El trabajar en un local comercial implica tener trato con mucha gente, lo que puede derivar en toda clase de situaciones. Uno ve y escucha muchas cosas, a veces divertidas, a veces tontas... en ocasiones interesantes y en otras tantas sin sentido o tan absurdas que uno quisiera olvidarlas inmediatamente. De vez en cuando dedicaré un espacio a contar algunas anécdotas o compartiré alguna frase o conversación que me haya tocado escuchar.
El 3 de enero, como a las 9:30 de la mañana, ante el mostrador, tras atender a un par de señoras.
Señora 1: (Mientras guarda su cambio) ¿Mañana ya van a abrir?
Yo: (Con cara de extrañeza) ¿Perdón?
Señora 1: (Sacude las manos, como apenada por su pregunta... o eso creí) Ah, este... bueno, o sea, ¿ya van a abrir bien?
(Levanto una ceja, volteo a ver la entrada del local, luego las lámparas, y finalmente recorro con la vista el local tratando de entender a que se refiere, pero no digo nada. A unos metros, fuera de la vista de ambas señoras, mi hermano sacude la cabeza y ríe en silencio)
Señora 2: (Con una expresión que claramente proyecta la pena ajena que siente en esos momentos) Ay, manita, como eres zonza, pues si ya están abriendo normal... mejor ya vamonos y déjate de tonterías...
(La jala por un brazo para encaminarla a la salida, pero antes de salir la primera se vuelve una última vez, para hacer la que tal vez era su pregunta original)
Señora 1: ¿A qué horas abren mañana?
Puede no ser la anécdota más divertida, pero es real. Además, muchas de las más divertidas ya han sido difundidas en otras partes. Por ejemplo, Clerks, la primera película de Kevin Smith, está llena de historias de la vida real.
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