viernes, 13 de marzo de 2009

Watchmen: La película

Watchmen, la novela gráfica de Alan Moore y Dave Gibbons publicada hace ya veinte años, sigue siendo considerada como la cúspide narrativa del arte secuencial. Casi desde el momento en que se completó su publicación serializada se le ha tomado en cuenta como candidata en ser adaptada al cine o la televisión, pero tras varios intentos infructuosos empezaba a ser considerada como imposible de filmar. Pero como el mundo ha podido atestiguar desde hace una semana, ese no era el caso. Zack Snyder, aclamado por su trabajo en el remake de Dawn of the Dead (El Amanecer de los Muertos) y la adaptación de 300, fue asignado como director del proyecto hace un par de años.


Conforme la fecha prometida para el estreno se acercaba, la promoción de la cinta creció en intensidad. Video-diarios de producción, imágenes promocionales y un bien publicitado escándalo legal que amenazaba con impedir el estreno de la película contribuyeron a que las expectativas crecieran aún más. Cada nuevo trailer en la red y cada foto liberada a los medios, llevaban a pensar que Zack Snyder y Warner Pictures estaban a punto de liberar el Santo Grial cinematográfico para los fanáticos de cómics: una buena película basada en Watchmen.

Y en lo personal fue una decepción. No porque sea mala, pues no lo es, ni porque no me haya gustado, pues me gustó, a secas. Pero no es la obra maestra que habría de cambiar la forma en que el público ve al cine basado en cómics y por extensión a la misma industria del cómic. Decepcionado porque no es lo que prometieron en los previos y porque se queda corta en lo que sus realizadores presumían como sus mayores virtudes. Porque pretende ser mucho más inteligente de lo que en realidad es, y no es tan original como nos quieren hacer creer. ¿No están hartos de que cualquier director con un par de éxitos sea automáticamente acreedor al título de "visionario"?


La historia es bastante simple. Es 1985 y la Guerra Fría está en su apogeo. La existencia del único héroe con superpoderes crea un desequilibrio en el balance de poder y los Estados Unidos ganan la guerra de Vietnam. Richard Nixon, considerado como el cerebro detrás de esa victoria, es aclamado como héroe y puede reformar las leyes para reelegirse indefinidamente, encontrándose ya en su quinto periodo en el poder.

Las hostilidades con el bloque soviético parecen inminentes y la amenaza de una catástrofe nuclear pende sobre el mundo. Como resultado de revueltas populares, se prohíben toda clase de actividades relacionadas con vigilantes y justicieros. Sólo uno de los antiguos héroes sigue operando en la clandestinidad y es él quien buscará averiguar por qué alguien querría matar a héroes retirados y hacerlo parecer una coincidencia.


El corazón de la historia es básicamente el mismo que en la novela gráfica, pero el fuerte de ésta es la forma en que está contada. La riqueza de detalles en la construcción de su ucronía y la profundidad con que explora los miedos, motivaciones y traumas de sus personajes, la punzante crítica a la sociedad norteamericana a través de la forma de entretenimiento norteamericana por excelencia, los superhéroes. Y todo de la mano de dos artesanos del cómic, quienes no conformes con mostrar su talento empujaron el empaque más allá para hacer una demostración práctica de las inigualables virtudes del cómic como herramienta narrativa y medio de comunicación.

Lamentablemente la película se quedó en la superficie, recreando la ucronía y poblándola de versiones más planas y simples de los personajes. Ni siquiera el tomar algunos diálogos de la obra original, o adaptar los primeros quince o veinte minutos directamente de la página impresa ayudan a desvanecer la sensación de hoquedad que domina la mayor parte de la película.


A mi juicio resulta contraproducente ese esfuerzo consciente de ser fieles al material de origen en vez de hacer lo correcto, adaptar y traducir a las necesidades de un medio diferente. No puedo opinar por quienes hayan visto la película sin conocer el material de origen, pero tengo la impresión de que muchos se preguntarán a que venía tanto alboroto acerca de Watchmen y si realmente es lo mejor que el medio puede ofrecer. A esas personas sólo les puedo hacer una recomendación: Lean el libro.

Insisto, la película no es mala, pero la presunción mostrada por director y productores provoca que no pueda igualar el hype generado a su alrededor. Me gustaron mucho las actuaciones (excepto por los personajes femeninos, aunque el guión no les daba mucho con qué trabajar), particularmente de los responsables de dar vida a Rorscharch y The Comedian. Ozymandias es tal vez el más pobre de los personajes tanto por el tratamiento que se le dio como por la selección del actor y eso también lastima al producto final.


Entiendo la selección musical y aunque tiene sus momentos, en términos generales no me gustó. Las secuencias de pelea son demasiado largas para su propio bien, y el jugar con la velocidad de la cámara empieza a convertirse en un recurso usado con exageración. La edición pudo ser mejor, y hay al menos dos momentos que resultan incomprensibles si no se tiene el antecedente de conocer la historia, al menos hasta que aparezca la versión del director donde se integre todo el material filmado y algunas cosas cobren sentido.

En conclusión, con sus dos horas y casi cuarenta y cinco minutos, Watchmen es demasiado larga y lenta para ser una exitosa historia de superhéroes. Sin embargo, ese tiempo resulta insuficiente para explorar todos los elementos que intentaron explorar. No llega a ser un fracaso, pero el triunfo creativo que pudo haber sido no se dio. Recomendada para los fans del género y para quienes sientan curiosidad por el tema. No se van a aburrir y, les guste o no, sin duda les dará material para discutir y debatir.

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