jueves, 17 de julio de 2008

Le Scaphandre et Le Papillion

La Escafandra y La Mariposa (¿De donde salió la traducción de "El Llanto de la Mariposa"? ¿Alguien sabe si así se llama en español el libro?) es la más reciente película de Julian Schnabel, director cuyo pasado como pintor parece pesar a la hora de seleccionar proyectos, pues sus dos cintas anteriores también están basadas en historias reales y exploran la vida de gente creativa: Basquiat, sobre un joven artista de grafitti en la escena neoyorquina de principios de los 80, y Before Night Falls (Antes de Que Anochezca), sobre un poeta enfermo de SIDA. Y ahora me doy cuenta de que las tres películas tratan de personas que murieron bajo trágicas circunstancias.

La cinta está basada en el libro del mismo título de Jean-Dominique Bauby, editor de la edición francesa de la famosa revista de modas ELLE hasta 1995, cuando sufrió un infarto a los 43 años de edad que lo puso en coma por tres semanas. Como consecuencia, Bauby quedó en una condición conocida como Síndrome de Encierro, con todo el cuerpo paralizado excepto por su ojo izquierdo.

Con ayuda de terapeutas especializados, Bauby aprendió a comunicarse parpadeando una letra a la vez. Aún cuando en un principio se sentía desolado y con deseos de morir, Jean-Do, como lo llamaban sus amigos, encontró la fuerza para vivir y decidió dictar sus memorias, una letra a la vez.

Schnabel y su cinematógrafo, Janusz Kaminski, usaron una cámara desde el punto de vista de Bauby para contar su historia del modo más personal posible. Alternando con tomas más tradicionales, la cinta cuenta desde el día en que Bauby recobró la conciencia hasta que termina de dictar su libro, publicado con gran éxito un par de años después de su infarto.

Normalmente siento desconfianza de las películas basadas en la vida real, especialmente si se trata de tragedias personales o de historias publicitadas con frases como "un triunfo del espíritu humano" o "la película más inspiradora del año", pero los avances que había visto y la positiva reacción que provocó alrededor del mundo me causaban curiosidad, así que supongo que por esta vez debo sentirme feliz de ser más curioso que prejuicioso.

Mathieu Amalric interpreta a Jean-Do y es también la voz que nos cuenta su historia en primera persona. Su trabajo es impecable, desde los recuerdos de un joven y vital Bauby con su despreocupada vida de excesos y diversión, hasta verlo postrado en cama, como muerto, con su ojo izquierdo como única indicación de que aún hay vida dentro de esa carcasa humana.

El elenco es complementado por Marie-Josée Croze, quien interpreta a Henriette, la terapeuta que desarrollo el método de comunicación que Bauby usó para dictar su libro; Olatz López-Garamendia, como Marie, su religiosa fisioterapeuta; Emmanuelle Seigner, Cecille, la madre de sus hijos pero con quien nunca se casó; Anne Consigny como Claude, la asistente enviada por su editora para transcribir su libro, y los veteranos actores Jean Pierre Cassel (si, el padre de Vincent) y Max von Sydow, quien encarna al padre de Jean-Do.

La película es algo muy diferente a lo que solemos ver en películas de temática similar, sobre todo porque Schnabel tiene el buen juicio de permitir que la historia se cuente siempre desde la perspectiva de Bauby. Su sarcasmo y humor negro se filtran con sutileza, y hay momentos en que la historia arranca risas de la audiencia.

La inteligente forma de intercalar su situación con escenas sacadas de su memoria o con fantasías tomadas de su imaginación ayuda a evitar que la historia se vuelva estática o aburrida. Seguramente habrá quienes se quejen de que Schnabel sea demasiado pretencioso, pero hay que reconocer que su trabajo resulta tan atractivo como interesante. Muy recomendada.

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