El martes pasado falleció a los 66 años de edad uno de mis escritores favoritos de los últimos años, el norteamericano Michael Crichton.
Probablemente se trate del autor más exitoso de los últimos tiempos, al menos en lo que se refiere a presencia mediática, pues además de haber vendido más de 150 millones de ejemplares de sus novelas, la gran mayoría de éstas han sido adaptadas al cine y la televisión y su nombre resulta familiar para mucha gente.
Aunque nunca se centró en un solo género es común que se asocie su nombre con la ciencia ficción, quizás porque algunas de sus obras más exitosas caen dentro de ese género: The Andromeda Strain, Sphere, Congo, Jurassic Park, Timeline... las dos primeras las tengo pero aún no las leo, situación que espero cambiar en las próximas semanas. Incluso State of Fear, su antepenúltima novela, publicada en 2004, contiene suficiente trasfondo científico como para ser considerada como cf. Curiosamente terminé esta novela hace unos días y próximamente la comentaré más en detalle.
La principal razón de su éxito puede ser el estilo ágil y dinámico con que construye las aventuras de sus personajes, y hago énfasis en aventuras, pues sin importar el género de sus novelas, los protagonistas siempre están en medio de una aventura, ya sean arqueólogos huyendo de soldados medievales en Francia, paleontólogos intentando sobrevivir en un zoológico prehistórico o detectives en busca de resolver un crimen pese a la falta de cooperación de empresarios japoneses.
Mucho se puede decir sobre sus novelas, pero dudo que alguien pudiese referirse a cualquiera de ellas como monótona o aburrida. Personalmente hay otra característica de sus obras que a mí me encanta pero puede que no sea del agrado de todo mundo: la gran cantidad de información que contienen sobre toda clase de temas, desde historia y arquitectura, hasta protocolos diplomáticos y patrones de conducta social.
Mi curiosidad y pasión por aprender y descubrir cosas nuevas agradece los detalles que enriquecen sus historias, que más de una vez me han llevado a rastrear datos y libros en internet o físicamente. Quizás el único otro autor capaz de llenar un libro con información sin sacrificar su narrativa sea Tom Clancy, pero su trabajo ya será tema de otro texto. Crichton es de los pocos autores de ficción que conozco que incluye una bibliografía de consulta para buscar más información sobre los temas tratados en sus novelas, lo que puede deberse a su formación profesional como médico.
En fin. Sin duda su muerte representa una pérdida para la literatura de ficción contemporánea, y aún cuando me falta leer varias de sus obras no dejo de sentir cierto pesar al saber que después del próximo año el mundo no volverá a ver una nueva novela suya. Una verdadera pena.
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