Deben haber pasado unos quince años desde que leí The Hunt for Red October (La Caza al Octubre Rojo), la exitosa novela de Tom Clancy que fue llevada al cine en 1990 bajo la dirección de John McTiernan, pero aún recuerdo la exhilarante sensación de hallar ese elevado nivel de detalle y tecnicismos (nerd que es uno) impecablemente intercalados en una entretenida prosa, habilidad en la que tal vez sea sólo superado por el recién desaparecido Michael Crichton.
Desde entonces debo haber leído una docena de novelas de Clancy, y aún cuando no estoy de acuerdo con muchas de sus ideas políticas, lo entretenida que resulta su prosa y lo bien desarrolladas y construidas que resultan sus historias hacen que valga la pena cada lectura, siendo particularmente de mi agrado las del complejo pero coherente mundo que creó alrededor de Jack Ryan, personaje presentado en The Hunt for Red October.
Durante la segunda mitad de los 90, Clancy se involucró en el desarrollo de juegos de estrategia. Se asoció con el reconocido editor Martin H. Greenberg para crear Red Storm Entertainment, una compañía de desarrollo de videojuegos, cuyo nombre tomó de otra de sus novelas (Red Storm Rising - Tormenta Roja). Años después firmó un acuerdo para licitar el uso de su nombre y creaciones a Ubisoft, con quienes ha colaborado en una serie de juegos para consolas, destacando las exitosas sagas Splinter Cell y Ghost Recon, junto con todos sus derivados.
Lamentablemente esa mentalidad de empresa lo llevó a trabajar en la creación de franquicias literarias, creando conceptos y entornos en los que otros autores escriben historias. Nunca me han atraído esa clase de empresas porque soy de la idea de que el mismo formato y concepto bajo el que funcionan limita la creatividad de los escritores involucrados, pues muchos de ellos terminan intentando imitar el estilo y voz del creador del concepto.
He hecho el esfuerzo por evitar los libros de esas series, aunque a veces leo el primer libro de cada una, usualmente escrito por Clancy para establecer entornos y personajes, como es el caso de Op-Center y NetForce. Aclarado lo anterior, debo confesar que la curiosidad pudo más. Las novelas pertenecientes a esas franquicias incluyen una leyenda como "creado por Tom Clancy y Martin Greenberg (o su asociado de turno), escrito por...", pero hace algún tiempo noté que algunos libros no dan crédito al escritor. Ése es el caso de Tom Clancy's Power Plays: ruthless.com, la novela con la que rompí mi costumbre de no leer el material perteneciente a estas franquicias.
Por los agradecimientos entiendo que el libro fue escrito, o al menos coordinado, por el propio Clancy, trabajando bajo una serie de ideas desarrolladas por el equipo detrás del juego de computadora ruthless.com, desarrollado por Red Storm Entertainment. El resultado no es del todo malo, pero dista de alcanzar el nivel de entretenimiento y calidad narrativa que he llegado a esperar de Clancy.
Roger Gordian es el fundador y presidente de UpLink, una de las compañías líderes en el desarrollo de software de encriptación de datos, quien ve amenazado el bienestar y futuro de su empresa cuando ésta se ve amenazada simultáneamente por una posible toma hostil, severos intentos de sabotaje industrial, atentados en contra de él mismo y su personal, y una serie de intrigas políticas y económicas.
El ritmo narrativo es muy ágil, casi vertiginoso, y la historia es atractiva, intrigante y sumamente entretenida. Por desgracia el desarrollo de personajes es mínimo y nunca se logra el menor grado de empatía con ninguno de ellos, lo que impide que la lectura resulte más disfrutable.
Ahora que mi curiosidad ha quedado satisfecha supongo que podré alejarme de estas novelas-franquicia y concentrarme en buscar las novelas del Ryanverso (es decir, las que siguen las aventuras de Jack Ryan, la más famosa creación de Clancy) que aún no he leído, y tal vez los dos o tres libros de Op-Center que escribió él mismo. Tom Clancy's Power Plays: ruthless.com no fue una total decepción, pero lo recomendaría sólo a los incondicionales de Clancy o a los aficionados a las historias de intriga geopolítica y económica que tengan algunas horas que matar.
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