Cuando hablamos de cómics de horror, es difícil no pensar en Bernie Wrightson, legendario artista estadounidense fallecido en 2017, y quien ayudó a revitalizar el género durante la década de los 1970. Recordado por su detallado trabajo y como cocreador de Swamp Thing, Wrightson es considerado uno los grandes referentes del horror en medios visuales, pues además de los cómics su trabajo ha trascendido también en el cine y la literatura.
Sabía que si su madre se enteraba de su fascinación con ese material se metería en problemas, pero su gusto por aquellas historias era demasiado fuerte como para renunciar a ellas.
Con el tiempo ideó el modo de seguir leyendo aquellas historias sin temor a que su madre las encontrara. Cuando algún cómic le parecía especialmente perturbador, lo compraba y lo escondía debajo de su colchón. Así se fue haciendo de una colección de macabras historias ilustradas por algunos de los mejores artistas del mundo del cómic, las cuales fueron alimentando su imaginación.
Pero es importante apuntar que su gusto por las historias de horror y monstruos, al igual que su pasión por el dibujo, comenzaron varios años antes de que empezara a leer cómics. Cuando tenía cuatro o cinco años de edad vio en televisión las películas de monstruos de la Universal, y su estética dejó huella en él. Al paso de los años, ya convertido en artista profesional, era evidente que aquellas cintas eran una fuerte influencia en su trabajo.
Durante su adolescencia tomó un curso de dibujo por correspondencia, y aunque no había decidido dedicarse de forma profesional al arte, la semilla estaba sembrada. Poco después encontró reimpresiones de muchos de los cómics de horror y crimen de la EC, y al poder apreciar con otros ojos el arte en sus páginas se interesó por saber más sobre los autores responsables de aquellas macabras historias.
En 1966 se enteró de que Frank Frazetta estaría como invitado en una convención en Nueva York, y juntó dinero para el pasaje en tren y así poder asistir al evento. Ahí conoció a muchos artistas y editores, algunos de los cuales se convirtieron en sus amigos. Además, llevaba un sobre lleno de dibujos para mostrar, pero pronto se encontró rodeado de fans que deseaban comprarlos. En poco rato vendió todo lo que llevaba por unos setenta dólares.
Ese mismo año una ilustración suya enviada por correo todavía como fan, apareció publicada en las páginas de la revista Creepy. En 1967 se convirtió en caricaturista para el diario The Baltimore Sun, pero era un trabajo que no disfrutaba y con el que se sentía cada vez más insatisfecho. Para entonces había publicado una historia de ocho páginas en un fanzine, y llevó sus originales a la convención de Nueva York de ese año con intención de mostrarlas a los profesionales.
Uno de los artistas que vieron aquellas páginas fue Al Williamson, veterano y respetado dibujante y entintador de cómics que años atrás fue colaborador de EC. Impresionado con el trabajo de Wrightson mostró las páginas a Dick Giordano, otro artista y editor, y éste a su vez lo llevó a conocer a Carmine Infantino, uno de los principales editor de DC Comics, quien coincidió en que Bernie tenía lo necesario para convertirse en artista profesional.
Unas semanas después, Michael W. Kaluta, otro artista a quien había conocido en la convención, lo llamó para decirle que Al Williamson lo estaba buscando a nombre de Giordano e Infantino. Wrightson buscó las tarjetas que le habían dado y llamó al segundo, que le ofreció dibujar The Nightmaster, una serie de espada y hechicería que estaba preparando. Aceptó de inmediato, renunció a su trabajo en el diario, juntó sus cosas y se mudó a Nueva York sin mirar atrás.
Al principio no fue fácil adaptarse a su nuevo trabajo. Esa primera asignación le parecía de vida o muerte, y el pánico y ansiedad lo paralizaron. Dibujó las primeras páginas y las llevó a DC, convencido de que lo iban a despedir. En vez de eso Infantino retrasó el lanzamiento de la serie y puso a Wrightson bajo la tutela de Joe Orlando, veterano artista salido de la EC, quien era el editor responsable de la antología House of Mystery.
El número 179 de aquel título incluyó en sus páginas el primer trabajo profesional como artista de cómics de Wrightson. Su ritmo de trabajo era ideal para realizar historias cortas, y con los consejos de Orlando poco a poco fue puliendo su habilidad como narrador gráfico. En aquellos primeros años realizó portadas e historias cortas para varios títulos de la editorial, y poco a poco ganó admiradores entre lectores y editores.
El gran salto en su carrera se dio en la primavera de 1971, con House of Secrets #92. Además de ilustrar la portada, Wrightson dibujó una historia de Len Wein que introdujo a un nuevo personaje en la mitología de DC: Swamp Thing. Su éxito fue tal que al año siguiente el mismo equipo creativo lanzó una serie regular. Swamp Thing #1 se publicó en el otoño de 1972, pero pese a su inmediata popularidad Wrightson se aburrió del concepto y dejó la serie tras dibujar diez números.
En los años siguientes realizó portadas e historias para títulos de DC y Marvel Comics, pero pronto se hartó de lidiar con las constantes revisiones solicitadas por la Comics Code Authority, órgano de autocensura de la industria del cómic. La solución la halló en 1974 en Warren Publishing, editorial cuyas revistas (Eerie, Creepy y Vampirella) no dependían de la CCA, además de que se publicaban en blanco y negro, formato preferido por Wrightson, y la paga era mejor.
Al año siguiente Wrightson y algunos de los amigos que había hecho entre artistas en el circuito de convenciones, entre ellos Jeffrey Catherine Jones, Michael Kaluta y Barry Windsor-Smith, decidieron alquilar un espacioso loft en el centro de Manhattan y convertirlo en un estudio donde pudieran trabajar juntos y compartir ideas con miras a trabajar fuera de las restricciones de la industria del cómic. Al paso del tiempo ese espacio compartido llegó a conocerse como The Studio.
En esa misma época Wrightson comenzó a diversificar su producción artística. Sin dejar de hacer arte secuencial, pronto comenzó a realizar también pósters, litografías, calendarios e ilustraciones para revistas, destacando sus colaboraciones para la National Lampoon, revista en que por casi diez años publicó de forma irregular cómics e ilustraciones sueltas que le permitieron alcanzar un público y mercado distintos a los que lo conocieron en sus inicios.
También en 1975 Bernie comenzó un proyecto personal realizado entre trabajos. A lo largo de casi siete años trabajó en decenas de ilustraciones inspiradas por la clásica novela de horror gótico Frankenstein, de Mary Shelley, con un estilo reminiscente de los grabados en madera y metal propios de publicaciones del siglo XIX. Éstas se usaron en una edición ilustrada de la novela, publicada en 1983 por Marvel Comics.
A inicios de la década de los 1980 su trabajo en cómics se volvió más esporádico, aunque el Captain Sternn, creación suya aparecida en las páginas de la revista Heavy Metal, se convirtió en un segmento de la película animada inspirada por la mítica revista. La misma publicación reimprimió de forma serializada la novela gráfica The Freakshow, escrita por Bruce Jones e ilustrada a tinta y acuarelas, la cual fue publicada originalmente en España.
Su arte se usó también en la producción de Creepshow, película de George A, Romero y Stephen King, así que de forma muy apropiada él mismo se hizo cargo de ilustrar la novela gráfica inspirada en la misma cinta cinta. Esa colaboración con King dio frutos en los años siguientes, pues el escritor disfrutó tanto trabajar con él que lo contrató para hacer ilustraciones para algunas de sus novelas, entre ellas The Stand, Wolves of the Calla, y Cycle of the Werewolf.
La creciente visibilidad de su trabajo le consiguió empleo en Hollywood, a menudo como parte del departamento de arte en distintas producciones. Aunque poco glamorosa, es una labor bastante más lucrativa que los cómics, incluso en casos en que la película no se realiza o el trabajo no es usado en la versión final de la cinta. Por ejemplo, diseñó fantasmas y criaturas para Ghostbusters, pero sólo una de sus propuestas (el fantasma de la bibliotecaria) forma parte de la película.
Otras cintas en que colaboró diseñando criaturas incluyen a Space Truckers, The Faculty, Galaxy Quest, Spider-Man, Reign of Fire, Blade: Trinity, Land of the Dead, Ghost Rider, The Mist, y Serenity, y entre las producciones abortadas podemos mencionar The Shadow Over Innsmouth y King Kong, primera versión del proyecto de Peter Jackson antes de que éste se lanzara de lleno a la producción de la trilogía de The Lord of the Rings.
En cuanto a Marvel y DC, en los ochenta trabajó en la novela gráfica Spider-Man: Hooky, y colaboró con Jim Starlin en la miniserie Punisher P.O.V. y en la novela gráfica The Incredible Hulk and The Thing: The Big Change. También hicieron equipo en la novela gráfica The Weird y la miniserie Batman: The Cult, para DC. y juntos coordinaron los proyectos en apoyo a la lucha contra la hambruna en África: Heroes for Hope (Marvel) y Heroes Against Hunger (DC).
De su escaso trabajo en cómics en los 1990 e inicios de los 2000 destacan sus colaboraciones con Ron Marz en Aliens: Incubation y Batman/Aliens. En 2007 conoció a Steve Niles, creador de 30 Days of Night, y revivió su interés por los cómics. Entre 2007 y 2012 trabajaron juntos en las miniseries City of Others, Dead She Said!, Ghoul, Doc Macabre y Frankenstein Alive, Alive!, y la última lo hizo acreedor a un premio de la National Cartoonists Society.
En enero de 2017 Wrightson anunció su retiro, señalando que deseaba enfocarse en su lucha contra el cáncer. El talentoso artista falleció el 18 de marzo de ese mismo año a los 68 años de edad, y al día siguiente su viuda confirmó que desde unos años atrás había sido diagnosticado con cáncer en el cerebro.
Aunque su volumen de obra no es tan grande como el de otros artistas, el impacto de Bernie Wrightson en varias generaciones de artistas es testamento a la calidad de sus esfuerzos. Inspiró a figuras del cine, la literatura y los cómics, y creativos en diversos medios, como Neil Gaiman, Guillermo del Toro o Mike Mignola lo citan como una de sus mayores influencias.
Desde su muerte ha sido motivo de toda clase de tributos, y al analizar su trabajo y la forma en que éste dejó huella en el entretenimiento contemporáneo, sobre todo en lo que respecta al horror, queda claro por qué se le considera como una leyenda del cómic y la ilustración, y justifica a carta cabal el merecido mote de el maestro de lo macabro.
Una versión previa de este texto se publicó en Comikaze #29
(octubre de 2015), dos años antes del fallecimiento de Wrightson.
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