viernes, 16 de abril de 2010

Alice in Wonderland (Alicia en el País de las Maravillas, 2010)

Tim Burton es famoso por su peculiar estilo para contar historias y por la peculiar apariencia que tienen sus películas. A pesar que hace varios años no presenta un proyecto realmente bueno (musicales aparte, ¿quizás desde Big Fish?), sus propuestas no dejan de ser, cuando menos, interesantes.

Cuando hace un par de años se anunció que el excéntrico realizador británico iba a dirigir una nueva versión del clásico libro de Lewis Carroll, la idea me pareció bastante atractiva, pues me parecía que la combinación del surrealismo fantástico de Carroll con la peculiar visión de Burton podía resultar en un proyecto más que interesante.

Cuando se anunció el elenco de la película no hubo sorpresas. ¿Johnny Depp y Helena Bonham-Carter en una película de Burton? ¿Quién lo hubiese imaginado? Lo que me sorprendió gratamente fue el elenco de voces para dar vida a los personajes generados por computadora.

Alan Rickman, Stephen Fry, Timothy Spall, Michael Sheen, Matt Lucas, Christopher Lee, y el "retirado para todos excepto para Burton" Michael Gough, entre otros, deben ser uno de los elencos de voces más impresionantes que se hayan reunido para un solo proyecto.

Es importante señalar que la película no es propiamente una adaptación de Alice Adventures in Wonderland, y tampoco funciona como secuela a alguna versión anterior, así que supongo que podría interpretarse como una reinterpretación del libro, además de que incorpora también algunos elementos de Through the Looking Glass (A Través del Espejo).

La historia comienza con Alice como niña contándole a su padre los extraños sueños que ha tenido, en los que cae por un agujero y llega a un extraño mundo lleno de criaturas aún más extrañas. Años después, en vísperas de anunciar su compromiso matrimonial, Alice (Mia Wasikowska, que por momentos luce como una versión joven de Gwyneth Paltrow) vuelve a ver al conejo blanco de sus sueños de infancia y lo sigue.

La historia parece repetirse, pero pronto es evidente que las criaturas de Underland recuerdan la visita previa de Alice. La historia toma elementos de los dos libros mencionados y los entremezcla con material original de formas interesantes. Me llamó la atención la forma en que la historia se transforma de un sueño infantil a una alucinación adulta, en ambos casos como un medio de escapismo, primero en busca de algo, y después huyendo de algo.

La película ha sido duramente criticada y creo que de forma un tanto injusta, pues una de las principales quejas es que en vez de adaptar alguno de los dos libros o mezclar ambos, Tim Burton y Linda Wolverton, la guionista, añadieron material propio. El principal problema con los libros de Carroll es que podrían considerarse "infilmables", pues en realidad tienen poca historia y son una secuencia de situaciones hiladas por un argumento mínimo y simple.

Cada vez que han adaptado las aventuras de Alice han tenido que juguetear un poco con los elementos de la historia para hacerla funcionar y es probable que ese fuera el error de Burton y Wolverton, pues intentaron darle sentido a algo que no se supone que lo tenga. Lanzar la historia al futuro les permite darle un pasado a los personajes, en especial al Sombrerero y a la Reina Roja, pero ajustan la historia al formato de la búsqueda del héroe, y cierran con una batalla poco original que demerita los esfuerzos realizados durante tres cuartos de la película.

En el aspecto visual, la película es un auténtico festín. Es increíble ver en pantalla algo tan colorido pero a la vez tan oscuro como el mundo al que cae Alice, lo que supongo se debe cien por ciento a la visión del director. Los diseños de los personajes, muchos de ellos realizados por el propio Burton, son impresionantes y evocan a la perfección la sensación de caos y locura que Carroll describía en sus historias.

El problema con tener visuales tan fuertes trabajando a la par de una historia poco satisfactoria, es que resulta fácil criticar o atacar a Burton por algo que lamentablemente se ha convertido en algo común con sus obras, acusándolo de estar más preocupado por realizar ejercicios estilísticos que por contar de forma adecuada una historia o por crear películas con sustancia de alguna clase.

En lo personal disfruté la película, pues es un producto cien por ciento Burton y no está muy lejos de lo que esperaba, aunque el final si me molestó un poco. Uno sale del cine con una sonrisa, pero no una desmedida y demente como la del Gato Cheshire. La cinta deja esa agridulce sensación que provocan proyectos que acariciaron la grandeza pero no la alcanzaron.

¿Burton light? Quizá, pero como ejercicio de estilo carente de sustancia, Alice in Wonderland es una experiencia superior a otro ejercicio similar que ha recaudado dinero a caudales por todo el mundo, que es Avatar.

Eso si, recomiendo evitar a como dé lugar la versión en 3D, pues la película no se filmó en ese formato, y el proceso de conversión resultó bastante disparejo, al grado de que hay secuencias que se vuelven confusas. Otro problema del formato es que el efecto 3D mata la textura de los escenarios, lo cual es un verdadero crimen. Recomendada con reservas.

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