Es bien sabido que el teatro es un arte lleno de supersticiones y tradiciones... inusuales. Por ejemplo, se supone que es de mal agüero desear buena suerte a quien saldrá al escenario, y por ello se acostumbra desear al actor en cuestión que se rompa una pierna. Pero hay una obra en particular alrededor de la cual giran una gran cantidad de supersticiones, casi tan famosas como la tragedia que narra: Macbeth, de William Shakespeare.
Desde hace siglos circulan rumores de que la obra está maldita, y por ello el elenco y staff que participan en su montaje sufren toda clase de calamidades. El supuesto origen de esta maldición es que Shakespeare utilizó verdaderos cantos de brujas al escribir la obra, y como venganza unas brujas reales pusieron una maldición sobre la obra. Se supone que la mala fortuna alrededor de las representaciones de la obra se hizo manifiesta desde 1606, cuando se estrenó la obra.
Por ejemplo, hay muchas historias sobre cómo el rey James I asistió a una representación de la obra al poco tiempo de que se estrenó, y acto seguido prohibió que fuera puesta en escena por los siguientes cinco años. Según parece, el rey había escrito un tratado sobre demonología y se consideraba todo un experto en el tema. La obra le perturbó porque las maldiciones y hechizos de las brujas le parecieron "demasiado reales".
Pero demos un repaso a algunas de las más famosas entre las supuestas tragedias que han ocurrido en torno a esta obra. Partamos con su primera producción, en 1606. Hal Berridge, el muchacho que interpretaba a Lady Macbeth, enfermó de gravedad y murió tras bambalinas. Algunos recuentos afirman que fue el propio Shakespeare quien reemplazó en el escenario al actor fallecido.
En 1672 durante una producción holandesa, la tragedia se vivió en el escenario mismo cuando el actor que interpretaba a Macbeth cambió la daga de utilería del personaje y usó una real para matar al intérprete de Duncan ante la atónita mirada del público asistente. En 1703, el día del estreno de una temporada en Londres, la ciudad fue azotada por una de las más violentas tormentas de la historia.
Dos actores rivales, el inglés William Charles Macready y el estadounidense Edwin Forrest, montaron versiones de la obra en 1849, y coincidieron en Nueva York la noche del 10 de mayo. Simpatizantes de Forrest acudieron a la representación de Macready en el Astor Place Opera House para arrojar frutas y sillas al escenario, e iniciaron una reyerta. La policía acudió al lugar, y durante el tiroteo resultante murieron más de 20 personas y decenas más resultaron heridas.
El 9 de abril de 1865, Abraham Lincoln leyó pasajes de la obra a varios de sus amigos, en especial la parte con el asesinato de Duncan. Menos de una semana después él mismo fue asesinado. En 1928, una parte del set de la obra en el Royal Court Theatre, de Londres colapsó y lesionó a varios miembros del elenco. En 1937 un contrapeso se desplomó sobre el escenario, cayendo apenas a medio metro de Laurence Olivier, quien interpretaba el papel principal.
En 1942 una producción con John Gielgud como protagonista se vio afectada por la muerte de tres actores (dos brujas y Duncan), además del suicidio del diseñador del set. En 1947 el actor Harold Norman fue apuñalado durante la secuencia de esgrima del último acto y falleció a consecuencia de sus heridas. Se dice que aún hoy día su fantasma ronda el Coliseum Theatre de Oldham todos los jueves, lugar y día donde se dio el incidente.
En 1953, una producción al aire libre en Bermudas fue interrumpida por una fuerte ráfaga de viento que lanzó humo y llamas hacia la audiencia durante el asalto final al castillo. Charlton Heston, que interpretaba a Macbeth, sufrió quemaduras en las piernas porque sus mallas fueron accidentalmente salpicadas con keroseno. En 1970, la producción de Rip Torn en Nueva York fue interrumpida por una huelga de actores.
Durante el montaje en 1971 de la versión dirigida por David Leary, la producción sufrió dos incendios y siete robos. Ese mismo año, el primer día de filmación de la versión fílmica dirigida por Roman Polanski, un camarógrafo sufrió un accidente que estuvo cerca de costarle la vida. Una década después, en 1981, J. Kenneth Campbell, que interpretaba a Macduff, fue asaltado pocos días después del estreno de la obra en el Lincoln Center.
No todos pueden verificarse, así que es necesario tomar estos incidentes con cierta reserva o incluso como leyendas urbanas. Incluso en casos verificados, hay varios accidentes comunes y corrientes. A primera vista parecen demasiados, pero para cubrir 400 años alrededor del mundo, en realidad son pocos. Además, la obra se presta para resultar accidentada, pues muchas escenas transcurren de noche o entre neblina, y la iluminación es baja durante casi toda la representación.
Y eso sin contar que tiene muchas escenas de pelea, lo que dificulta pensar que sea posible representarla repetidamente sin tener un eventual accidente. La obra suele verse favorecida por productores debido a que es barata y fácil de montar. Se dice que cuando una compañía teatral atraviesa problemas económicos, representar Macbeth por un tiempo puede enderezar las finanzas. Bajo esas circunstancias, uno de los rubros donde suele ahorrarse es la seguridad.
Por último, no hay que perder de vista que las supersticiones tienden a alimentarse a sí mismas. Es una obra que tiene más de 400 años representándose por todo el mundo, así que la acumulación de accidentes y curiosidades a su alrededor no es extraña, y quizá podríamos compilar una lista similar de incidentes en torno a obras como Hamlet o Romeo y Julieta, pero como ninguna de ellas está maldita, nadie hace escándalo cuando algo sucede.
A fin de cuentas, como mencioné al inicio de este texto, la gente del teatro es muy supersticiosa, y Macbeth es una obra oscura, llena de violencia y sangre. Creo que la combinación de ambos factores es lo que ha llevado a que se haya construido toda una siniestra leyenda alrededor de la épica obra de William Shakespeare. ¿O ustedes creen que pueda haber algo de sustancia detrás de la leyenda?
Hola Alberto. Interesante el post, aunque lo que más me ha gustado ha sido el razonamiento contra la maldición. Yo publiqué un post sobre la de Tutankamon, finalizando con una frase del propio Howard Carter:
ResponderBorrar"Todo espíritu de comprensión inteligente se halla ausente de esas estúpidas ideas"
Un saludo
Mira me encanto pero te falto una cosa
ResponderBorrar3 años antes de que se empesara a crear la pelicula, la mujer y el bebe de el director murieron descuartisados. en el film sale una parte de comoencontraron los cuerpos de estos.
¡Gracias, Suso!
ResponderBorrarAnónimo:
¿A qué película te refieres? Porque estoy seguro de que nada de eso le ocurrió a las familias de Orson Welles y Akira Kurosawa, y Geoffrey Wright está felizmente casado desde hace varios años, así que no coincidirían las fechas.
Además, la versión de Wright es tan mala y aburrida que apuesto a que el estudio hubiese explotado ese hecho para generar algo de interés.
Así empiezan los chismes y la mayoría de las leyendas urbanas...
El anónimo se refiere a la película de Polanski; The Tragedy of Macbeth, de 1971.
ResponderBorrargracias me ha servido muy amable
ResponderBorrarmuchiiiiiiiiiisiiimas gracias me has salvado
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