viernes, 27 de febrero de 2009

Sphere, de Michael Crichton

Hace unos meses, cuando comenté sobre la muerte de Michael Crichton, mencioné que uno de sus libros que ya tenía pero aún no había leído era Sphere (La Esfera), y que pensaba leerlo en las semanas siguientes. Y así fue, pues lo terminé hace un par de semanas.

Es extraño pero cuando se piensa en Michael Crichton o en sus novelas rara vez se les asocia con la ciencia ficción. Y resulta extraño porque basta con echar un vistazo a algunas de sus obras más conocidas para descubrir que debiera ser una asociación natural, casi automática. Jurassic Park y The Lost World tienen ingeniería genética como punto de partida para la historia.

Timeline es una aventura que involucra arqueología, física cuántica y viajes en el tiempo. Congo explora los avances en el uso de tecnología para facilitar la comunicación entre humanos y otras especies animales. State of Fear trata sobre eco-terrorismo, manipulación de la opinión pública y tecnología para manipular el clima. Si todo eso no cae dentro de la definición de ciencia ficción no sé de que otro modo se le podría describir.

Sphere fue publicada en 1987 y una década más tarde fue llevada a la pantalla grande en una adaptación dirigida por Barry Levinson y con las actuaciones de Dustin Hoffman, Samuel L. Jackson, Sharon Stone, Liev Schrieber y Peter Coyote.

Aún no la he visto, pero en mi defensa diré que anunciarla como una película "del creador de Disclosure, Congo y The Lost World" no era la mejor forma de invitarme a verla, aunque desde que leí Congo (aquí lo que escribí al respecto) mi visión acerca de las adaptaciones a cine de las novelas de Crichton cambió radicalmente.

Así que mientras iba a la mitad del libro me compré el DVD de región 1 de Sphere a un muy buen precio y pienso verla en unos cuantos días. La historia trata sobre un grupo de científicos convocados por la marina norteamericana a un sitio en medio del Océano Pacífico para investigar un artefacto sumergido.

Norman Johnson, psicólogo; Harry Adams, matemático; Beth Halpern, bióloga; y Ted Fielding, astrofísico; forman el grupo que acompañará al personal de la marina bajo las órdenes de Harold Barnes, oficial de la marina retirado que ahora trabaja para el Pentágono. Investigan un artefacto que en principio se cree es de origen extraterrestre, pues su construcción indica que se trata de un vehículo para viajes espaciales, y por la cantidad de coral y vegetación marina que hay sobre él, quedó sumergido hace unos trescientos años.

Sin embargo, al estudiar el vehículo más de cerca es evidente que se trata de un artefacto construido en los Estados Unidos cincuenta años en el futuro, lo que quiere decir que viajó trescientos cincuenta años al pasado antes de caer al mar. El descubrimiento de una extraña esfera en el interior de la nave provoca discusión y debate entre los miembros de la expedición sobre que es lo que deben hacer con ella: ¿Abrirla? ¿Ignorarla? ¿Sacarla de la nave para estudiarla en la superficie?

Mientras la mayoría discuten al respecto, Harry encuentra un modo de abrir la esfera y entra en ella. Al salir de ella, varias horas más tarde, no recuerda nada de lo que pasó y tiene una fuerte jaqueca. Una tormenta deja al grupo aislado en el hábitat instalado a escasos metros de la nave sumergida, y en los días que pasan alejados de cualquier contacto con el resto del mundo, se suceden hechos extraños y los miembros de la tripulación empiezan a morir uno a uno. El libro está escrito con la marca de la casa de Crichton, pues es emocionante y mantiene al lector entretenido página tras página, y resulta lo bastante inteligente como para estimular el deseo de saber más e invita a reflexiones sobre la naturaleza humana.

Lo que empieza como una saga de aventuras debajo del océano al más puro estilo de Julio Verne pronto se convierte en un thriller psicológico cargado de dramatismo y giros de tuerca inesperados a lo largo de la trama. Altamente recomendada.

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