Los personajes de Archie Comics se mantuvieron casi sin cambios por casi setenta años, pero valientes decisiones editoriales en la última década resultaron en una renovada popularidad que por fortuna se dio de la mano de buenas historias. Tras experimentar con gran éxito en el género de horror, la editorial optó por renovar a los personajes, dejando atrás su atemporal entorno para volverlos adolescentes contemporáneos, y Sabrina, la bruja adolescente, no fue la excepción.
Por fin, el año pasado, apareció Sabrina the Teenage Witch una miniserie (bueno, más o menos) escrita por la talentosa Kelly Thompson (Uncanny X-Men, Hawkeye, West Coast Avengers) y con arte del popular equipo formado por Veronica y Andy Fish (Spider-Woman, Archie) que atendió la deuda pendiente con Sabrina Spellman.
Por si no la conocen, Sabrina es una bruja adolescente que intenta balancear su doble vida, pues debe lidiar con el legado mágico de su familia mientras cumple sus obligaciones escolares. Acaba de mudarse a Greendale, pueblo vecino a Riverdale, junto con sus tías, las brujas Hilda y Zelma Spellman. Los primeros días en la nueva escuela resultan un tanto agitados, pues pronto Sabrina se encuentra no con uno, sino con dos intereses románticos, una rivalidad con la bully local, una posible mejor amiga y... un puñado de amenazas sobrenaturales.
Quizás algunos de los lectores estén familiarizados con el personaje por la serie de televisión de los años noventa, en que era interpretada por Melissa Joan Hart. Si ése es el caso, les tengo buenas noticias, porque mucha de la sensibilidad de esta nueva serie recuerda un poco el tono de la popular comedia juvenil. Pero además lo hace de una forma que se siente fresca y contemporánea, y sin dejar de lado algunos de los aspectos más oscuros que han ayudado a que Chilling Adventures resulte tan popular.
Pero quizás lo más importante que Thompson logra establecer desde las primeras páginas es que, más allá de los increíbles poderes que posee, Sabrina Spellman es una adolescente como cualquier otra, que en un momento puede ser la chica más cool y al siguiente llenarse de inseguridad, que puede patear traseros, pero también sentirse confundida y sin idea de qué hacer.
Y una buena caracterización va más allá de la protagonista. Thompson le da personalidades bien definidas a los personajes secundarios que rodean a la joven bruja, desde la inadecuada chica que es víctima de bullying y casi de inmediato se convierte en su amiga, hasta el par de intereses románticos, la bravucona chica que intenta hostigarla desde que pone un pie en el campus escolar, o los profesores en la escuela. Y ni hablar de sus tías y la peculiar forma en que manifiestan su instinto maternal y afecto por Sabrina.
En cuanto al arte, se me ocurren pocas opciones tan apropiadas para este título como Veronica y Andy Fish. El trazo es muy limpio y expresivo, el manejo de expresiones faciales es espectacular, y todo el trabajo de diseño, desde los personajes y el vestuario de cada uno de ellos, hasta los escenarios, ya sea las calles del pueblo, el interior de la escuela, el bosque, o la habitación secreta donde Hilda y Zelma guardan todos sus artefactos mágicos, la atención al detalle parece algo improbable en un trabajo tan claro y agradable a la vista.
La paleta de color es brillante y vibrante, lo que termina de redondear el tono del título al representar justo lo que la historia proyecta tanto en trama como en dibujo.
En resumen, Sabrina the Teenage Witch es una divertida serie que combina drama adolescente con amenazas sobrenaturales y una buena dosis de humor, en un paquete visualmente atractivo y que puede resultar del agrado de lectores de cualquier género y edad, sin importar si están familiarizados o no con alguna de las versiones previas del personaje. Lectura ampliamente recomendada.
Texto originalmente publicado en Comikaze
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