Hoy que se celebra el 80 aniversario de The Spirit (de lo que escribí acá hace un rato), es buen día para compartir la historia de la película animada que no fue, la cual al menos hubiese servido para tener una versión del personaje en pantalla que inspirase algo más que lástima, como las "adaptaciones" que tenemos hasta ahora.
Uno esperaría que tras 80 años de existencia y con periodos de popularidad notable, The Spirit habría hallado la forma de saltar a la pantalla, y en efecto, ya sucedió, pero con resultados que nos hacen desear que no hubiera sido así. Primero, en 1987 hubo una película para televisión protagonizada por Sam J. Jones (Flash Gordon), y la idea era que si le iba bien, serviría como piloto de una serie de TV. Si ya la vieron, les será fácil entender por qué esto no sucedió.
Dos décadas después, en 2008, Frank Miller, reconocido escritor y dibujante de cómics que fuese amigo de Eisner en las últimas décadas de su vida (algo difícil de adivinar tras ver lo que le hizo a su personaje) llevó al justiciero enmascarado al cine en una película llamada Frank Miller's The Spirit, para la que usó una estética similar a la que él mismo y Robert Rodriguez crearon para Sin City. El resultado dista mucho de lo uno esperaría de la querida creación de Eisner.
En 2008, justo a raíz del estreno de la cinta de Miller, Steven Paul Leiva, productor y escritor de cine, escribió un ensayo para Hero Complex, suplemento del LA Times especializado en cultura pop, en el que contó la historia del fallido intento por llevar al héroe de Eisner a la pantalla en una versión animada, que habría de ser diseñada y dirigida por Brad Bird, el cerebro detrás de películas como The Iron Giant, The Incredibles, o Mission Impossible: Ghost Protocol.
Leiva era un publicista especializado en trabajar con animadores, pero en 1980 decidió convertirse en productor con la intención de revitalizar la industria estadounidense de la animación. Empezó a revisar propuestas, pero nada llamaba su atención, al menos hasta que un conocido le pidió echar un vistazo a unas pruebas que habían hecho unos amigos suyos, recién egresados del programa de animación de Cal Arts.
El video que le mostraron era un simulacro de trailer (pueden verlo al final de este texto), realizado a lápiz, que proponía una adaptación animada de The Spirit, personaje que Leiva conocía vagamente, pero quedó bastante impresionado, por lo que pidió conocer a los responsables de su creación. El video fue dirigido por Brad Bird y animado por él mismo con varios de sus excompañeros de Cal Arts. Tras reunirse con ellos, Leiva prometió ponerlos en contacto con el productor Gary Kurtz (American Grafitti, Star Wars), con la idea de venderle el proyecto.
Bird tenía una idea muy clara de lo que quería, y sólo estaba dispuesto a trabajar con uno de cuatro posibles productores: Steven Spielberg, Francis Ford Coppola, George Lucas, o Kurtz. Éste último era fan de The Spirit, por lo que después de esa primera reunión el proyecto parecía ir por buen camino.
Mientras Leiva y Kurtz buscaban asegurar los derechos del personaje, Bird y Jerry Rees, uno de sus principales colaboradores, quien en aquel entonces era parte del innovador grupo encargado de la animación computarizada que veríamos en Tron, empezaron a reclutar gente entre sus excompañeros de Cal Arts para la eventual apertura de su estudio de animación.
El nuevo estudio llevaría por nombre Visions Animation+FilmWorks, y su staff estaría formado por animadores robados de las filas de Disney, amigos de Bird y Rees, muchos de los cuales habían colaborado en la animación del demo original. En aquel entonces Disney atravesaba por una crisis creativa y había rumores de que el afamado estudio estaba al borde de cerrar su departamento de animación, algo que hoy día parece impensable.
Gary Kurtz, Brad Bird y Will Eisner en casa de éste último. |
Eisner deseaba ver a su creación en el cine, pero le extrañó un poco que la propuesta fuese para una cinta animada y no una versión live action. Pero luego de ver el demo que hicieron Bird y compañía, accedió a colaborar con el proyecto y licenciar los derechos para que la película se realizara. Bird se dedicó a trabajar en el guion, y en cuanto Rees completó sus responsabilidades en Tron puso manos a la obra con el arte conceptual y storyboards.
El proyecto avanzó en su preproducción por un par de años. El guion de Bird recibió elogios de los ejecutivos de todos los grandes estudios a quienes se ofreció el proyecto, pero la percepción de que el futuro de la animación era incierto hizo que el proyecto fuese considerado un riesgo, y nadie quiso financiarla. Al menos un estudio ofreció comprar el guion y producir la película, pero querían que fuese live action, y ninguno de los involucrados estuvo de acuerdo. Pasó el tiempo y los derechos expiraron, con lo que el proyecto quedó muerto.
Si la película se hubiera realizado, pudo cambiar radicalmente la historia del cine de animación en las últimas tres décadas. Si Bird hubiera reclutado animadores de Disney, es posible que Don Bluth hubiese quedado en control del departamento de animación de esa compañía en vez de irse y crear su propio estudio. Quizás Pixar no habría existido, o pudo haber aparecido antes, incluso como parte de Visions Animation. Bird se habría convertido en director de tiempo completo mucho antes de lo que lo hizo, y nunca hubiese sido asesor en Los Simpson, y Rees hubiese sido una presencia mucho más activa en Hollywood.
Pero eso nunca lo sabremos. El entorno no permitió que las cosas se dieran y jamás pudimos apreciar en la pantalla la visión de Bird del personaje de Eisner, que además pudo alterar la percepción pública del mismo y evitar que existieran las dos versiones que conocimos en pantalla. Ahora lo único que nos queda es el video de Bird, compartido hace unos años por Leiva, y la posibilidad de especular sobre lo que pudo haber sido.
¿Les hubiera gustado ver una versión animada de The Spirit? ¿Cuál es su película favorita de Brad Bird?
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