Por una curiosa coincidencia, en cuestión de cine este año empezó justo como el anterior. Hace un año la primera película que vi fue RocknRolla, primer proyecto de Guy Ritchie tras su separación de Madonna, y lo hice en compañía de varios de mis amigos. Este año empecé otra vez con amigos y una cinta de Guy Ritchie, pues aprovechamos los últimos días del receso invernal para ver la más reciente versión de Sherlock Holmes, con Robert Downey Jr, Jude Law, Rachel McAdams y Mark Strong.
Desde que se anunció el proyecto hubo puristas (sí, existen puristas de un personaje literario del siglo XIX) que se quejaron por lo que veían como un atentado a la esencia de Holmes, aunque sólo sabíamos que el estudio quería una versión del famoso detective que fuese atractiva para el público contemporáneo. Es decir, una versión capaz de divertir a adolescentes con poca capacidad de retención. Y eso es justo lo que hicieron. Contrario a lo que podría esperarse ante esas ambiciones, la película es muy entretenida sin sacrificar el desarrollo de personajes o la trama.
Lord Blackwood (Strong) es un noble acusado de secuestrar y asesinar a varias jóvenes en rituales de magia negra. Es detenido por Sherlock Holmes (Downey Jr) y su compañero y asistente John Watson (Law) justo antes de asesinar a una más. Se le condena a morir en la horca y eso parece cerrar el asunto, salvo porque un par de días después de ejecutado Lord Blackwood abandona su tumba y reinicia su tétrica labor. Holmes debe averiguar como burló a la muerte, cuáles son sus planes, y detenerlo. Engañosamente simple.
Holmes debe investigar el caso mientras lidia con problemas personales, pues Watson está a punto de comprometerse y piensa mudarse, lo que entre otras cosas daría fin a su sociedad con el famoso detective. Además, Holmes descubre que Irene Adler (McAdams), una mujer con la que comparte un pasado está de vuelta en la ciudad. Intrigas secretas de alta sociedad, magia negra, terrorismo steampunk, una femme fatale estilo victoriano, y un par de caballeros con un gusto por resolver misterios ¿Qué más se puede pedir para pasar una tarde de sano esparcimiento?
Respecto a los puristas, quisiera aclarar que muchos de ellos (no todos, pues me consta que algunos son serios) no son más que pretenciosos snobs, pues en muchas ocasiones resulta que ni siquiera han leído las historias de Sir Arthur Conan Doyle y su referencia para considerarse expertos en Holmes son las decenas de películas que se han producido a lo largo de las décadas.
El flemático caballero de conducta intachable que estos individuos sostienen debe ser Sherlock Holmes, es un producto creado en los estudios de cine y no por la pluma de Sir Doyle. Es fácil identificarlos porque suelen expresar dudas o negar algunos datos sobre el personaje que son mencionados en esas historias pero rara vez representados en el cine: Holmes es adicto al opio y es una persona de carácter desagradable. Fue boxeador y es un experto espadachín, igual que Watson.
Ciertamente la versión del personaje que presenta Ritchie en esta película parece exacerbar algunos de esos elementos al tiempo que deja de lado otros con los que el público está más familiarizado, pero a fin de cuentas se trata de una interpretación y como tal se encuentra sujeta a toda clase de discusiones. A fin de cuentas, si lo que uno desea es el Sherlock Holmes clásico, existen varios libros bastante accesibles por estar en el dominio público, y no es difícil conseguir algunas de las películas que ayudaron a popularizar al personaje.
Un amigo comentaba la película y se preguntaba en qué momento Holmes y Watson se habían convertido en Batman y Robin, lo que me divirtió un poco, porque mientras veía la película hallé varios paralelos a esa comparación, que además viene al caso porque Holmes es una de las inspiraciones más grandes para Batman, a quien su más grande enemigo (y no, no hablo del Joker) suele referirse con un simple apelativo: Detective.
Si les gustan las películas de Guy Ritchie, no hay ni por qué dudar, Sherlock Holmes es para ustedes. Si su interés en el personaje no es de tintes académicos, también la pueden disfrutar, y si lo único que buscan es una opción de entretenimiento para todas las edades, creo que es una muy buena opción. Supongo que no soy el único que piensa así, pues la buena aceptación que la película ha tenido ha provocado que se acelere la preproducción de una secuela, usando por ahora sólo una palabra, la cual está llena de promesas: Moriarty.
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