martes, 13 de julio de 2021

The Vast of the Night (2019)

Algo que me gusta del cine de bajo presupuesto, sobre todo cuando se trata de películas de ciencia ficción, horror o fantasía, es que sus realizadores tienden a hacer gran despliegue de inventiva y creatividad, y aunque hay muchas b-movies totalmente olvidables, de vez en cuando uno se topa con joyitas bastante disfrutables, y ése es el caso de The Vast of the Night, el debut como director de Andrew Patterson.

Patterson coescribió con Craig W. Sanger el guion de este entretenido misterio de ciencia ficción, aunque registró la historia bajo el seudónimo de James Montague, mismo crédito que usa como productor de la película. El proyecto costó 700,000 dólares, financiado casi en su totalidad por el propio Patterson, que tiene un negocio de producción de video en Oklahoma, donde realiza comerciales y videos profesionales para clientes que incluyen al equipo local de la NBA, el Oklahoma City Thunder. La película es protagonizada por Sierra McCormick y Jake Horowitz, y tras exhibirse en festivales en 2019, fue adquirida por Amazon y liberada en Prime Video en mayo de 2020.

La historia está ambientada a fines de los 1950 en el pueblo de Cayuga, Nuevo México, y tiene lugar en una sola noche. El equipo de baloncesto de la preparatoria local juega esa noche, así que casi todo el pueblo está en as gradas del gimnasio escolar. Entre los ausentes del partido se cuentan Fay Crocker (McCormick), una chica de dieciséis años que a veces cubre el turno nocturno en la central telefónica del pueblo, y Everett Sloane (Horowitz), locutor nocturno en la WOTW, la estación de radio local.

Ambos estaban en el gimnasio más temprano, pero salen de ahí antes de que inicie el partido para ir a sus respectivos trabajos. Más tarde Fay se percata de que una extraña interferencia interrumpe un momento la transmisión radiofónica, y minutos después empieza a notar que las llamadas se están cortando. Luego de que una mujer llama para pedir ayuda y como fondo se escucha el mismo ruido, Fay llama a Everett y le cuenta de la interrupción de su programa y las llamadas extrañas.  

Everett solicita la ayuda de sus escuchas para identificar el sonido, y conforme acumula testimonios y se siguen sucediendo fenómenos extraños, ambos jóvenes empiezan a considerar la posibilidad de que el extraño sonido y los efectos que parece tener en las comunicaciones y el servicio eléctrico en el pueblo podría tener su origen fuera de este mundo. Ahora ambos buscan hallar las respuestas a todas sus interrogantes, mientras el resto del pueblo ignora lo que sucede a su alrededor.

La trama es muy sencilla, pero en ello radica parte de su encanto. The Vast of the Night es un excelente recordatorio de que a veces, mas importante que la historia misma, es la forma en que ésta se cuenta. Patterso hace un gran trabajo en sentar el tono desde los primeros minutos, al enmarcar su relato como si e tratase de un episodio de una serie de TV llamada The Paradox Theatre, que es una clara alusión a The Twilight Zone (Dimensión desconocida).

Historias sobre platillos voladores sobre un pequeño pueblo en los años cincuenta hay muchas, y Patterson emplea elementos familiares en su historia, pero en vez de caer en los clichés de siempre, crea una estructura narrativa que la hace parecer fresca y original, sin perder la sensación de familiaridad que provocará en aficionados al género con referencias que van desde The Twilight ZoneInvasion of the Body Snatchers hasta Close Encounters of the Third Kind o The X-Files.

El resultado es una película íntima y humana que se siente como un viaje al pasado pero no depende de una sensación de nostalgia para atrapar al espectador. De hecho, su historia manipula a la audiencia de tal forma que cuando alguien dice "Hay algo en el cielo", es palpable la sensación de asombro, terror y emoción que sus personajes deben estar sintiendo, y llevan al espectadora preguntarse junto con ellos qué es lo que se oculta en la inmensidad de la noche.

A nivel visual, Patterson hace algunas elecciones poco usuales. Por ejemplo, casi no hay close-ups, y durante la primeras mitad de la película no hay uno solo. Hay muchas tomas abiertas, y la larga conversación del inicio entre Fay y Everett tiene a la cámara siguiéndolos a unos pasos mientras caminan desde el gimnasio hasta la central telefónica. Conocemos a los personajes a través de esas conversaciones, y cuando por fin hay acercamientos estos tienen una intención particular, para enfatizar una reacción o lo que el personaje siente o piensa.

Esto convierte al espectador en un fisgón, alguien que no forma parte de la escena, sólo su testigo silencioso. Los personajes nunca se dirigen a la audiencia, así que cualquier empatía que uno llegue a sentir por ellos se da de forma orgánica, una reacción a lo que aprendemos de ellos mientras los espiamos en esta noche particular. Eso, combinado con la idea de que es un episodio de televisión, crea un peculiar efecto de distanciamiento que, a pesar de lo íntima y humana que resulta la película, crea un peculiar distanciamiento entre espectador y personajes.

Hay un largo plano secuencia de Fay tomando llamadas, y con sólo expresiones faciales percibimos la creciente preocupación de Fay ante lo que escucha. También hay una toma que recorre el pueblo, y además de ser una transición entre escenas, deja claro el tamaño del pequeño pueblo. Según leí, se hizo con cuatro tomas unidas digitalmente, y el efecto en pantalla es espectacular. Me gustó que la historia no es irónica ni se burla del género. Fay y Everett son nerds tecnológicos, y comentan artículos reales de la revista Mechanix Illustrated de los 1950.

Se menciona al Sputnik, y hay tributos a la ciencia ficción clásica. La estación de radio debía tener una K en el identificador, pero WOTW es una alusión a War of the Worlds, la mítica adaptación radiofónica de Orson Welles a la novela de HG Wells. No hay un Cayuga en Nuevo México, pero el pueblo toma su nombre de Cayuga Productions, compañía de Rod Serling responsable de The Twilight Zone. Hay también una mención a Santa Mira, el ficticio pueblo de California donde sucede Invasion of the Body Snatchers (1956).

Pero no todas las referencias vienen de la ficción de género. El título de la película por ejemplo, parece tomado de un verso de La Tempestad, de William Shakespeare: "For this, be sure, tonight thou shalt have cramps, Side-stitches that shall pen thy breath up. Urchins Shall, forth at vast of night that they may work, All exercise on thee.", es decir "por esto te aseguro, tendrás calambres esta noche y dolores en el costado que apretarán tu respiración. Los erizos se cebarán en ti durante la inmensidad de la noche".

In the Vast of Night es una película íntima y humana que aborda el tema de la soledad y el temor a lo desconocido. Se trata de un impresionante debut para un director que ya trabaja en su segunda película, aún sin título, y a quien habrá que seguir de cerca. Totalmente recomendada.

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