jueves, 12 de noviembre de 2020

The Queen's Gambit (Gambito de Dama - Netflix)

Algo que casi nadie menciona al hablar del rápido crecimiento de las plataformas de streaming, es su papel en la resurrección del formato de miniseries, que resulta ideal para contar historias en que dos horas de película son insuficientes para tratar la historia de la mejor manera posible pero el material no se presta para realizar una serie de extensión abierta. El año pasado Good Omens probó que se trataba de un formato ideal para la adaptación de algunas novelas y ahora, con The Queen's Gambit, basada en la novela homónima de Walter Tevis y estrenada hace unas semanas en Netflix, se confirma.

La serie, escrita y dirigida por Scott Frank, veterano y premiado guionista de películas como Get Shorty, Out of Sight, Minority Report, The Wolverine y Logan, está basada en la novela del autor de The Hustler, The Color of Money y The Man Who Fell to Earth y es protagonizada por Anya Taylor-Joy, con Thomas Brodie-Sangster, Harry Melling, Marielle Heller, Bill Camp y Moses Ingram en papeles de apoyo. La historia sigue la vida de Beth Harmon (Taylor-Joy), una joven que durante los años sesenta busca convertirse en la mejor ajedrecista del mundo mientras lidia con sus demonios internos.

Tras perder a su madre en un accidente, Beth es llevada a un orfanato cristiano dirigido por la Srita. Deardorff (Christiane Seidel), donde hace amistad con Jolene (Moses Ingram), una energética chica negra unos años mayor que ella. Ahí, como era costumbre, las niñas reciben tranquilizantes todos los días, y para Beth pronto se convierte en una adicción. Su notable aptitud para las matemáticas le permite salir antes de algunas de sus clases, y así descubre que el Sr. Shaibel (Camp), conserje del orfanato, es aficionado al ajedrez. Intrigada por el juego, Beth busca pretextos para escabullirse al sótano, donde Shaibel juega en sus ratos libres.


Tras verlo jugar varias veces, le pide que le enseñe, a lo que él se niega hasta que ella explica que aprendió algo al verlo. Empiezan a jugar todos los días y Beth aprende con mucha rapidez. Shaibel lleva al responsable del club de ajedrez de la preparatoria local a verla, y éste confirma el talento de la niña y habla con la Sra. Dierdoff para que le permita salir a jugar a la escuela. Por desgracia un incidente en el orfanato lleva a que Beth sea castigada y se le prohibe jugar por un par de años, así que no vuelve a jugar hasta poco después de ser adoptada por los Wheatley, un matrimonio con problemas que parece quererla para que sirva como compañía a Alma (Heller) durante las largas ausencias de su marido.

Tras ganar un torneo estatal al que se inscribió con dinero prestado y sin experiencia previa, Beth ve el ajedrez competitivo como un posible modo de vida, y una vez que su madre se da cuenta de que es posible ganar dinero si sigue ganando torneos, decide apoyarla en su carrera. Con el tiempo y mientras cimenta su lugar como una de las mejores en los Estados Unidos, Beth hace amistad con otros jugadores, como Harry Beltik (Melling), Benny Watts (Brodie-Sangster) y Townes (Jacob Fortune-Lloyd). Pero cuando resurge su adicción a los tranquilizantes, agudizada por un creciente gusto por el alcohol, su carrera y su vida amenazan con descarrilarse.


La serie mantiene un ritmo ágil a lo largo de sus siete episodios, aunque se da tiempo para explorar a los personajes y dotar a la historia de un toque de humanidad que complementa a la perfección el tema de la vida competitiva y los dramas que ésta implica. Frank no tiene mucha experiencia como director, con los thrillers criminales The Lookout (2007) y A Walk Among the Tombstones (2014) como sus únicas películas, además de un puñado de episodios en series de televisión y la totalidad de Godless (2017) otra serie que el mismo creó para Netflix, pero hace un gran trabajo al construir este thriller de una forma visualmente muy atractiva.

Pero la gran fortaleza de la serie está en la sólida interpretación de Anya Taylor-Joy, que hace un extraordinario trabajo en el papel de Beth, desde su precoz inocencia hasta sus ataques de ansiedad. Ella sola carga con muchas de las escenas en que físicamente no ocurre mucho, con una mirada que cambia de acuerdo a lo que sucede en sus partidas, o con un contenido pero efectivo lenguaje corporal, como cuando muestra su ira contenida sin necesidad de exagerados desplantes, sólo con mostrar la creciente tensión en su cuerpo. Esta joven actriz tiene un futuro prometedor, sobre todo ahora que se confirmó que será la encargada de dar vida a Furiosa en la precuela de Mad Max: Fury Road que prepara George Miller.


El elenco de soporte no tiene estrellas ni actores conocidos, pero en general todos realizan un excelente trabajo que ayuda a construir el entorno de Beth sin convertirse en una distracción de la historia central. Destaco la actuación de Harry Melling, para quien éste es ya su tercer trabajo en este año (los otros dos son The Old Guard y The Devil All the Time), y todos ellos son papeles muy distintos que hacen fácil olvidar su participación en la franquicia de Harry Potter, donde tuvo la clase de papel que fácilmente se convierte en la razón para que la carrera de un actor infantil se vea truncada al llegar a la edad adulta.

Al terminar la serie no pude evitar pensar en la obra de Tevis. Con The Hustler y The Color of Money el talentoso novelista había hecho un excelente trabajo que, al centrarse en su mundo y en aquellos que lo juegan, logró convertir al billar en un juego apasionante capaz de emocionar incluso a quienes nunca lo han jugado o sentido interés alguno por él, y esta historia hace algo muy similar con el ajedrez. Nunca he leído The Queen's Gambit, pero ahora tengo deseos de buscar la novela y tal vez cazar el resto de la obra de Tevis, que también escribía ciencia ficción. 

En resumen, The Queen's Gambit es una muy buena miniserie que haciendo uso de una cuidada producción, un guion emocionalmente muy inteligente y excelentes actuaciones, se convierte en una excelente opción de entretenimiento, ideal para un fin de semana o para dosificarla a lo largo de las noches de una semana. Una producción bastante recomendada.

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