Pensaba iniciar mis comentarios sobre las películas de Alfred Hitchcock con The Lodger: A Story of the London Fog, a menudo llamada sólo The Lodger, lo que puede provocar confusiones con varias películas del mismo título producidas a lo largo de las décadas. Filmada en 1927, The Lodger es la tercera película de Hitchcock pero la más antigua de las que se conservan copias. Cuando años más tarde lo entrevistó Francois Truffaut, el propio Hitchcock comentó que, para fines prácticos y en lo que a él concernía, debía considerarse como su primera película, pues en ella empezó a tomar las decisiones narrativas que marcaron su estilo en los años por venir.
The Lodger (El Inquilino) está basada en la novela de Marie Belloc Lowndes del mismo título, y cuenta la historia de un hombre sospechoso de ser un peligroso asesino serial conocido como The Avenger (El Vengador), quien parece elegir como víctimas sólo a muchachas de cabello rubio en las calles de Londres. Los crímenes del notorio asesino suman ya siete y los residentes de la ciudad viven con una mezcla de morbo y temor.
El Sr. y la Sra. Bunting (Arthur Chesney y Marie Ault) tienen una casa de huéspedes, y están preocupados porque Daisy (June Tripp), su joven hija, tiene cabellos dorados, Lo único que los consuela un poco es que Joe (Malcolm Keen), el principal pretendiente de Daisy, es policía.
En ese clima de tensión llega a casa de los Bunting un nuevo inquilino, un hombre joven y bien parecido (Ivor Novello) cuyo peculiar comportamiento lo convierte rápidamente en el blanco de las suspicacias de la Sra. Bunting, quien no tarda en compartirlas con su marido. ¿Será posible que su nuevo inquilino sea en realidad el asesino que tiene a la ciudad en zozobra?
Como mencioné antes, se trata de una producción de 1927, y para tratarse de una película muda, presenta detalles técnicos que la separan de la mayoría de las cintas de esa época que he visto. Trucos de cámara y un creativo montaje de escenas dan a esta película una complejidad poco vista en el cine mudo, y la convicción de Hitchcock de poder contar la historia con un mínimo de diálogos produce una cinta fluida con pocas interrupciones para la inserción de textos.
Hitchcock manifiesta aquí algunas tendencias temáticas que se volverían marcas de la casa: triángulos amorosos, fetichismo, presuntos culpables que buscan por todos los medios probar su inocencia, desviar la atención del espectador a partir de tramas secundarias o paralelas, etc.
Encontré muy marcado el simbolismo gráfico presente en las tarjetas. Primero el asesino que deja una tarjeta en sus víctimas donde se ve su sobrenombre dentro de un triángulo, usar una composición de triángulos para las tarjetas con el nombre de Daisy, y finalmente el triángulo pasional formado por Daisy, Joe, y el inquilino.
En general me parece una buena película y a pesar de su ritmo semilento, la encuentro muy recomendable, sobre todo si tienen algún interés técnico o personal en el trabajo narrativo, pues algunos recursos mostrados en el montaje son dignos de ser analizados a detalle.
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