Uno de los directores más populares en Hollywood durante los años ochenta fue John Landis, quien empezó su carrera como mensajero en la 20th Century Fox cuando todavía era un adolescente, y a los 18 años de edad viajó a Europa como parte del equipo de filmación de Kelly's Heroes (Donde las Águilas se Atreven, 1970), cinta en que fungió como Asistente del Director para Brian G. Hutton.
En 1978 dirigió su primer éxito comercial, Animal House, una comedia sobre estudiantes de una fraternidad, la cual fue su primera colaboración con John Belushi, a quien dirigiría de nuevo en The Blues Brothers (Los Hermanos Caradura) dos años más tarde.
He de confesar que ninguna de esas dos películas me gustó cuando las vi la primera vez, a principios de los 80, a diferencia de su siguiente comedia, Trading Places (De Méndigo a Millonario), que encontré muy divertida desde un principio. Fue hasta años después que supe que John Landis era el director de estas tres comedias, probablemente cuando vi otra vez las dos primeras y pude entender y apreciar la clase de humor que manejan.
Inmediatamente después de terminar American Werewolf..., Landis realizó la introducción y el primer segmento de Twilight Zone: The Movie (traducida en México como Al Filo de la Realidad). Esa película causó un paro momentáneo en la carrera de Landis debido a un controvertido accidente durante la filmación, en el que perdieron la vida el actor Vic Morrow y dos niños.
Como resultado del incidente Landis fue acusado de homicidio por negligencia, y aunque eventualmente fue declarado inocente, más adelante tuvo que llegar a un acuerdo económico con las familias de las víctimas, quienes lo demandaron por la vía civil una vez que concluyó el proceso judicial.
Al recibir la oferta para dirigirlo, Landis vivía en Londres a la espera de la resolución de las demandas en su contra. Ese video cambió drásticamente la forma de utilizar los videos para promocionar canciones y aún hoy, a más de veinte años de su realización se le sigue considerando como el máximo estándar de calidad para el ramo.
Hace un par de semanas Landis y el video fueron motivo de encabezados en diarios y revistas especializados en espectáculos debido a que el realizador demandó a Michael Jackson alegando que no ha recibido regalías en más de cuatro años, además de haber sido intencionalmente omitido durante las negociaciones para realizar un musical inspirado en el famoso video.
Tras ese éxito, Landis dedicó casi diez años Landis a trabajar en comedias con resultados disparejos. Algunas de sus películas de ese periodo son Spies Like Us (Espías como Uno), ¡Three Amigos! (¡Los Tres Amigos!), Coming to America (Un Príncipe en Nueva York), Oscar, y Beverly Hills Cop III (Un Detective Suelto en Hollywood 3). Su única incursión en el género de horror en ese tiempo fue Innocent Blood, una película de vampiros y gángsters protagonizada por Anne Parillaud y Anthony LaPaglia que aún no he podido ver.
Durante los años 90 Landis se involucró en su otro gran interés: la televisión. Además de dirigir algunas películas, Landis se involucró como productor de algunas series, y de vez en cuando dirigía algunos episodios. Entre las series que produjo destacaría Dream On (Sigue Soñando), Weird Science (Ciencia Loca, inspirada en la película del mismo nombre) y Sliders (Deslizadores). Dirigió también videos musicales para Paul McCartney y BB King, entre otros artistas, además de documentales y especiales de televisión sobre toda clase de temas y géneros.
Cuando Mick Garris empezó a reunir al talento que participaría en su serie Masters of Horror, John Landis fue uno de los primeros realizadores que contactó. El episodio dirigido por Landis para la primera temporada se titula The Deer Woman (La Quimera), y el guión fue escrito por su hijo, Max Landis. Se trata del séptimo episodio, aunque en la edición mexicana en DVD es el volumen 5 de la serie.
La historia mezcla los dos géneros favoritos de Landis, integrando la comedia situacional del Detective Faraday, un agente de homicidios convertido en detective de mascotas, en medio de la investigación de un caso con tintes sobrenaturales demasiado obvios como para ignorarlos, pero demasiado exagerados como para tomarlos en serio. Es el episodio más divertido que he visto hasta ahora y es uno de los mejor realizados en lo que va de la serie que, hasta ahora, salvo por la simpleza del episodio de Mick Garris, me ha dejado un grato sabor de boca.
Sé que actualmente están pasando en televisión por cable Fear Itself, la serie que ocupó el lugar de la tercera temporada de Masters of Horror. Intentaré cazar algunos episodios para comentarlos mientras consigo la segunda temporada a un precio decente, pues la edición de Región 1, aunque muy bonita (la caja tiene forma de cráneo humano) está bastante cara.
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