El talentoso guionista y director Christopher McQuarrie inició su relación con esta franquicia en 2011, cuando se le contrató para reescribir en el set (sin crédito) algunas partes de Ghost Protocol, la cinta de Brad Bird que representó la cuarta entrega de la saga. Su trabajo se enfocó a mejorar el desarrollo de personajes, alterando el arco de Julia (la esposa de Ethan Hunt, el personaje interpretado por Cruise), con lo que mejoró la interacción entre los miembros del equipo. Imagino que eso convenció a Cruise de que era la persona ideal para tomar el mando de la franquicia y, a juzgar por el resultado tanto en Rogue Nation como en Fallout, fue la decisión correcta.
La película cuenta con las actuaciones de Tom Cruise, Ving Rhames, Simon Pegg, Rebecca Ferguson, Sean Harris, Michelle Monaghan, Alec Baldwin, Henry Cavill, Vanessa Kirby y Angela Bassett, y con ella McQuarrie se convirtió en el primer director en trabajar en más de una película de la serie. Ethan Hunt (Cruise) dirige un equipo que incluye a Luther Stickell (Rhames) y Benji Dunn (Pegg), quienes son sorprendidos en una emboscada y pierden un cargamento de plutonio que distintas facciones terroristas intentan asegurar. Ahora su misión consiste en recuperar el material radioactivo antes de que caiga en las manos equivocadas.
El secretario Hunley (Baldwin), director de la fuerza de misiones imposibles, debe lidiar con la interferencia de Erika Sloane (Bassett), la nueva directora de la CIA, quien insiste en que Hunt debe ser acompañado por el agente Walker (Cavill) para asegurarse de que su misión se apegue a los protocolos y de que no haya más errores. La inteligencia recabada apunta a que el Sindicato, organismo fundado por Solomon Lane (Harris), aprendido en la entrega anterior, se reorganizó bajo el nombre de Los Apóstoles y ahora colabora con un extremista que se hace llamar John Lark. Hunt se hace pasar por Lark para reunirse con Alanna Mitsopolis (Kirby), el intermediario a cargo de mover el plutonio, y descubre que el precio para obtenerlo es la liberación de Lane.
Ahora Hunt y su equipo deben organizar la fuga de éste mientras es trasladado por las calles de París, y entregarlo a los terroristas. Las cosas se complican cuando descubren que hay más facciones en juego, incluyendo a Ilsa Faust (Ferguson), quien parece tener órdenes de matar a Lane. Las intrigas, giros argumentales y traiciones se suceden a un ritmo relampagueante a lo largo de las casi dos horas y media que dura la película, mientras Hunt y su equipo hacen hasta lo imposible por mantenerse un paso adelante del enemigo a pesar de la interferencia de la CIA, y convencidos de que no pueden confiar en nadie fuera de su unidad.
McQuarrie parece haber perfeccionado la fórmula para una película de Misión Imposible, conjuntando intriga y suspenso con buen desarrollo de personajes, pero sin olvidarse de incluir los ingredientes más característicos de la franquicia: amenazas globales que justifican visitas tanto a las principales ciudades del orbe como a locaciones exóticas, artilugios de alta tecnología y gadgets que se antojan imposibles, disfraces increíbles, impresionantes persecuciones a bordo de autos, motocicletas y helicópteros, además de la obligatoria secuencia con Tom Cruise corriendo a toda velocidad.
A mi juicio, el aporte más importante que McQuarrie ha hecho a la franquicia es el que tiene que ver con la caracterización de sus personajes. Desde el trabajo para integrar al Agente Brandt al equipo como consecuencia de la presunta muerte de Julia hasta darle mayor peso a los aspectos más humanos de Hunt, el guionista y director ha creado arcos de personaje que trascienden una sola película y se sienten como algo en constante evolución. Eso permite que los personajes puedan aparecer y desaparecer sin que se sienta forzado ni haya necesidad de inventar explicaciones rebuscadas para justificar alguna ausencia o reaparición.
En ese sentido, vale la pena destacar el excelente elenco que han logrado conjuntar, incluso en papeles con poco tiempo en pantalla pero no por ello menos importantes, como es el caso, por ejemplo, de Angela Bassett como la Directora Sloane, o preparando las cosas para tener personajes recurrentes, como parece ser el caso con el de Vanessa Kirby. Aplaudo también el regreso de Rebecca Ferguson, cuya interpretación de Ilsa fue uno de los puntos altos de la entrega anterior, además de que es uno de los personajes más interesantes que ha tenido la saga en sus casi veinticinco años de existencia.
La película no sólo fue un satisfactorio entretenimiento de verano, sino que gozó de una gran recepción por parte de la crítica y se convirtió además en la película más taquillera de la historia de la franquicia, recaudando casi ochocientos millones de dólares alrededor del mundo. Siendo ése el caso, no fue ninguna sorpresa el anuncio de que McQuarrie se mantendrá al frente de la saga al menos por dos películas más, las cuales se esperaba filmara una detrás de otra para estrenarlas en 2021 y 2022, aunque la pandemia evitó que la producción se llevara a cabo de acuerdo a lo planeado y habrá que estar pendientes de cuándo llegarán a cines las entregas siete y ocho de esta serie.
En resumen, Mission: Impossible – Fallout es una inteligente y entretenida película de acción que confirma a esta franquicia como una de las más sólidas en Hollywood. Me queda la impresión de que es la mejor película de toda la serie, y una de las mejores y más divertidas cointas de acción de los últimos años. Totalmente recomendable.
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