Martin Scorsese es uno de los directores norteamericanos más respetados en la actualidad, y con justa razón. Su filmografía está compuesta por una veintena de películas de diversos géneros y el nivel de calidad que logra siempre ha sido bastante alto, y podemos decir que cuenta en su currículo con algunos clásicos para la posteridad.
A pesar de la variedad de géneros en que ha trabajado, el suspenso o el terror psicológico no son recurrentes en su obra, por lo que Shutter Island marca su primer esfuerzo en ese sentido desde hace casi veinte años, cuando dirigió el excelente remake de Cape Fear (Cabo de Miedo).
Shutter Island (La Isla Siniestra) está ambientada en los 1950 y sigue a los marshalls federales Teddy Daniels (Leonardo DiCaprio) y Chuck Aule (Mark Ruffallo) mientras visitan el sanatorio Ashecliffe, un centro de reclusión para criminales mentalmente dañados. El hospital se encuentra en Shutter Island, una isla en las cercanías de Boston, donde se aprovecharon unas instalaciones abandonadas de la guerra civil norteamericana para construir el hospital.
La razón de que se requiera su presencia en la isla es la misteriosa desaparición de una interna, que se desvaneció sin dejar rastro alguno a las fuertes medidas de seguridad. Al llegar entregan sus armas, pues los protocolos de centros penitenciarios las prohíben en su interior. Después se entrevistan con el médico al frente de Ashecliffe, el doctor John Cawley (Ben Kingsley), quien les ofrece toda la asistencia que requieran pero parece más preocupado por no permitir que hurguen en el funcionamiento interno del sanatorio, lo que despierta las sospechas del marshall Daniels, quien tenía razones para considerar que algo raro ocurría en la isla.
La investigación sobre la desaparición no tiene hacia donde ir. Imposibilitados de interrogar al médico encargado o de acceder a los registros de personal del hospital, los dos agentes empiezan a pensar que su presencia en la isla, pese a lo poco bienvenida que resultó, pudiese no ser una casualidad, por lo que empiezan a temer por su seguridad y sus posibilidades de abandonar la isla.
La película tiene una atmósfera oscura y decadente, con un diseño de escenarios y vestuarios impresionante que recrea la época de una forma asombrosa. Scorsese opta por contar la historia a un ritmo semilento pero lleno de intención, lo que da un cierto aire noir que resulta muy atractivo. La historia empieza a dar giros y pasa de ser un misterio policial a un drama de conspiraciones y después a un thriller psicológico, para después alternar mezclar géneros con una facilidad que solo años de experiencia tras la cámara pueden justificar.
La historia, a pesar de que en un par de momentos requiere demasiada colaboración del espectador para sostenerse, funciona. Es más efectista que efectiva, pues juega con la percepción que la audiencia tiene de la situación de formas poco creativas pero bien ejecutadas, lo que ayuda a que al final salga bien librada. Por tratarse de una película de Martin Scorsese creo que quedó a deber, pues al final resulta más un ejercicio estilístico que un arriesgado proyecto narrativo como los que acostumbrara hace años el buen Marty.
Es de destacar el buen nivel de actuaciones con que cuenta la cinta, pues además de los tres actores antes mencionados aparecen como soporte Max Von Sydow, Patricia Clarkson, Ted Levine, Michelle Williams, Elias Koteas, Emily Mortimer, John Carroll Lynch y el cada vez más prominente Jackie Earle Haley.
La combinación de buena dirección con buenas actuaciones y una excelente ambientación ayuda a que el flojo guion de la película sea una preocupación menor, lo que permite que Shutter Island sea lo bastante interesante y entretenida como para valer las casi dos horas y media que requiere del espectador. Sin embargo, es una obra menor en la filmografía de Scorsese, quien necesita un proyecto especial para reavivar su carrera antes de caer por completo en la autocomplacencia.
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