Hace unos días compartí mi reseña de The Babysitter, comedia de horror de 2017 dirigida por McG y protagonizada por Judah Lewis, Samara Weaving, Robbie Amell y Bella Thorne, y ahora toca el turno a The Babysitter: Killer Queen, la secuela estrenada en Netflix el mes pasado. La dirección de la película corrió una vez más a cargo de McG, en esta ocasión con un guion coescrito por él con Dan Lagana, Brad Morris y Jimmy Warden. Además de los actores mencionados, Emily Alyn Lind, Andrew Bachelor, Leslie Bibb, Hana Mae Lee y Ken Marino retomaron sus papeles previos, y para esta entrega se les suma Jenna Ortega.
Se trata de una continuación directa, situada dos años después de los sucesos de la película original. Cole Johnson (Lewis), ahora en su último año de secundaria, sigue siendo víctima de bullying. A pesar de haber enfrentado y sobrevivido a un culto satánico encabezado por su niñera Bee (Weaving), nadie lo respeta, pues Bee dispuso de todos los cuerpos, por lo que la creencia general es que Cole sufrió de un colapso nervioso, lo que resultó en la ola de destrucción en su casa y los alrededores.
La única persona que le cree es su mejor amiga, Melanie (Lind), pero ahora ella pasa más tiempo con su novio y sus nuevos amigos, por lo que Cole se siente aún más solo y aislado que antes. Cuando se entera de que sus padres (Bibb y Marino) piensan internarlo en una escuela de atención psiquiátrica no sabe qué hacer, pero Melanie lo convence de escaparse con ellos el fin de semana a la playa. A pesar de ello, Cole se sigue sintiendo fuera de lugar en medio de decenas de adolescentes que se divierten entre el agua, arena y sol.
Todo se complica cuando aparecen Sonya, Max, John y Allison (Lee, Amell, Bachelor y Thorne), los cultistas que murieron dos años atrás mientras intentaban atrapar a Cole, acompañados por un nuevo grupo de adolescentes, dispuestos a completar de una vez por todas el ritual que dejaron incompleto, pues si lo logran antes del amanecer podrán volver a la vida de forma definitiva. La aparición de Phoebe (Ortega) da a Cole la oportunidad de escapar, y ahora ambos deben tratar de eludir a sus perseguidores antes de que salga el sol.
La historia se mueve de forma ágil la mayor parte del tiempo, aunque por momentos se vuelve demasiado referencial para su propio bien. Los flashbacks que muestran a Bee reclutando al grupo original de cultistas dan para momentos divertidos, pero son una explicación de algo que no lo necesitaba. Sospecho que no incluir a Brian Duffield, guionista de la original y creador del concepto y personajes, abrió la puerta a una criticada tendencia de McG: hay muchísimas referencias a viejas películas y canciones... de los años setenta y ochenta, lo que se siente fuera de lugar en una comedia juvenil actual.
Otra queja común con el trabajo de este director es que en ocasiones, sobre todo al trabajar con franquicias, es que su respuesta a cómo replicar el éxito anterior suele ser hacer hacer todo más grande, ruidoso y escandaloso, lo que en este caso se traduce en más sangre y más chistes relacionados con sexo y drogas, lo que en el contexto de una comedia de horror llena de adolescentes funciona mejor que en otras ocasiones.
A favor de la película destaco el buen trabajo del elenco, en especial de parte de Lewis y Ortega, que hacen gala de carisma y muestran gran química juntos, lo que sumado a que son los únicos personajes en toda la película que fueron escritos con la idea de darles un arco argumental y desarrollo emocional, ayuda a impedir que la película descienda a los niveles de secuelas innombrables de esas que preferimos fingir que ni siquiera existen.
En resumen, The Babysitter: Killer Queen es una de esas secuelas que no encuentran el modo de construir sobre la mitología de su antecesora y se limitan a replicar lo hecho antes sin aportar nada nuevo. Si les gustó la primera y tienen deseos de volver a ver a sus personajes, y no les molesta dedicar algo más de hora y media a una pieza de entretenimiento ligero y olvidable, puede que la encuentren mayormente entretenida, pero si esperan hallar algo tan fresco y divertido como su antecesora, lo mejor es que no pierdan su tiempo.
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