jueves, 8 de abril de 2010

Good Behaviour, de Donald E. Westlake

Donald Westlake se convirtió en un nombre familiar para mí gracias a sus novelas de Parker, publicadas bajo el seudónimo de Richard Stark, y por lo que investigué de él supe que también tenía libros firmados como Donald Westlake y como Donald E. Westlake, además de algún otro seudónimo. Aparentemente esto fue por petición de sus editores, que querían mantener a los aficionados a su trabajo contentos leyendo novelas del mismo tono que las que habían disfrutado antes.

Honestamente me parece una tontería, pues desde un punto de vista comercial tendría más sentido mezclar y sumar a sus lectores potenciales, pero supongo que ellos sabían su negocio.

Hasta ahora solo había leído dos novelas de Westlake, ambas de la mencionada serie de Parker, el rudo y frío delincuente que ha sido llevado al cine más de una vez. En su momento comenté ambas, The Hunter/Payback acá, y The Jugger por aquí. Y aún cuando esperaba que, al estar firmada con otro de sus nombres, esta novela fuese diferente a aquellas, no esperaba que el cambio en tono y hasta cierto punto en estilo fuesen a ser tan marcado.

Good Behaviour es protagonizada por otro personaje recurrente de Westlake, John Dortmunder, un astuto criminal que pudiese ser considerado como la contraparte cómica de Parker. Dortmunder tiene problemas con un robo, y al intentar huir de la policía por las azoteas del barrio donde está, cae dentro de un convento. Éste es habitado por una orden de monjas que han hecho un voto de silencio, lo que complica un poco la comunicación con el ladrón profesional, quien no entiende la cordialidad que las monjas le demuestran.

Tras sus problemas para usar el lenguaje de señas, las monjas deciden que la mejor forma de comunicarse con él es escribiendo notas, y así descubre el por qué de las esperanzadas miradas que algunas de las monjas le dedican. Una de sus hermanas fue secuestrada por su padre y ellas estaban rezando por una solución cuando Dortmunder, literalmente, les cayó del cielo. A cambio de no entregarlo a las autoridades, las monjas esperan que utilice sus habilidades para rescatar a la chica en cuestión y devolverla al convento.

Al no ver otra alternativa para evitar pasar el resto de sus días en prisión, Dortmunder acepta analizar el caso antes de comprometerse a nada. El asunto es mucho más complicado de lo que podía imaginar, pues la hermana Mary Grace, a quien debe rescatar, es hija de un acaudalado hombre de negocios, quien la ha recluido en el piso más alto de una torre llena de oficinas y tiendas, además de un banco que también es de su propiedad. La única razón por la que no se olvida del asunto es la presión de May, su novia, que insiste en que ha contraído una obligación moral demasiado importante como para ignorarla.

Tras un golpe de suerte, se le ocurre una solución y recluta a algunos de sus colaboradores frecuentes para que lo asistan. Claro que necesita incentivarlos de algún modo, así que planea un ambicioso golpe a varios de los establecimientos en la torre mientras están ahí, añadiendo la misión de rescate al trabajo como si no tuviese demasiada importancia. Pero ni siquiera el crónico pesimismo de Dortmunder puede anticipar la clase de complicaciones a las que se van a enfrentar.

La novela es extremadamente entretenida y tiene algunos pasajes muy divertidos. Como aficionado al género Heist me intriga enterarme que existen catorce novelas protagonizadas por Dortmunder y que varias de ellas han sido llevadas al cine, con actores tan variados como Robert Redford, George C. Scott, Christophe Lambert y Martin Lawrence encarnando al ladrón.

Good Behaviour es una novela que debe ser del agrado de cualquiera al tratarse de un libro ligero, escrito con un estilo ágil y plagado de un fino sentido del humor, y ha servido para confirmarme que vale la pena cazar no sólo las novelas de Parker, sino también cualquier otro trabajo de Westlake.

Altamente recomendada.

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