En el último par de años Donny Cates se ha convertido en uno de los escritores más populares en la industria del cómic estadounidense, sobre todo gracias a su trabajo en Marvel Comics, en particular con Venom y sus personajes asociados, además de en algunos títulos de sus personajes cósmicos.
El protagonista es Emmett Quinlan, un anciano viudo que sufre de demencia senil, lo que representa un problema, pues sus desplantes suelen requerir la intervención de la policía para prevenir mayores altercados. Vive en un apartado pueblo al oeste de Texas, y su hijo Roy se mudó desde la ciudad con su esposa e hija para estar cerca de él y cuidarlo, pero los incidentes son cada vez más comunes.
Esto le trae otros problemas a Roy, pues Jane, su esposa, no está cómoda con la situación, y le preocupa que su hija Deena crezca cerca de un abuelo que es un peligro en potencia para todos. Pero todo cambia el día que una terrible tormenta azota el pueblo casi sin advertencia y destruye entre otras cosas, la casa de Emmett. Asustada, Jane conduce de vuelta a la casa. Para su sorpresa, aunque todo está en ruinas, Roy sobrevivió. Pero cuando Deena corre para abrazarlo, algo más surge de entre los escombros: un gigantesco demonio que amenaza con atacarlos.
Antes de que nadie pueda reaccionar, Emmett surge de entre las ruinas portando una enorme espada de más de tres metros de largo, y se lanza contra al demonio, al que destruye con gran facilidad. Antes de que Roy y su familia puedan reponerse de la impresión, se llevan una sorpresa aún mayor. Con la espada en sus manos, Emmett recupera la lucidez. Pero sus problemas apenas comienzan porque, ¿cómo saber cuantos demonios más llegaron al pueblo con la tormenta? Y más importante aún, ¿qué pasará cuando el dueño de la espada venga a buscarla?
Donny Cates construye una moderna fábula mitológica en las páginas de God Country, una miniserie de seis números publicada por Image Comics en 2017. El arte corre por cuenta de Geoff Shaw, artista con quien ya había colaborado con anterioridad, tanto en títulos de su propiedad como en Guardians of the Galaxy para Marvel. Unos meses después de concluida la miniserie apareció también el tomo recopilatorio, así que se trata de una obra que se consigue con relativa facilidad.
Una de las principales razones para el éxito de Cates es la peculiar combinación que logra en sus historias, que suelen presentar ideas grandilocuentes y en ocasiones de alcances cósmicos, pero presentadas en entornos familiares que permiten al lector identificarse con alguno de los personajes, lo que permite lidiar con las grandes implicaciones de sus relatos.
El arte de Shaw es dinámico y lo bastante claro para entender los entornos que dibuja, ya sean extrañas locaciones en medio del espacio, una casa en el campo, o un simple paisaje. La soltura de su trazo es ideal para secuencias de acción, y cuando debe enfocarse en los rostros de los personajes para mostrar emociones, sentimientos o reacciones, es bastante claro y expresivo.
El color de Jason Wordie es el complemento perfecto. La paleta es suave, y se mueve con sutileza de una pálida solidez en los objetos y entornos mundanos a una etérea luminiscencia con los elementos sobrenaturales. Esta historia de magia y mitología, con el dios de las espadas en el centro del conflicto, resulta algo tan atractivo que no es ninguna sorpresa que Hollywood haya llamado a la puerta de Cates.
Actualmente una adaptación de God Country se encuentra en preproducción, y sólo el tiempo dirá si la película llega a realizarse. Pero si no es así, siempre tendremos la posibilidad de regresar a las páginas de este cómic y dejar que nuestra imaginación se encargue del resto. Lectura ampliamente recomendada.
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