Sigo con mi propósito de escribir un poco acerca de algunas series y películas que nunca comenté en este espacio, y toca turno a una de mis serie favoritas del año pasado: Russian Doll, una producción original de Netflix con una primera temporada compuesta de ocho episodios con menos de media hora de duración cada uno.
Esta innovadora serie fue creada por Natasha Lyonne, Amy Poehler y Leslye Headland, que son además las productoras ejecutivas. Headland y Lyonne son parte del equipo de escritoras de la serie, y Lyonne es además la protagonista.
Estrenada en febrero de 2019, se trata de uno de esos raros casos en que una serie de la que no había escuchado o visto nada hasta un par de semanas antes de su estreno, y la cual vi más por curiosidad que otra cosa, resulta una sorpresa absoluta, pues es una verdadera delicia, en buena medida por el original enfoque a su no tan original premisa, explorada de una forma profundamente humana.
La serie cuenta la historia de Nadia Vulvokov (Lyonne), una mujer que trabaja como programadora de videojuegos, quien muere la misma noche de su fiesta de cumpleaños número 36, pero está atrapada en un rizo temporal y regresa al mismo punto de la fiesta. Antes de que pueda entender lo que sucede, muere otra vez, y se repite el ciclo, por lo que ahora está desesperada por averiguar qué le está sucediendo.
Las muertes que se suceden y la creciente frustración que provocan en Nadia se prestan para una oscura y macabra comedia, pero la historia no se conforma con ser eso. Conforme Nadia intenta hacer las cosas de forma distinta con cada nuevo reinicio, vamos descubriendo más acerca de su vida y personalidad, y poco a poco descubrimos que quien en la superficie parece una persona bastante desagradable, es en realidad alguien que esconde profundidades inesperadas, una sucesión de capas que es la que inspira el nombre de la serie.
Y cuando parece que uno entiende lo que está pasando, aparece en escena Alan (Charlie Barnett), un hombre atrapado en un loop similar, aunque en su caso su vida regresa al inicio de la noche en que pretende proponerle matrimonio a Beatrice, su novia. ¿Qué posible relación existe entre ambos? ¿Por qué les sucede esto? ¿Son los únicos que están pasando por una situación similar? Eso es parte de lo que ambos buscan averiguar a lo largo de los ocho episodios de esta primera temporada.
La sobresaliente actuación de Lyonne, a quien sólo ubicaba por su trabajo en Orange is the New Black, pero quien tiene más de veinte años de experiencia en cine, televisión y teatro, es parte importante del éxito de la serie, pues logra inyectar a su personaje una inusual mezcla de actitud y candor que esconden a una persona sensible y con un pasado lleno de dolorosos secretos, que al ser explorados sirven para que la historia se mueva entre la comedia irreverente y un drama de relaciones humanas, aderezado con un toque de nostálgica tristeza, sin que esto interrumpa el flujo narrativo.
Ante el éxito que resultó tanto entre la audiencia como la crítica, no es sorpresa que pocos meses después de su estreno, Netflix anunciara que ya había dado luz verde para la producción de una segunda temporada de Russian Doll, sin más detalles sobre fechas o el elenco involucrado. Sin importar si regresa a los mismos personajes o decide tomar un rumbo diferente, sólo espero que pueda mantener la frescura que caracterizó a su temporada debut. Absolutamente recomendada.
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