Hace un par de meses se anunció Welcome to the Blumhouse, iniciativa resultado de un acuerdo entre Amazon Prime Video y la productora Blumhouse (Insidious, The Purge, Get Out, Happy Death Day, Halloween o The Invisible Man) para realizar una antología de ocho películas exclusivas de la plataforma. Las dos primeras se estrenaron la semana pasada, y Black Box es una de ellas.
Nolan Wright (Athie) es un fotógrafo que sufrió un accidente de auto en que perdió la memoria y falleció su esposa, por lo que ahora se esfuerza por reconectar con su hija Ava (Christine), quien trata de ayudarlo con ejercicios de memoria y pegando por toda la casa post-its con recordatorios sobre las tareas domésticas más básicas. Nolan no consigue trabajo, lo que lo estresa un poco, pero lo que en verdad le angustia es no recordar a su esposa o la relación que tenían.
Tras consultar con su mejor amigo, el médico Gary Yeboah (Morohunfola), visita a la Dra. Lilian Brooks (Rashad), una brillante neuróloga que ayuda a pacientes con problemas de memoria. Su tratamiento experimental consiste en usar hipnosis y un visor de realidad virtual que usa a manera de "caja negra" para buscar recuerdos en el subconsciente y ayudar a sus pacientes a reconectar con ellos. La doctora parece muy interesada en el caso de Nolan, lo que genera cierta desconfianza en Gary, pero aún así decide apoyar a su desesperado amigo.
Luego de un par de sesiones, Nolan parece mejorar, pero pronto empieza a ver imágenes perturbadoras en las simulaciones, incluyendo un hombre desarticulado que parece perseguirlo sin importar el escenario que está reviviendo. Las visitas a puntos importantes de su vida, como su boda o el nacimiento de su hija, lo llenan de esperanzas, al menos hasta que descubre que los detalles no coinciden. ¿Será que los recuerdos que experimenta pertenecen a alguien más?
La película me sorprendió desde el primer momento por el cuidado con que está construida la emotiva y desgarradora relación entre Nolan y Ava, que explora una crisis profundamente humana y lo hace sin caer en la trampa de exagerar el aspecto dramático de la misma. El guion de Osei-Kuffour Jr. y Stephen Herman dedica la primera media hora a ayudarnos a conocer a Nolan mientras éste se esfuerza por conocerse a sí mismo antes de que haya algún indicativo de que se trata de una película "de género".
Por ello es importante la destacada labor interpretativa de Athie y Rashad, además de la encantadora Christine, que rápidamente provoca que el espectador se preocupe por el bienestar de la niña. Los elementos de ciencia ficción se manejan de forma sutil y contenida, y sólo adquieren relevancia hasta el tercer acto de la película, cuando son empleados para explorar matices de memoria y personalidad que ayudan a dar una mayor fuerza emocional al desenlace.
Al final, Black Box se siente como una producción independiente de ciencia ficción que establece y juega con sus propias reglas, pero lo hace de forma tal que uno las acepta para acompañar la historia paso a paso hasta alcanzar su climax, recorriendo insospechados momentos llenos de humanidad y dolor que uno no espera al empezar a ver la película, lo que da aún más mérito al trabajo de Osei-Kuffour Jr. y hace difícil de creer que se trata de su debut como director.
En resumen, Black Box es una modesta cinta de ciencia ficción con tintes de horror que a base de ingenio y valientes decisiones presenta una historia profundamente humana, aderezada con momentos conmovedores y uno que otro sobresalto. Sin duda una película bastante recomendada.
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