Sony BMG es tal vez la compañía disquera con la peor reputación respecto a sus prácticas de mercado cuando se trata de la atención al consumidor. Aquí escribí extensamente sobre el fiasco en que derivó su idea de incluir un rootkit en el sistema de protección anti-copia de algunos de sus discos y las repercusiones del escándalo resultante.
Luego de los anuncios en meses pasados de que el resto de las grandes disqueras transnacionales tendrían para este año la mayor parte de sus catálogos disponibles en línea a través de varios outlets y completamente libres de cualquier sistema DRM, todo mundo esperaba que Sony BMG hiciera lo mismo en los primeros meses del año. Y así fue. Hace unos días empezaron a circular rumores sobre el anuncio, que se dio ayer, pero los detalles de su modelo de negocio han ocasionado más sorpresa e incredulidad que satisfacción o interés. Y es que es de no creerse el absurdo que pondrán en marcha.
A partir del 15 de enero en Estados Unidos se podrá descargar discos de Sony BMG desde el sitio MusicPass.com, y el servicio se expandirá unas semanas más tarde a Canadá. Para descargar los discos, el usuario debe acudir a una tienda (Best Buy, Target, Fred's, Coconuts, FYE, Wherehouse, Spec's y Winn-Dixie en los EU, Best Buy, CD Plus, Future Shop, Shoppers Drug Mart y Wal-Mart en Canadá), donde podrá elegir una tarjeta correspondiente al album deseado, que incluirá instrucciones y un código para descargar el disco en cuestión. El costo de cada tarjeta/album es de 13 dólares.
- Las descargas serán de álbumes completos, no canciones sueltas.
- El consumidor deberá acudir a una tienda para comprar una tarjeta, que es una representación virtual del disco deseado.
- Las descargas estarán limitadas a EU y Canadá.
- Cada disco costará 13 dólares a pesar de tratarse de archivos MP3 de calidad auditiva inferior a un CD y de no ofrecer ningún tipo de empaque o respaldo físico más allá de la tarjeta.
La verdad no sé que pensar al respecto. Imagino que Sony BMG tiene compromisos con muchas de las tiendas que distribuyen sus discos y debe compensarles por participar en el desplazamiento de sus consumidores al terreno digital, pero esta idea de las tarjetas es una tontería. Es el equivalente a decir que los álbumes de sus artistas ya no son empacados en discos, sino en un novedoso sistema de almacenamiento digital en tarjetas de memoria que deben activarse en línea antes de reproducir su contenido.
Excesivamente rebuscado, ¿no?
Hacer que el usuario tenga que acudir a una tienda a realizar una compra física echa por tierra cualquier ilusión de venta en línea. ¿Qué diferencia existe entre comprar la tarjeta y descargar el disco o comprar el CD y rippearlo en casa? Ante esas dos opciones yo elegiría sin duda la adquisición del CD, pues tendría un respaldo físico, un empaque con el respectivo booklet y diseño del album, y la posibilidad de copiarlo a mi computadora o reproductor portátil tanto completo como seleccionando sólo las canciones que yo prefiera.
Ojalá se den cuenta de lo ilógico y absurdo de este nuevo modelo de negocio, pues pueden pasar de ser una de las empresas líder en su ramo a convertirse en el hazmerreír de la industria discográfica. A no ser claro, que se trate de una simple cortina de humo para poder regresar cómodamente a su sistema de ventas, tanto físico como digital, de material lleno de restricciones alegando la falta de éxito de su programa de descargas libres de DRM. Solo el tiempo lo dirá.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario