Hace varios días que concluyó la segunda temporada de The Boys, serie desarrollada por Eric Kripke para Amazon Prime Video y basada en el cómic del mismo nombre de Garth Ennis y Darick Robertson publicado, en su mayor parte, por Dynamite Entertainment. En español la publicó Panini Comics México, y tuve la oportunidad de traducir más de la mitad de la misma, con todo el material incluido en los volúmenes 6 al 12 de la colección. En su momento no escribí nada de la primera temporada, así que sirva esto como comentario de las dos que se han emitido hasta ahora.
The Boys sigue las aventuras de un grupo de vigilantes encabezado por Billy Butcher (Karl Urban), que mantiene una secreta guerra contra los súper, en particular con los miembros de The Seven y con Vought, la corporación que los creó y es responsable de manejarlos y explotar comercialmente todo lo relacionado con ellos. Con él están Mother's Milk (Laz Alonso) y Frenchie (Tomer Capon), ambos de pasado militar, y se les unen Kimiko (Karen Fukuhara), una chica muda, víctima de experimentos con el suero que produce poderes, y Hughie (Jack Quaid), un inocente joven reclutado a la fuerza tras perder a su novia por culpa de A-Train (Jessie T. Usher), miembro de The Seven.
En la primera temporada aprendimos que al principio el grupo, que no tiene nombre pero informalmente sus miembros se refieren a él como The Boys (los muchachos), estaba bajo la supervisión de las autoridades y su labor era vigilar a los súper para asegurarse de que no abusaran de sus poderes, pero un incidente en su pasado llevó a que perdieran todo apoyo oficial. MM y Frenchie retomaron sus vidas previas, pero Butcher siguió con sus actividades, motivado por un deseo de venganza en contra de todos los súper, pero en particular de los miembros de The Seven y con especial énfasis en Homelander (Anthony Starr), el líder del equipo.
La primera temporada nos introdujo al peculiar mundo en que habitan estos personajes, uno en que los superhéroes son reales, lo que altera por completo la forma en que sus nombres e imágenes son usados como franquicias comerciales, y usa a Hughie para permitir que la audiencia se adentre poco a poco en la dinámica del grupo de Butcher y creando un paralelo con Annie January (Erin Moriarty), una inocente súper conocida como Starlight que se une a los Seven llena de ilusiones de usar sus poderes para ayudar a la gente y quien poco a poco se va desilusionando al conocer la verdad acerca del popular grupo de superhéroes y la corporación que los maneja.
El cómic de Ennis y Robertson es una violenta y exagerada crítica en tono de farsa al género de superhéroes y a la manera en que durante décadas ha acaparado la atención y dictado el rumbo de la industria del cómic estadounidense, sobre todo en lo que se refiere al modelo de negocios. Para la serie, Kripke y su equipo de escritores tomaron esa idea y la convirtieron en una crítica a la forma en que la industria del entretenimiento gira en torno a la explotación de franquicias, con los superhéroes como un ejemplo fácil de entender gracias al éxito omnipresente de las películas de Marvel Studios, y aderezada con toques de culto a las celebridades.
La primera temporada se mantuvo fiel al espíritu del cómic pero con un delicado manejo temático que evitó que el tono de exagerada farsa hiperviolenta llegara demasiado lejos. Para la segunda, ya establecido el tono general de la historia y presentados los personajes principales, se enfocó de mejor manera en el tema de la crítica social, logrando además desarrollar a sus personajes principales, lo que permitió dar mayor peso a algunos temas de justicia social e interés humano que fueron explorados sin nevesidad de descuidar la divertida y retorcida historia de la guerra secreta entre sus dos grupos de protagonistas.
Si hay algo que ayuda a que todo funcione, es el destacado nivel de interpretación de la mayor parte del elenco, y con la enorme ventaja de contar con dos carismáticos antagonistas en Urban y Starr, que en los papeles de Butcher y Homelander se convierten en el motor narrativo de la historia. Moriarty y Quaid dejan atrás el papel de servir como los nuevos ojos encargados de guiar a la audiencia a explorar este mundo, y protagonizan una sólida trama secundaria que integra tintes de comedia romántica a la historia general, de forma tan sutil que nunca la aleja de su rumbo principal.
Destaco también el trabajo realizado con los personajes de Kimiko y Frenchie, que en el cómic eran usados como comic relief, un par de dementes con nula personalidad y mínimas emociones. Además de redondear a los personajes para darles mayor profundidad y humanidad, se atiende otro problema de la versión de Ennis al darle a ella un nombre y una voz, importantes atributos que en el cómic le fueron negados.
En cuanto a sus antagonistas, personajes como Maeve (Dominique McElligott), Deep (Chace Crawford) y A-Train también son objeto de este esfuerzo de humanización que añade gran cantidad de tramas secundarias, atendiendo distintos temas de actualidad pero volviendo una y otra vez a algunas de las ideas centrales de la serie, como son la idea del culto a las celebridades, la manipulación mediática, y la representación e inclusividad, con énfasis en la necesidad de que se den de forma honesta y no sólo como una estrategia de marketing.
El giro argumental con el que cerró la primera temporada da también una salida a la simple historia de venganza de Butcher y es el punto de partida para desarrollarlo mejor como personaje, a la vez que se usa de forma paralela para establecer detalles de la personalidad de Homelander y explicar sus traumas, que explican su incapacidad para conectar emocionalmente con los demás y permiten entender, sin justificar, su actitud narcisista y egoísta. Además, al centrar los arcos de ambos en su relación con Becca y Ryan, crean un paralelo más a la rivalidad entre ambos.
La adición de Aya Cash en el papel de Stormfront aporta una nueva riqueza temática a la serie para atender un importante tema de actualidad, como lo es el resurgimiento en la sociedad estadounidense de grupos supremacistas blancos, mismo que es también limpiamente integrado a la historia principal. La cuestión de la crítica a las grandes corporaciones también adquiere claridad al dar juego al personaje de Stan Edgar (el siempre increíble Giancarlo Esposito), CEO de Vought y convirtiéndolo en una pieza clave del conflicto pese a seguir actuando desde detrás de las líneas.
La primera temporada se liberó entera el 26 de julio de 2019 y desde entonces se sabía que habría una segunda. Para ésta se cambió el modelo y tras estrenar tres episodios el pasado 4 de septiembre, el resto de la temporada se liberó a razón de un episodio por semana. La tercera temporada fue confirmada otra vez antes del estreno, y luego de los sólidos números de audiencia, un par de semanas después se anunció también la creación de un spinoff, una serie derivada y en el mismo mundo, y se espera el estreno de ambas para 2021.
En resumen, The Boys es una divertida (aunque un tanto retorcida) serie que, más allá de los superhéroes, ofrece una interesante y crítica visión de algunos temas de actualidad social, rica en metáforas pero sin tratar de convertirse en una herramienta de sermoneo. Si son fans de los superhéroes, ya sea en cine y televisión o en cómics, es algo que no se debieran perder, y aun si no tienen interés en el género, les sugeriría echarle un vistazo. Podrían llevarse una muy agradable sorpresa.
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