El 20 de junio de 1975, más de cuatrocientas salas de cine en Estados Unidos y Canadá proyectaron por primera vez Jaws (Tiburón), película dirigida por Steven Spielberg que revolucionó las prácticas de estrenos en Hollywood y se convirtió en el primer blockbuster de verano de la historia.
Tiburón fue la primera producción de Hollywood filmada en el mar, y las muchas complicaciones durante el rodaje provocaron retrasos, por lo que una cinta que debió filmarse en sesenta y cinco días, al final se llevó ciento treinta y nueve, lo que a su vez provocó que se elevaran los costos de la producción.
El presupuesto original de la película era de 3.5 millones de dólares, pero terminó costando casi 9. Ajustado a la inflación, eso sería el equivalente a unos 40 millones de dólares hoy día, que para la época era muchísimo dinero, pero no está nada mal para una película que recaudó más de 470 millones y en su momento se convirtió en la más taquillera de la historia, título que conservó hasta el estreno de Star Wars, un par de años después.
Además del mal clima que hubo en la locación, muchos de los retrasos que sufrió la producción se debieron a que las tres versiones mecánicas que se construyeron del tiburón fallaban todo el tiempo. Y no es porque estuvieran mal construidas, sino que al diseñarlas nadie consideró las condiciones en que las iban a emplear. Semanas antes de empezar a filmar, los tres modelos fueron probados de forma extensiva, pero en un set en Universal Studios y no con agua salada.
Luego de que el modelo principal se hundió el primer día de filmación, Spielberg decidió hacer algunos ajustes al guion y optó por emular a Hitchcock (nunca una mala elección, claro), y dejar que la audiencia se asustara ante una presencia invisible, algo que acecha apenas más allá de donde podemos percibirlo, pero que sabemos que está ahí. Por eso no vemos con claridad al tiburón hasta pasada una hora y veinte minutos de la película.
Hablando de las fallas de los modelos mecánicos, un detalle curioso es que el primer incidente ocurrió varias semanas antes de que siquiera empezaran a rodar la película. Resulta que durante la preproducción, Spielberg y John Millius (quien reescribió algunos diálogos pero no tiene crédito en la película) recibieron la visita de su amigo George Lucas y, sabiendo de su interés por la tecnología aplicada al cine, lo llevaron a ver el modelo.
Lucas se mostró impresionado, y pronto los tres amigos empezaron a bromear sobre las posibilidades de filmar con algo así. Lucas metió la cabeza en las fauces del tiburón porque quería saber cómo se sentía, y sus amigos cerraron la mandíbula. Tras reírse un poco se dieron cuenta de que los controles no respondían y no la podían abrir. Para liberarlo usaron palancas y luego salieron corriendo por temor a que los culparan de dañar el equipo.
En el set de filmación el tiburón recibió el apodo de Bruce porque así se llamaba el abogado de Spielberg, y algunos miembros del equipo empezaron a usar su nombre para referirse al tiburón en tono de broma. A Spielberg le divirtió la idea y el nombre se quedó. Años después fue adoptado por los fans y se ha usado también en mercancía oficial. Uno de los tiburones en Finding Nemo (Buscando a Nemo) se llama así como un homenaje a esta película.
Aunque ahora es uno de los nombres más conocidos en el mundo del cine, en aquel entonces Spielberg sólo había dirigido una película, Sugarland Express, que ni siquiera se había estrenado, pero gracias a una combinación de circunstancias consiguió el trabajo. Dick Richards, el director contratado originalmente para el proyecto, fue despedido luego de que en una junta con ejecutivos y productores se refirió en dos ocasiones a la bestia como una ballena.
Los productores de la cinta, David Brown y Richard D. Zanuck, necesitaban hallar un reemplazo lo más pronto posible, lo que reducía sus opciones. Ambos conocían a Spielberg porque produjeron Sugarland Express, además de que los dos eran también fans de Duel, la película de suspenso que el director hizo para la televisión. Ellos creían que si Spielberg era capaz de aportar a Jaws un tono similar, podía ser ideal para el proyecto.
Respecto a momentos memorables, la frase más famosa de la película, “You’re going to need a bigger boat” (Vas a necesitar un bote más grande) no estaba en el guion. La línea fue improvisada por Roy Scheider, actor que originalmente no estaba contemplado para la producción pero consiguió el papel del sheriff Brody luego de que abordó a Spielberg en una fiesta para pedirle la oportunidad de audicionar para trabajar en la cinta.
En la fiesta Scheider había escuchado parte de una conversación entre Spielberg y un guionista en que hablaban sobre la escena en que el tiburón sube al bote, y se sintió intrigado por la idea. Por eso se armó de valor para acercarse al director, y sin muchos rodeos se presentó y le preguntó si podía actuar en su película. Spielberg dijo que lo iba a considerar, y un par de semanas después lo llamó para ofrecerle el rol protagónico.
Durante mucho tiempo el Orca, el bote en que Quint, Hooper y el jefe Brody salen a cazar al tiburón, se conservó en un almacén de los estudios Universal de Hollywood. Se sabe que Spielberg solía ir a verlo cada cierto tiempo sólo para recordar la forma en que había despegado su carrera. Pero en 1996, cuando quiso visitarlo una vez más, no lo encontró. Intrigado, habló con gente del estudio y con los encargados del almacén.
Todo apunta a que el bote desapareció un año antes debido a que un empleado del departamento de props del estudio consideró que ese montón de madera podrida y termitas representaba un riesgo para otros de los props guardados en ese almacén, así que decidió destruirlo sin preguntarle a nadie. Hoy día lo único que aún se conserva de aquel viejo bote de pesca son el timón, el ancla, y una de sus hélices.
Respecto a la música, pocas bandas sonoras son tan identificadas por el público como la de Tiburón. Por ello resulta curioso saber que la primera reacción de Spielberg al escuchar la propuesta de John Williams para el tema principal haya sido reírse. Creía que el compositor estaba bromeando, porque le parecía algo demasiado simple y sin gracia. Años después admitió que sin ese soundtrack la película tal vez no habría resultado tan exitosa.
Al año siguiente el propio Williams también tuvo una experiencia curiosa como resultado de su trabajo en Jaws. Durante la ceremonia de entrega del Oscar, el ahora legendario músico y compositor era el director de la orquesta, así que cuando escuchó su nombre cono ganador por mejor banda sonora original tuvo que correr al escenario para recoger su premio, y luego regresar a toda prisa al foso para seguir con su trabajo.
En cuanto a por qué se convirtió en el primer gran estreno de verano, sucedió por accidente. El plan original era que la película se estrenaría en la temporada navideña de 1974, pero los retrasos en la filmación obligaron a un cambio de fecha. En aquel entonces se consideraba al verano como la peor época para estrenar una película, porque se creía que la gente prefería ir a la playa que al cine, pero parece que una cosa no está peleada con la otra.
El éxito de la película la convirtió en el primer blockbuster de verano, y aunque los estudios no estaban del todo convencidos de que no fuera la excepción a la regla, cuando un par de años después se repitió el fenómeno con Star Wars, estrenada a fines de mayo, las cosas cambiaron y el periodo comprendido entre mayo y agosto se convirtió en la temporada preferida por los grandes estudios para estrenar sus proyectos más ambiciosos.
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