Tal vez una de las señales más claras de la fascinación que nos provoca la muerte, y del impacto que puede tener en nuestras vidas (además de cuando nos sucede a nosotros mismos, claro), sea la forma en que suele llevarnos a la reflexión sobre algunas de nuestras costumbres o hábitos más arraigados.
Hace un par de semanas escribí un poco al respecto a raíz de los decesos de los cineastas Ingmar Bergman y Michelangelo Antonioni, y contemplaba la idea de hacer algo similar aquí tras la muerte de Mike Wieringo. Pero considero que sería un tanto repetitivo, pues aplican las mismas razones, así que si les interesa saber lo que pienso sobre el impacto que puede tener en nuestra vida la muerte de gente que no conocemos, ese texto está disponible aquí. Pero como ya andaba de humor meditabundo, decidí hacer una pequeña introspección hacia los orígenes de esta columna y quizás, de paso, a los de este sitio.
Comics. ¿Por qué? ¿para qué?
En la primera entrega de Predicando para el Coro hice un breve recuento de las razones por las que empecé a leer cómics y de por qué lo seguí haciendo al correr del tiempo. Tal vez esto pueda entenderse como una continuación o complemento a aquel texto, aunque no sea necesariamente el caso. Imagino que una pregunta que hemos escuchado más de una vez de algún amigo, familiar, o novia(o) es ¿Por qué te gusta leer cómics? Y no sé si la respuesta que podamos ofrecer sea lo bastante clara o convincente como para evitar que nos vuelvan a cuestionar.
Podemos ir desde un "¿Y por qué no?", hasta un detallado recuento de las virtudes y cualidades del noveno arte, pero creo que lo más importante sería ser auténticos. Así que lo primero sería estar seguros de que nosotros mismos lo sabemos. Entonces, ¿Por qué leemos cómics?
Existe gran variedad de ofertas de entretenimiento y diversión que podrían ocupar nuestro tiempo en vez de los cómics. Cine, televisión, videojuegos o internet, pueden ser más económicos, cómodos o prácticos. En México, una entrada al cine cuesta lo mismo que 1 1/2 comics estándar de 22 páginas y representa alrededor de dos horas de entretenimiento contra los 10 o 15 minutos que representa la lectura de esas treinta y tantas páginas. La TV de paga, con decenas de canales disponibles las 24 horas del día, cuesta al mes el equivalente a 10 comics, lo que hace palidecer aún más el valor de esas 220 páginas de entretenimiento impreso.
Un videojuego nuevo puede resultar más caro que la renta mensual de la TV de paga, pero los juegos de catálogo son más baratos, y si se opta por versiones apócrifas de origen no del todo lícito, pueden costar la mitad que uno de los mencionados cómics. Y el internet, bueno, el cielo es el límite, y una conexión de banda ancha cuesta al mes lo mismo que la TV de paga. Así que no se trata del factor económico.
Respecto a la comodidad, creo que los cómics tienen muchas ventajas. Los puedes leer casi en cualquier parte y a cualquier hora, dependiendo casi exclusivamente de tener la luz necesaria y el tiempo disponible; puedes regresar las páginas una y otra vez para repasar cualquier escena o secuencia, y leer a tu propio ritmo, absorbiendo cada detalle a tu conveniencia. Y puedes revisitar tus historias favoritas una y otra vez cuantas veces quieras. La flexibilidad que ofrecen esas características es muy difícil de igualar por cualquiera de los otros medios de entretenimiento, lo que no necesariamente significa que aquellos no tengan nada que ofrecer.
El cine le saca todo el jugo posible a la tecnología, así que una visita a una sala para ver una película se puede convertir en una experiencia inigualable de efectos especiales tanto visuales como de audio. La TV ofrece variedad de contenidos sin salir de casa, y combinada con una buena videoteca se convierte en un poderoso arsenal de entretenimiento con múltiples alternativas. Y el internet nos ofrece el mundo en una pantalla, con pocas limitaciones. Vamos a pensar que la comodidad sí puede ser un factor a favor de los cómics.
Podríamos dedicar más espacio a explorar todos los pros y contras de uno y otro medio: los cómics son físicamente tuyos, la película o programa de TV, no (al menos hasta que los adquieras en algún formato de video). Los cómics necesitan cuidados para que se conserven en buen estado, los videojuegos o películas también, pero en menor grado. Los cómics se acumulan, ocupando espacio y se convierten en un peligro de incendio, además de ser pesados y voluminosos, lo que puede ser un problema si necesitas transportarlos. Pros y contras. Así que tampoco debe ser por la conveniencia.
La esperanza de convertirlos en una inversión es engañosa y podría considerarse una falacia, pues son pocos los cómics que realmente pueden considerarse como una inversión. No entraré en detalles pues ya dediqué un espacio a ese tema. Agotadas las alternativas, sólo queda un posible sospechoso: el contenido. Así de simple. Nada es más importante para el consumidor de entretenimiento que el contenido obtenido del mismo. Para valorarlo podríamos discutir géneros, formatos, valores de producción, y calidad del producto final, pero sería un ejercicio aún más largo y tedioso que el de los párrafos anteriores, y eso sería abusar de la paciencia de mis lectores.
En lo personal siempre me ha gustado la naturaleza del medio, pues a pesar de ser mayormente gráfico tiene una interdependencia con la prosa que lo hace bastante atractivo como instrumento narrativo. La gran cantidad de experimentos que se pueden hacer alterando el balance entre contenido escrito y gráfico hace que resulte tan interesante en forma como en contenido, es decir, importa el contenido, pero también la forma en que éste se ofrece al lector.
Esa capacidad de absorber elementos de otros medios y adaptarlos a sus necesidades convierte al cómic en un ejemplo de multimedia autocontenida, y como tal me parece que tiene mucho que ofrecer a futuro. Y eso me recuerda uno de los ensayos sobre cómics que más disfruto. Ofrecido como conferencia en la Universidad de Trieste, Italia en diciembre de 1998 por Warren Ellis, El Último Arte: Cómics, Multimedia y el Futuro cierra con el siguiente párrafo:
Me trajeron aquí para hablar de comics, multimedia y el futuro. Comics; el poder del cine, la velocidad de la televisión, la profundidad de la prosa, la belleza de la ilustración, la facilidad de acceso de una pantalla de computadora. Yo estoy aquí para decirles que los comics son el futuro
Si desean leer el texto completo, hice la traducción al español y la publiqué con permiso del propio Ellis y la pueden leer aquí.
Y ustedes ¿por qué leen cómics?
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