miércoles, 31 de marzo de 2021

In the Shadow of the Moon (Ocultos por la Luna, Netflix, 2019)

In the Shadow of the Moon (Ocultos por la Luna) es un thriller de ciencia ficción producido por Netflix y liberado a través de esa plataforma en septiembre de 2019. La cinta fue dirigida por Jim Mickle (director de We Are What We Are y Cold in July) sobre un guion de Gregory Weidman y Geoff Tock, y cuenta con las actuaciones de Boyd Holbrook, Cleopatra Coleman, Michael C. Hall y Bokeem Woodbine.

La cinta abre con una escena en 2024 que muestra las consecuencias de un ataque terrorista en una versión distópica de los Estados Unidos, pero las acciones se trasladan casi de inmediato a 1988. Tres muertes en distintas partes de la ciudad que se dan bajo misteriosas circunstancias atraen la atención del oficial de policía Thomas Lockhart (Holbrook), quien a pesar de las protestas de Maddox (Woodbine), su compañero, y para molestia del Detective Holt (Hall), su cuñado, decide investigar la posibilidad de que sean obra de un asesino serial.

Lo único que las víctimas tienen en común son unas extrañas lesiones en el cuello, y cuando el forense confirma que fueron inyectados con alguna sustancia que causó una hemorragia masiva y destruyó sus cerebros, sus sospechas se confirman. Tras localizar con vida a otra víctima, Lockhart y Maddox obtienen una descripción de la presunta asesina, una joven negra de nombre Rya (Coleman) y la persiguen hasta una estación del metro, donde tienen una confrontación. Esa noche la esposa de Lockhart da a luz pero muere en el parto, dejándolo solo y con una hija.

Nueve años después, en la misma fecha, aparece otra víctima con las mismas marcas. La policía sospecha de un imitador, pero un video de seguridad convence al ahora Detective Lockhart de que es la misma asesina. Su obsesión con atraparla lo hace descuidar a su hija y arriesgar su empleo. En 2006 su hija está al cuidado de Holt y su esposa, y Lockhart es investigador privado. Seguro de enfrentar a una asesina del futuro, prepara una trampa pero fracasa, lo que prepara una confrontación en 2015 que lo llevará a descubrir la verdad.

La cinta abre con fuerza, cargada de un tono noir que atrapa al espectador mientras sigue a los policías que hallan los cuerpos y descubren la conexión entre ellos. El paso de siniestra investigación criminal a thriller policíaco, con una espectacular persecución por las calles de Filadelfia y un par de secuencias de pelea en la estación del metro se da de forma natural y promete un entretenido viaje, pero en cuanto empiezan a cobrar relevancia los elementos de misterio y ciencia ficción, la historia pierde fuerza de forma muy notoria.

Y no se trata de que los distintos tonos de la historia no encajen, pues eso funciona. La película tiene un planteamiento muy inteligente, pues al abrir con una tragedia en el futuro marca una fecha límite a la investigación de Lockhart y saca provecho de una de las características más atractivas de las historias de viajes en el tiempo: la irresistible fantasía de poder volver atrás y enmendar errores pasados, haciendo del mundo un mejor lugar para alguien en el futuro, aunque esa estructura requiere mayor paciencia del espectador para armar el rompecabezas.

Lo que no funciona es el factor humano de la historia. El tema de la carrera contra el reloj es doble, pues además de la inminente tragedia que acecha en 2024, el tiempo pasa factura a Lockhart y pone en duda su capacidad para resolver el problema que enfrenta. No estoy seguro de que Holbrook haya sido la elección adecuada para el protagónico, pues aunque me parece un actor bastante capaz, le falta el carisma para sacar adelante un papel en que su caída en desgracia es tan importante como la trama misma.

El espectador recibe información que los protagonistas no tienen, lo que revela los viajes en el tiempo antes de que ellos lo sospechen. Al avanzar la trama, el único que parece entender lo que pasa es Lockhart, y al obsesionarse con la asesina que se mueve en el tiempo en dirección opuesta a los demás, lo tratan como un demente que necesita ayuda siquiátrica, lo que debía llevar un dramático peso emocional que ni Holbrook ni el guion proyectan, desperdiciando la oportunidad de explorar la idea del tiempo como enemigo natural del hombre.

Director y guionistas pecan de un exceso de sutileza al atacar algunos de sus temas. Para empezar, queda claro que el motor detrás de todo el conflicto es el racismo y la intolerancia, y aunque se agradece que la historia no alcance tintes de sermón, me parece que fue un error no mostrar la conexión existente entre las víctimas, pues eventualmente nos cuentan cuál es, pero nunca se toman la molestia de construirlo dentro la trama de forma que se hiciera obvio con el avance de la historia.

Del mismo modo, la subtrama del científico y su papel en la conspiración se siente como algo ajeno, agregado de último momento y sin un peso específico. Sí, ofrece una explicación sobre el cómo y por qué de los asesinatos, pero a nivel emocional o de desarrollo de personajes no aporta nada, y si Rya hubiera explicado en un par de minutos la teoría tras lo que hace, no habría existido mayor diferencia en el resultado final, por lo que se siente como un excedente, algo que distrae de una forma tan marcada que es fácil ignorar lo que aporta a la trama. 

Otro tema que me molestó un poco es la forma de desperdiciar a Rya. Conforme va tomando forma el rompecabezas se vuelve obvio que se trata de un personaje trágico cuyos secretos son esenciales para la trama pero son sólo parte de algo más grande. Creo que era un personaje que merecía al menos una exploración tan extensa como la que recibe Lockhart, y que la fuerte presencia escénica de Coleman habría aportado a la historia en el tema humano, que ya mencioné es la parte que más queda a deber.

En su caso, hubiera sido una interesante variación a un clásico conflicto moral, pues su arco se puede resumir como otro "¿si pudieras viajar en el tiempo, matarías a Hitler cuando era un niño?". Se ha hecho muchas veces, pero la película se habría beneficiado de explorar el dilema ético de matar a unos cuantos y salvar a millones, pues habría sido otro modo de atacar el problema de la falta de humanidad que aqueja al resultado final, que es una cinta que no pasa de ser una curiosidad pulp pese a la evidencia de que tenía aspiraciones más elevadas.

Al final del día, In the Shadow of the Moon es una película mayormente entretenida con algunas ideas interesantes alrededor de una trama que prometía más, realizada de buena manera por un director bastante capaz y con actuaciones sólidas en general, pero que se queda corta en más de un aspecto. Recomendada sólo para incondicionales del género o si tienen dos horas que matar y no creen llegar a extrañarlas.

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