorizado descubre que lo mismo pasa con los seres humanos.
Tras revisarse los bolsillos encuentra su cartera. Así descubre que se llama Liam, y convencido de que debe haber algo tóxico en el aire, decide ir a su casa, esperando encontrar a alguien o que la familiaridad del lugar le ayude a recuperar la memoria, pero no es así. Sus intentos por hablar con alguien resultan en más animales muertos, y empieza a preguntarse si él puede ser la causa. Asustado, se refugia en su cobertizo, pero es sorprendido cuando una mujer llega a buscarlo y parece ser inmune a lo que sea que est´a matando a todo mundo.
La mujer (Sullivan) afirma haber estado con él en su camioneta cuando ocurrió el accidente, y tampoco recuerda nada. Como tampoco sabe su nombre le pide que la llame Jane, pues así es como la llamaban la policía y personal del hospital, donde le informaron a quién pertenecía el vehículo en que se accidentó, y decidió ir a buscarlo en busca de respuestas o esperando que algo pueda devolverle la memoria. No es así, pero ambos tienen flashbacks de fragmentos de lo ocurrido e intentan regresar sobre sus pasos en busca de información.
Pero en vez de respuestas, cada nueva imagen o momento que les muestra algo de su pasado sólo abre más interrogantes, pues todo indica que no se conocían antes de aquella noche, y tampoco parece haber causa aparente para que se hayan accidentado en medio de la nada. El rompecabezas empieza a tomar forma poco a poco, pero ninguno de los dos está listo para el descubrimiento que están a punto de hacer...
Esta modesta producción hace bien muchas cosas, y por eso funciona de forma tan efectiva. La condición de Liam suena como una idea ridícula e inverosímil, y bajo otras circunstancias lo sería, pero un guion inteligente y bien construido hace que eso pase a segundo plano, atrapando la atención del espectador y dirigiéndola hacia el misterio que rodea a los dos personajes, y la manera en que van revelando lo que sucede es inteligente (aun si por momentos demasiado conveniente), y ayuda a reforzar una sensación de urgencia.
Un giro argumental cerca del final pudo ser particularmente ridículo, pero la buena construcción de la historia y las sobrias actuaciones de los protagonistas hacen que funcione. Aunque ninguno de los dos papeles principales es complicado, se trata de personajes con muchos matices emocionales que deben reaccionar a cada nueva revelación, y tanto Klattenhoff como Sullivan hacen un buen trabajo a lo largo de toda la historia, rodeados de muchos personajes con papeles breves pero bien ejecutados.
Queda claro que Radius es una modesta producción y se siente como una película para televisión, pero un gran trabajo de dirección y un inteligente uso de los recursos a su alcance hace que eso pase a segundo plano. En realidad sólo hay una escena que requirió efectos especiales elaborados, y en vez de preocuparse por el diseño de producción, la pareja de realizadores le saca el máximo provecho a las locaciones a su alcance y a los bonitos paisajes en una zona rural de Canadá, lo que disfraza muchas de las limitaciones con que trabajaron.
La historia depende por completo de su elevada premisa y se mantiene en marcha gracias a las sorpresas y revelaciones, que no cesan hasta el desenlace mismo. Labrèche y Léonard ofrecen al espectador suficiente información para ir un paso delante de los protagonistas, lo que incrementa la sensación de suspenso, pero sin revelar el misterio o traicionar la última vuelta de tuerca. en ese sentido me recordó la sensación de asombro que me producía ver episodios de The Twilight Zone (Dimensión Desconocida), sobre todo en su encarnación ochentera.
Además, aunque sería fácil conformarse con una idea astuta presentada de forma brillante, los directores se toman el tiempo para explorar temas humanos, en particular los sentimientos de culpa y el peso que le damos a nuestro pasado, el modo en que la experiencia personal suele ser el motor tras nuestros actos y decisiones, y cómo éstas se pueden ver afectadas al perder conciencia de esa experiencia. En este caso, la película deja una profunda interrogante en el aire. ¿Debemos sentir culpa por actos de los que no somos conscientes?
En una entrevista los realizadores revelaron que la idea detrás de su historia se dio tras combinar la revelación de Old Boy de que existe una conexión secreta entre sus protagonistas, con una historia que recordaban de un viejo cómic de Superman. Supongo que fue casualidad, pero no deja de ser curioso que tanto Klatenhoff como Sullivan hayan participado en Smallville, la popular serie de TV que sigue las aventuras de un joven hombre de acero.
Radius es una película inteligente y entretenida que debe ser del agrado de quienquera que busque una historia original y bien contada, e incluso los elementos de ciencia ficción son mínimos, así que seguro la disfrutarán aun si no son aficionados a este género. Totalmente recomendada.
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