jueves, 23 de agosto de 2007

Transformers

Transformers... ¿qué puedo decir? Podría empezar aclarando, por ejemplo, que nunca fui fan ni de los juguetes ni de la caricatura en ninguna de sus versiones. También podría explicar que hace mucho que Steven Spielberg no es para mi garantía de nada y, tal vez más importante aún, que Michael Bay es uno de los directores a los que evito siempre que es posible.

Seguro se preguntarán por qué carajo fui a verla, y con justa razón, así que a manera de explicación debo mencionar dos factores. Uno, que el primer esbozo del guión, del que se conservó la parte central de la historia, fue escrito por John Rogers, quien suele entretenerme bastante tanto en cómics como en su blog, además de haber sido el co-productor y guionista del tristemente malogrado piloto de Global Frequency; y dos, porque la mayoría de mis amigos si eran fans de los juguetes y/o las series animadas y querían ir a verla en bola, lo que probablemente resultó en la única forma en que yo hubiera visto la película: acompañado de un nutrido grupo de ellos.

Mis expectativas eran nulas, y cuando no esperas nada es difícil salir decepcionado, así que debo confesar que me entretuvo bastante.

El guión tiene unos hoyos más grandes que cualquiera de los robots en pantalla, el desarrollo de personajes es mínimo cuando no inexistente, y a lo largo de toda la película se hace cada vez más obvio que Bay ha aprendido a depender de qué tan bonitos se vean los efectos especiales para mantener sus proyectos a flote.

En este caso, aunque por momentos disparejos, los visuales están mayormente bien logrados, excepto por el detalle de la forma en que se muestra la transformación de los personajes, a veces de una manera desesperadamente lenta y ruidosa, y en otras demasiado rápido y desde ángulos que hacen imposible cualquier intento de discernir lo que está ocurriendo.


La suma de los espectaculares efectos especiales con el carisma de Shia Labeouf, además de usar a Megan Fox como elemento de distracción en cualquier momento en que hiciese falta, permite a Bay lograr uno de los éxitos de taquilla más importantes del año, salvando su carrera de lo que parecía ser una imparable caída libre.

En realidad Transformers es una película solo para fans, pero bien puede ser disfrutada por quienes busquen un rato de inofensiva diversión y no tengan ningún inconveniente en darle un descanso a su cerebro por la duración de la película. Recuerden, no pueden exigir demasiado de este combo: Steven Spielberg + Michael Bay + franquicia creada con el único propósito de vender juguetes. 


Ahora sin duda habrá que esperar una oleada de películas basadas en líneas de juguetes, en caricaturas ochenteras, o en ambas.

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