En los últimos días se ha dado cierto debate alrededor de los Washington Redskins, equipo de la NFL que juega en la capital de los Estados Unidos y cuyo nombre ha sido motivo de controversia durante mucho tiempo. En medio de un clima de protestas que buscan acabar con el racismo en aquel país, era cuestión de tiempo para que el tema volviera a surgir, pero parece que esta vez se avecina un cambio.
Hace varios años fui colaborador de un par de portales especializados en deportes, Pasión Sports y Deportívoros, y en alguno de los dos me tocó escribir acerca de la lucha de algunas organizaciones civiles y grupos de derechos de los nativos americanos que, con apoyo de gente de medios especializados, trató de convencer a Dan Snyder, dueño del equipo desde 1999, de cambiar el nombre, pues éste resultaba ofensivo para algunos sectores de la comunidad.
En aquel entonces Snyder se rehusó tajantemente, argumentando que hacerlo sería atentar contra la tradición histórica del equipo. Su decisión fue criticada, y hay varios comentaristas de radio y televisión, además de algunos periodoistas, que se rehúsan a usar el nombre, y usan sólo el de la ciudad para referirse al equipo. Y puede que esta vez el cambio de nombre sea inminente, sobre todo considerando que las presiones para que suceda han tocado la que seguramente es la fibra más sensible del propietario del equipo: la económica.
Hace unos días, los principales patrocinadores del equipo FedEx, que ganó los derechos para dar nombre al estadio donde juega el equipo, el FedEx Field, hizo una petición formal para atender los reclamos acerca del nombre. Poco después le siguieron Pepsi y Nike, y ésta última llevó la petición un paso más allá, al eliminar de su sitio web todos los productos del equipo. Esto último es algo simbólico, pues los ingresos por la venta de mercancía oficial se reparten entre los 32 equipos de la liga, además de que los productos oficiales pueden ser adquiridos a través de NFL Shop, o de la tienda oficial del equipo. Pero el mensaje era claro.
Además de los periodistas y gente de medios que se ha manifestado antes en relación al tema, varios jugadores y ex jugadores del equipo, e incluso Ron Rivera, su actual entrenador en jefe, han expresado su apoyo a la idea de cambiar el nombre. Y parece inminente, porque no habría razón alguna para que Snyder, a través de las redes y sitio web del equipo, informase al público que habría reuniones para discutirlo, si no hubiera la intención de hacerlo ahora. Y me parece la decisión correcta, sobre todo por la situación social en los EEUU en el clima actual de protestas en contra del racismo y la discriminación. Y ni siquiera me parece que atente contra la "historia y tradición" del equipo.
Sí, los títulos y campeonatos de la franquicia se dieron bajo el apelativo de Washington Redskins, pero habría que recordar que el principio el equipo no llevaba ese nombre y ni siquiera estaba basado en la capital estadounidense. La franquicia nació en 1932 bajo el nombre de Boston Braves, pues tenían su sede en aquella ciudad de Massachusetts, y compartían estadio y nombre con el equipo local de béisbol de las ligas mayores. Cambiaron de nombre al mudarse al Fenway Park, estadio de los Red Sox, combinando el tema de nativos americanos con el apelativo de color, y conservaron el nombre al mudarse poco después a la capital norteamericana.
Y es que la idea de cambiar de nombre ni siquiera es algo nuevo. Los fans de deporte en esa misma ciudad lo vivieron hace unos años en la NBA, y no es descabellado pensar que algunos de los seguidores más jóvenes de los Washington Wizards desconozcan que alguna vez el equipo tuvo otro nombre. Se puede argumentar que los Bullets no tuvieron el éxito y triunfos que los Redskins han gozado, pero ése no es el punto.
La Universidad de St. John cambió el apelativo de sus equipos deportivos en 1994, cuando dejaron de ser los Redmen para convertirse en Red Storm, y la Universidad de Illinois retiró como su mascota e imagen al jefe Illiniwek en 2007, sin que eso haya disminuido la pasión de sus alumnos por sus equipos deportivos. Y es que a lo largo de los años se han realizado estudios al respecto, y resulta que rara vez el amor a un equipo se debe a su nombre como factor principal. Dichos estudios indican que los colores que viste y la ciudad donde juega un equipo son factores mucho más importantes para sus seguidores.
Tomando eso en cuenta, si el equipo se mantiene en Washington y conserva sus colores actuales, la franquicia no debe enfrentar mayor resistencia al cambio de parte de los fans. La polémica y discusiones existirán sin importar la decisión que se tome, pero ése es tema aparte. El mismo coach Rivera comentó en una entrevista que había varios nombres siendo considerados como parte de la discusión, y que había un par que en verdad le gustaban, pero no dio más detalles. En redes sociales se ha mencionado con insistencia algunas alternativas que parecen bastante populares, como Warriors y Red Tails.
Dan Snyder, propietario de los Redskins. |
Pero si deciden usar ese nombre, o alguna otra alternativa que no tenga relación alguna con nativos americanos, habría cierta presión de tiempo para presentar un nuevo logo, que tendría también que verse reflejado en el diseño del casco y, posiblewmente, el uniforme. Claro que existe la posibilidad de cambiar el nombre y tener una imagen temporal que haga énfasis en el nombre de Washington y no en el nuevo apelativo mientras se trabaja en los nuevos diseños y una imagen definitiva.
Porque lo que es un hecho es que el cambio es inminente.
De no ser así, ¿para qué hacer una declaración oficial sobre que se iba a analizar y discutir el tema del nombre del equipo? A fin de cuentas, mucha de la resistencia al cambio se basa en la nostalgia, en la tradición. O más aún, en la costumbre. Y no hay que olvidar que el cambio y la renovación son siempre causa de interés. La presentación de un nuevo logo o uniforme siempre es motivo de atención de medios y aficionados, así que es algo que se podría aprovechar para impulsar una nueva era del equipo. Hay un nuevo entrenador en jefe y un joven mariscal de campo en el equipo, así que los elementos están puestos.
A fin de cuentas, en el deporte un nombre es simplemente un apelativo, el equivalente a un apodo. ¿Cuántos de nosotros no hemos tenido o conocemos a alguien que haya tenido un apodo que cambiara o desapareciera con el paso del tiempo? Cambiar de nombre no implica que se vayan a perder los casi noventa años de historia del equipo o que vayan a desaparecer los campeonatos conquistados. Todo eso se mantendrá intacto. La única diferencia será que tendremos que acostumbrarnos a llamarlos de otra manera.
¿Tienen alguna opinión al respecto?
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