La verdad es que no recuerdo quien fue quien me recomendó que en cuanto tuviese una oportunidad viera The Girl Next Door (La Chica de al Lado), porque en realidad era una película poco valorada.
Y, honestamente, es que es una lástima que no recuerde quien fue, porque en estos momentos habría ya pasado a ser parte de ese selecto grupo de gente en cuyos gustos decidí jamás volver a confiar... y si, esto va para todos aquellos que me sugirieron ver el Director's Cut de Daredevil y quienes me decían que LXG era bastante divertida y mucho más apegada a los cómics de lo que yo creía.
Lo único bueno es que no pagué por verla, pero de ahora en adelante ante la duda tendré que recurrir, si no directo a las reseñas, sí a algunos antecedentes sobre director y guionistas, o poner atención a los trailers, pues ahora que ya la vi descubro que estos parecían orientados a atraer al público que hizo de American Pie una franquicia tan exitosa.
Lo único bueno es que no pagué por verla, pero de ahora en adelante ante la duda tendré que recurrir, si no directo a las reseñas, sí a algunos antecedentes sobre director y guionistas, o poner atención a los trailers, pues ahora que ya la vi descubro que estos parecían orientados a atraer al público que hizo de American Pie una franquicia tan exitosa.
También descubrí que Luke Greenfield, el director de la película, sólo tenía en su filmografía The Animal (no la vi, pero recuerdo los trailers y parecía comedia genérica de Rob Schneider), y que desde el 2004, cuando hizo esta cinta, hasta este año, solo había trabajado dirigiendo películas para TV, lo que no es una buena señal de su reputación en los estudios. Actualmente tiene en cartelera Something Borrowed (No Me Quites a mi Novio), otra comedia con aspecto genérico y poco atractivo.
Matthew Kidman (Emile Hirsch) es un destacado estudiante de preparatoria con sueños de estudiar en la Universidad de Georgetown y embarcarse en una carrera en la política. Su obsesiva dedicación a los estudios le impide relajarse y disfrutar de su último año en la escuela, situación que cambia dramáticamente una vez que descubre que tiene una nueva vecina.
Danielle (Elisha Cuthbert) es una bellísima y desinhibida rubia de 19 años que se muda a la casa de al lado y pronto se convierte en una distracción para Matthew, quien no puede dejar de observarla desde su ventana, sobre todo cuando por las noches ella se olvida de cerrar sus persianas y se desnuda con la luz encendida antes de irse a la cama. Tras tomar una ridícula venganza por ese acto de voyeurismo, Danielle y Matthew inician una relación.
Su idílico romance toma un extraño giro cuando los amigos de Matthew descubren porque Danielle les resultaba familiar: hasta hace muy poco tiempo, era una exitosa estrella porno. Matthew no sabe como reaccionar ante la revelación y su relación se tambalea. Para empeorar las cosas aparece Kelly (Timothy Olyphant), el exnovio, representante y productor de Danielle, quien no está dispuesto a permitir que su estrella se retire del negocio tan fácilmente.
Si me quisiera poner mi traje de defensor de la moral (¡je! ni siquiera tengo uno) podría argumentar muchas otras cosas en contra de la película. Como que Danielle tiene 19 años, pero tuvo tiempo de crearse una exitosa carrera en el entretenimiento para adultos, terminar con su novio, permitirle que se convirtiera primero en su representante y después en su productor, con quien además firmó un contrato de exclusividad, y renunciar a todo para intentar llevar una vida normal. O que el personaje que salve la situación sea un magnate de la industria (James Remar), quien se asocia con Matthew para fastidiar a Kelly.
The Girl Next Door pretendía ser una comedia romántica sobre la sexualidad y la dificultad de pasar de la adolescencia a la edad adulta, pero errores con el guión y la dirección terminaron por condenarla a convertirse en una más de las vacuas y casi vulgares comedias adolescentes de la década pasada.
Me queda la sensación de que los realizadores intentaban hacer una versión actualizada de Risky Bussiness (Negocios Riesgosos), cinta de principios de los 80 con Tom Cruise y Rebecca de Mornay que contaba la historia de un adolescente que choca el Porsche de su padre y se asocia con una escort profesional para administrar un burdel instalado en su casa y reunir los fondos para pagar los daños. El intento de homenaje se queda corto y los deja mal parados ante la inevitable comparación. Quizá el apellido de Matthew (Kidman) fue una alusión a Cruise.
Película totalmente olvidable, recomendada sólo para quien no tenga nada mejor que hacer con dos horas de su vida o para los fans del género.
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