martes, 27 de abril de 2010

Reseña: The Imaginarium of Dr. Parnassus

Terry Gilliam es uno de esos directores con tantos admiradores como detractores, pues su peculiar estilo para contar historias puede resultar frustrante para quienes no tengan la paciencia adecuada. Su filmografía está llena de películas disparejas, desde ambiciosas decepciones hasta maravillosas fantasías, pasando por varios proyectos frustrados y uno que otro arrepentimiento, pero lo que todas tienen en común es el gran despliegue de imaginación. Más allá de si el resultado es lo que planeó, todas y cada una tienen al menos un momento o una escena que queda marcada en la mente del espectador.

The Imaginarium of Doctor Parnassus (El Imaginario Mundo del Doctor Parnassus) cumple con lo anterior. El personaje titular (Christopher Plummer) es un antiguo monje que a lo largo de los siglos ha hecho tratos y apuestas con el Diablo, aquí llamado Mr Nick (Tom Waits), y se ha convertido en inmortal por ello.

En el Londres presente, Parnassus es líder de una pequeña tropa de actores que viajan en un destartalado vagón y montan un espectáculo en los barrios bajos ante audiencias mayormente compuestas de borrachos y desposeídos. Ahora, se acerca el momento de pagar al Diablo una deuda cuyas consecuencias no consideró, pues cuando su hija Valentina (Lily Cole) cumpla dieciséis años, en unos cuantos días, tendrá que entregársela.


Cuando la reducida tropa, completada por Anton (Andrew Garfield), malabarista, prestidigitador y maestro de ceremonias, y Percy (Verne Troyer) asistente y confidente de Parnassus, atraviesa un puente, descubren a alguien colgando bajo éste. Alentados por Valentina, rescatan al colgado antes de que se ahogue y lo suben al vagón. Cuando el desconocido (Heath Ledger, la mayor parte del tiempo) despierta a la mañana siguiente, pretende sufrir amnesia, pero es evidente que le preocupa más ocultar su pasado que recordarlo.

Resulta llamarse Tony y se une a la tropa. Cuando se entera del problema de Parnassus, se ofrece a ayudarlo a ganar una última apuesta, con la que podría salvar a Valentina. Siguiendo su consejo, la tropa altera la forma de ofrecer su espectáculo y decide presentarlo ante audiencias adineradas en los barrios más agradables de la ciudad, con mucho éxito. Al menos hasta que el pasado de Tony regresa para ajustar cuentas y poner en peligro la estabilidad de la tropa y el destino de Valentina.


La historia parece simple, pero es extremadamente compleja y por momentos un tanto confusa, lo que no es extraño en el trabajo de Terry Gilliam, quien suele no poner freno a su imaginación y prefiere explorar sus ideas antes que desarrollar de personajes o la integridad de la historia. El resultado es un alucinante viaje por la imaginación del talentoso escritor y director británico, que además le permite regresar a los temas y estilo de sus mejores películas de corte fantástico, como Brazil o The Adventures of Baron Munchaussen.

En lo personalmente me ganó al mostrar a los monjes de los que Parnassus era parte, una orden dedicada a contar la historia del origen del Universo para que éste siga existiendo, convencidos de que en todo momento, alguien, en algún lugar del mundo, está contando una historia y contribuyendo a preservar la existencia.


Me llamó la atención fue que el estudio no aprovechara el morbo para promover la película, pues se trata de la última actuación de Heath Ledger. Me sorprende que no hicieran énfasis en el tema, sobre todo considerando que una campaña de morbo y simpatía le hizo ganar un póstumo (y a mi juicio inmerecido) Oscar el año pasado. Gilliam se sacó un diez al hallar cómo terminar la película y hacerlo a tiempo al sustituir a Ledger con tres actores distintos: Johnny Depp, Jude Law y Colin Farrell, quienes interpretan a Tony dentro del imaginarium.

En resumen, creo que The Imaginarium of Doctor Parnassus es una película que puede ser del gusto de quienes hayan disfrutado las películas ochenteras de Gilliam, como las mencionadas arriba o Time Bandits. Si nunca han visto una película de Terry Gilliam, tal vez no sea el mejor punto de entrada, pero lo único que les puedo garantizar es que será una experiencia diferente.

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