Hace unos meses comenté King Rat, la primera novela de China Miéville, misma que disfruté bastante. También tenía The Scar, pero descubrí que era la segunda de tres novelas situadas en el mundo de Bas Lag, y aunque no están seriadas, encargué la primera, Perdido Street Station, para leerlas en el orden correcto. Y vaya si me llevé una agradable sorpresa.
Perdido Street Station presume una caracterización similar, pero en esta ocasión la complementa con una compleja estructura narrativa que parece cambiar de dirección una y otra vez. Miéville abandona las familiares calles de Londres y crear New Crobuzon, una fascinante ciudad rica en detalles, parte de un mundo llamado Bas-Lag, donde magia y tecnología conviven de forma cotidiana.
El estado de avance tecnológico de este mundo es similar al de la era victoriana, pero avanzado en maneras muy diferentes a las que conocemos, lo cual permite ubicar a la novela también dentro del subgénero del steampunk. Robots propulsados por gas y programados con tarjetas perforadas, y extensas líneas de trenes elevados que atraviesan la ciudad son los principales elementos de esta tecnología, pero no son los únicos.
El protagonista de la novela es Isaac Dan der Grimnebulin, un excéntrico científico conocido en la ciudad por su tendencia a desafiar constantemente a la autoridad, lo que un par de años atrás lo llevó a perder su puesto como un respetado catedrático en la Universidad de New Crobuzon. Isaac está en una relación sentimental con in, una chica khepri, que son una peculiar especie en que los machos son escarabajos y las hembras tienen cuerpo humano con un escarabajo por cabeza, y ella se dedica al arte, utilizando secreciones propias de su especie para construir esculturas.
Por accidente descubre que la oruga acepta como alimento una droga conocida en las calles como dreamshit. Tras unos días alimentándola, la oruga crece exponencialmente, por lo que Isaac deja de alimentarla. Pronto la oruga crea un capullo, mismo que se abre una noche mientras Isaac no está en el laboratorio. Lo que emerge es una horrenda criatura, similar a una polilla gigante pero cuyas alas poseen capacidades hipnóticas para inmovilizar a sus víctimas.
Parece que se alimenta de sueños, por lo que una vez saciada deja a sus víctimas catatónicas, en un estado vegetal vacante de mente. Una vez libre, la polilla empieza a alimentarse en la ciudad hasta que descubre que existen cuatro más como ella, y que están prisioneras en una torre propiedad de Mr. Motley, el peligroso líder del bajo mundo, quien las utiliza para crear el dreamshit, que es un derivado de una de sus secreciones. La polilla irrumpe en la torre y libera a sus hermanas, que son aún más grandes y monstruosas, e inician un reinado de terror en las noches de New Crobuzon.
Ahora corresponde a Issac y su improvisado e inesperado grupo de aliados encontrar alguna manera de contener o destruir a las criaturas. Eso es un vago resumen de la parte central de la trama, pues el libro incluye varias tramas secundarias y casi una docena de personajes medianamente explorados.
Además de humanos, garuda y khepri, otras especies cohabitan en la ciudad. Seres hechos de agua, cactus animados, etc. ¿inteligencias artificiales? ¿intrigas políticas? ¿un dios araña multidimensional y aparentemente loco? Sí, todo eso y mucho más forman parte del fascinante mundo creado por este joven y talentoso autor británico.
La novela, por cierto, toma su nombre de la más grande estación del tren elevado, misma que se encuentra en el centro de la ciudad y es la locación de uno de los sucesos culminantes de la novela. Perdido Street Sation fue nominada al Nebula y al Hugo como Mejor Novela, y ganó el August Derleth Award de la British Fantasy Society y el Arthur C. Clarke Award. Desde la aparición de esta novela, en 2001, prácticamente todos los trabajos publicados por Miéville han ganado algún premio o recibido alguna clase de reconocimiento.
Luego de leer sus primeras dos novelas puedo entender por qué, y apenas puedo esperar para leer el siguiente en la lista. Altamente recomendado.
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