Desde 1949 todos los años en esta fecha, un misterioso hombre vestido con capa y sombrero negros y portando un bastón con punta de plata, visitaba de madrugada la tumba de Poe. Se servía una copa, la elevaba al aire en actitud de brindar por algo, y se retiraba del lugar, dejando al pie de la tumba media botella de cognac y tres rosas rojas. Año tras año, entre la media noche y las 5.30 de la mañana, el enigmático visitante repetía su ritual. En una nota dejada junto al cognac y las rosas en 1993, el misterioso visitante informaba que "la antorcha sería pasada" a sus dos hijos. Años después se supo, por otra nota, que el hombre falleció en 1998 y desde entonces era uno de sus hijos el que realizaba la tradicional visita.
Jerome no cree que exista la posibilidad de que el visitante aparezca por ahí más tarde, pero no parece dispuesto a aceptar la idea de que la tradición haya llegado a su fin, y al hablar con la prensa les informó que piensa mantener su vigilia de madrugada al menos por dos o tres años más.
Nunca se ha sabido la identidad del hombre o de su sucesor, ni la razón por la cual dejaba tan singular ofrenda. Se ha especulado que las tres rosas eran un tributo a Poe mismo, su esposa Virginia, y a su suegra, pues los tres estaban enterrados en el mismo lugar. Sobre el brindis y el cognac, nadie sabe cual pueda ser su significado. Algunas de las botellas de cognac han sido recogidas y almacenadas por la Sociedad Edgar Allan Poe de Baltimore.
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