martes, 12 de febrero de 2008

Cloverfield (Monstruo)

Cloverfield (Monstruo) debe haber sido una de las películas más publicitadas durante la segunda mitad del año pasado a pesar de que no tuvo gran presencia en medios tradicionales. Supongo que es probable que esa oración no tenga sentido para ustedes a menos que estén familiarizado con términos como publicidad viral o guerrilla marketing.

A diferencia de la campaña para The Dark Knight, en la que utilizan esas mismas técnicas de promoción, nunca sentí interés por visitar los múltiples sitios web que participaron en la campaña ni tampoco por darle seguimiento a los hallazgos que en ellos se hacían.

Así que llegué a ver la película sin saber mucho, más allá de que era una producción de J.J. Abrams escrita y dirigida por un par de amigos suyos (Drew Goddard y Matt Reeves, respectivamente), y por tanto no tenía expectativa alguna, lo que siempre es una buena idea al tratarse de películas tipo blockbuster (literalmente) sin pretensiones.

Supongo que eso fue lo mejor, pues aunque la historia es entretenida, no tiene mucho más que ofrecer aparte de hora y media de escapismo bien trabajado. Para fines prácticos y a manera de referencia, quizá la película debería llamarse The New York Monster Project. La cinta se presenta como un video rescatado del lugar de los hechos, y por tanto se ve tal como si la hubiera grabado un videoaficionado mientras ocurrían los sucesos narrados.

Me parece prudente mencionar que, al menos al inicio de su exhibición en salas de los Estados Unidos, la película incluía una advertencia para los espectadores, pues según parece, los constantes y bruscos movimientos de cámara que suceden a lo largo de toda la película podían provocar cierto malestar y mareos entre algunos miembros de la audiencia.

La película está muy bien montada. Todo empieza la noche en que el monstruo ataca, e inicia en una fiesta de despedida para alguien que se irá a trabajar al extranjero. Luego de un apagón y un terremoto (en la isla de Manhattan, algo que no es común) la gente sale a la calle a tratar de averiguar que está pasando, y vemos lo mismo que ellos: caos, destrucción, una que otra explosión y ocasionales vistazos de algo gigantesco que se mueve entre los rascacielos de la ciudad.

El amigo a quien habían encargado grabar un video de despedida para el festejado decide seguir usando la cámara y documentar los sucesos de la noche, lo que no debe extrañar a nadie luego de ver su comportamiento con la cámara durante la fiesta. Una vez que empieza la evacuación de la ciudad, un reducido grupo de amigos decide moverse en dirección opuesta para tratar de llegar al departamento de una amiga suya que quedó atrapada ahí.

Lo que sigue es un homenaje a las viejas películas de desastres, con Nueva York como catastrófica locación. Los creativos involucrados seguro crecieron viendo esas cintas, además del cine post-apocalíptico ochentero, como evidencian guiños visuales como la cabeza de la Estatua de la Libertad a mitad de la calle, tal como se ve en el póster de la clásica Escape from New York, de John Carpenter.

A eso habría que sumarle el factor de paranoia que existe en Estados Unidos, sobre todo en Nueva York, luego de lo ocurrido el 11 de septiembre de 2001, lo que redondea la sensación de pánico ante lo inesperado que permea la historia de principio a fin.

Se me ocurren un par de interesantes datos de trivia:

  • El personaje que porta la cámara durante la mayor parte de la película se llama Hud, y HUD son también las siglas de Heads-Up Display, nombre con el que se conoce a la pequeña pantalla o visor que tienen la mayoría de las videocámaras caseras en la actualidad, presumiblemente siendo ese visor el utilizado durante la filmación.
  • Cloverfield (Campo de Tréboles) era originalmente el nombre código de la película, usado para alejar papparazzis, reporteros y curiosos en general de los sitios de filmación mientras se rueda una película. El nombre lo tomaron de la avenida donde se encuentran las oficinas de Bad Robot, la productora de Abrams y sus socios, quienes después de discutirlo decidieron dejarlo como título definitivo.

Respecto al monstruo en sí, me deja con sentimientos encontrados, sobre todo luego de las muchas especulaciones alrededor de su posible aspecto. De hecho, tengo la sensación de que la película no se habría visto afectada de manera importante si nunca hubiéramos visto de forma clara a la criatura, pero eso puede ser sólo idea mía.

Como sea, me parece que Cloverfield es una película entretenida que no le va a cambiar la vida a nadie, y que puede resultar una agradable sorpresa si uno es fan del cine de monstruos o si se encuentra del humor adecuado al momento de verla. Sólo recuerden tener en cuenta las posibles molestias que la cámara de mano puede causar en gente sensible a esa experiencia.

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