miércoles, 24 de marzo de 2010

The Strain (Nocturna), de Guillermo del Toro y Chuck Hogan

En pocos años el mexicano Guillermo del Toro se convirtió en uno de los directores de cine más respetados, sobre todo cuando se trata de películas de géneros fantásticos. El realizador tapatío suele escribir sus propios guiones, ya sea solo o en colaboración con alguien más, pero esta historia es algo diferente, pues no la escribió pensando en llevarla al cine o la televisión.

Para escribir The Strain, del Toro hizo equipo con el novelista Chuck Hogan, autor de suspenso que hace unos años, gracias a su novela Prince of Thieves (recién llevada al cine por Ben Affleck bajo el título de The Town), ganó el premio Hammett, uno de los de mayor prestigio en el género.

Esta novela es el primer libro de una trilogía que será completada por las todavía inéditas The Fall y The Night Eternal, programadas para publicarse este verano y el del 2011, respectivamente. El libro se publicó de forma simultánea en inglés y español. En nuestro idioma se llama Nocturna, y las otras dos partes de la saga se van a llamar Oscura y Eterna.

La trama de The Strain se desarrolla en la ciudad de Nueva York en el presente. La historia comienza con un homenaje al Dracula de Bram Stoker. Un avión proveniente de Alemania aterriza en el aeropuerto JFK y se queda en la pista, completamente quieto y a oscuras. Las autoridades abordan para averiguar la causa, y encuentran muertos a toda la tripulación y los más de doscientos pasajeros.

La investigación queda a cargo del Dr. Ephraim "Eph" Goodweather, patólogo del Centro de Control de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), pues se cree que las muertes fueron causadas por algún virus, aunque la verdad es muy distinta. Tras una revisión, hallan a cuatro sobrevivientes, tres pasajeros y un copiloto, quienes empiezan a desarrollar síntomas extraños antes de ser dados de alta del hospital, pues no hay razón para retenerlos.

Abraham Setrakian, un anciano de origen rumano que tiene una casa de empeño en la ciudad, parece familiarizado con el parásito que Eph intenta identificar, y le informa que su problema no es un virus, sino un vampiro. Aunque renuente a aceptar su existencia y que Nueva York esté al borde de una catástrofe a causa de ellos, el médico se convence tras toparse cara a cara con los "supervivientes" del vuelo.

La novela parece combinar de gran forma los talentos de del Toro y Hogan, pues a pesar de que tiene un ritmo vertiginoso, se las arregla para construir poco a poco un tenso ambiente de suspenso.

Con un director de cine involucrado, no es sorpresa que muchas escenas creen la sensación de estar leyendo una película. De hecho, algunos elementos de la historia me recuerdan las incursiones anteriores de del Toro en el género de vampiros, como la inusual fisiología de los vampiros (Blade II), o la presencia de un anciano millonario dispuesto a cualquier cosa en busca de alcanzar la inmortalidad (Cronos).

Hay una gran labor de caracterización, pues los personajes principales no sólo son interesantes, sino que además están bien desarrollados, en tanto que los personajes de soporte sirven su función de una manera eficiente, y algunos de ellos van poco a poco integrándose a la parte central de la historia de un modo que me lleva a pensar que pudieran tener una participación más importante en el resto de la trilogía.

Usar Nueva York como locación me parece una excelente idea, pues además de ser una gran ciudad con población originaria de muchas partes del mundo, que le da una identidad cultural muy especial, cuenta con uno de los sistemas de túneles más extensos del mundo, que la convierten en una ideal base de operaciones para seres que buscan evitar la luz del sol.

El tono en que está contada la historia me recuerda un poco a otras novelas de vampiros que se desarrollan en entornos contemporáneos, como son 'Salem's Lot, The Hunger, o The Light at the End, todas ellas ya comentadas en este espacio.

Me gustó mucho la forma en que aceptan algunas de las convenciones del género (el antiguo mal que viene de Europa del Este, el anciano profesor que será la némesis del monstruo) y las mezcla con ideas originales para crear una mitología propia sin que esto los obligue a olvidarse de hacer guiños a historias más tradicionales de vampiros de distintos medios.

The Strain es una gran novela que debiera resultar del agrado de los aficionados a los vampiros, a la ciencia ficción, o a los thrillers de suspenso, pues tiene un poco de todo, y lo usa de buena manera. Lo único malo es que resulta tan envolvente y sobrecogedora su lectura que será difícil esperar por la aparición de las siguientes partes. Altamente recomendada.

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