Hay algo acerca de la ficción de vampiros que hace que facilita volver a ellos una y otra vez, ya sea para buscar el modo de trastocar, modificar o expandir su mitología, o simplemente para revisitar lo que ya conocemos, y un recurso bastante común es hacerlo a través de historias que tocan temas universales o de actualidad.
Charles “Chip” Ipswich es uno de los olvidados, aquellos hombres y mujeres que viven un día a la vez y sin esperanzas de un mejor mañana, los desposeídos que habitan zonas rurales cerca de las grandes urbes y cuyas vidas dependen de que la corporación que invirtió en la zona no cierre sus plantas en busca de mano de obra más barata.
Chip vive en el pueblo de Fall's End y trabaja el turno nocturno en la tienda de conveniencia/gasolinera local, pero lo que lo distingue de sus vecinos es que es un vampiro. Como tal, ha vivido lo suficiente para ver cómo cambiaron las cosas en su país. Ya no es la tierra de las oportunidades, y hace mucho que dejó de ser un lugar en el que trabajar duro se traducía en llevar una buena vida porque todo esfuerzo encontraba una recompensa.
Lejos de lo que se podría esperar de él, Charlie no es un depredador, pues no quiere ser uno más de los parásitos que se alimentan de sus compatriotas, y se contenta con vivir noche a noche con la esperanza de que, si no busca problemas, estos no vendrán a buscarlo. Desde hace un tiempo Chip lleva una peculiar relación con Evie, una atractiva joven que sufre de una enfermedad llamada policitemia, es decir, su organismo produce demasiados glóbulos rojos.
Así que conocer a Chip significa que no se sumará a la larga lista de gente que muere al no poder costear su atención médica, y a él le permite subsistir sin necesidad de cazar en el lugar donde vive. Pero todo cambia con la llegada de otros vampiros al pueblo, lo que es una invasión del territorio de Chip y una transgresión al código que rige a las criaturas nocturnas.
Sus líderes son una pareja que desea hacer una alianza con Chip para presentar un frente unido contra la élite de su especie, establecida en la cercana ciudad de Chicago, y con un demagógico discurso acerca de recuperar lo que es suyo, de dejar de subyugarse a los demás, casi logran convencerlo de que se les una. Casi. El problema es que no sólo son supremacistas blancos, sino que son, literalmente, nazis.
Y Chip, como cualquier otro hombre que haya peleado al lado de los aliados durante la segunda guerra mundial, odia a los nazis, así que hará todo lo posible por repeler a los invasores y proteger a la gente de su pueblo. Es momento de que Chip se convierta en el héroe que siempre quiso ser, aun si nadie llega a enterarse de sus acciones. Ésa es la historia contada en el primer arco de Dark Red, formado por los primeros cinco números de la serie.
Esa construcción de mundo sirve como trasfondo a una entretenida historia que enfrenta a dos facciones de vampiros luchando por el control de la región, pero con una inesperada profundidad y un fuerte comentario social y de temas humanos.
El dibujo de Corin Howell es muy atractivo. Tiene un trazo limpio y hace un gran trabajo con las expresiones faciales de sus personajes, lo que le va bien a la historia. El color es obra de Mark Englert, que usa una vibrante paleta de colores brillantes que complementa el dibujo y hace de esta serie una atractiva experiencia visual. El equipo creativo es completado por los rotulistas Marshal Dillon y Carlos Mangual, cada uno de ellos responsable de uno de los arcos de cinco números de la serie.
Publicada por Aftershock Comics desde marzo de 2019, a la fecha hay 10 números de lo que se supone es una serie abierta, aunque no ha habido anuncios sobre su futuro tras el final del segundo arco argumental. Los primeros cinco números fueron recogidos en un tomo recopilatorio hace unos meses, y el segundo aparecerá en tiendas en las próximas semanas. Además, hace unos meses se anunció que el próximo año aparecerá Dark Red: Year One, un tomo de pasta dura con los diez números publicados hasta ahora.
Incluso si ése no es el caso, pero les gustan las historias bien contadas, o desean leer algo que se aleje un poco del tono más convencional de los cómics de superhéroes sin volverse demasiado transgresor o experimental, ésta también puede ser una opción interesante, producto de la colaboración entre uno de los escritores más sólidos del momento y una talentosa artista que con cada proyecto parece mejorar su trabajo. Lectura bastante recomendada.
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