Después de ochenta años, la mayoría de la gente parece tener ideas muy claras de lo que es un superhéroe, y todo parte desde el aspecto visual. Cuando uno piensa en superhéroes, lo primero que le viene a la mente son imágenes de capas y coloridos uniformes entallados. Y claro, esa es la imagen que durante décadas fomentaron algunos de los personajes más populares de Marvel y DC Comics, por lo que me parece importante que haya sido justo una de esas editoriales la que abrió la puerta a acabar con esa imagen, al menos temporalmente.
En 1994 DC Comics decidió que la continuidad "reparada" en 1986 con Crisis on Infinite Earths se había deteriorado y necesitaba nuevos ajustes, y orquestaron Zero Hour para corregir los errores acumulados. El resultado fue efímero y en poco más de 25 años desde entonces han hecho más "ajustes", pero como producto directo de los sucesos de Hora Cero, lanzaron un puñado de series nuevas que buscaban revitalizar algunos conceptos. Había un par de ideas interesantes en esos títulos, pero en general no lograron dejar huella, salvo por una serie.
Starman, cocreación de James Robinson y Tony Harris, cambió el rostro del género de superhéroes y le dio cierta notoriedad en medios que por costumbre ignoraban casi todo lo que tuviera que ver con hombres en mallas. El éxito inicial de la serie llevó a que DC le diera mayor promoción, lo que generó interés fuera del nicho de lectores habituales y medios especializados. Uno de los medios que más impulsaron a la serie fue la revista Rolling Stone, que lo declaró "El superhéroe mejor escrito en los cómics". Y no era una exageración.
El Starman original era uno de los clásicos héroes de DC en la Edad de Oro, pero en Hora Cero el rejuvenecido Ted Grant fue revertido a su edad natural, por lo que tuvo que retirarse. David, el mayor de sus dos hijos, se convirtió en el nuevo Starman, pero en su primera noche patrullando la ciudad fue asesinado por el hijo de The Mist, uno de los enemigos de su padre. El plan era, junto con su padre y hermana, sembrar el caos en la ciudad indefensa y acabar con los Knight, pero Jack, el hijo menor de Ted, logró detenerlos.
Preocupado por su padre y por la seguridad de su ciudad, Jack hizo un trato con él para convertirse en el nuevo Starman y proteger Opal City, pero con una condición: no pensaba ponerse las "ridículas" mallas rojas que usaban su padre y su hermano. Pero era algo más que sólo la apariencia lo que distinguía a este nuevo héroe del resto del panteón de justicieros de DC, o de cualquier otra editorial. Su cómic también era distinto a los demás, pues además de celebrar al género de superhéroes hacía un análisis del mismo, construyendo sobre la rica historia de DC de una forma brillante y atractiva.
James Robinson empezó a escribir en su natal Inglaterra a finales de los 80, y a principios de los 90 ya recibía encargos de editoriales en Estados Unidos. Pronto se hizo evidente que era un autor que admiraba el pasado pero en vez de regresar a él lo usaba para proyectar hacia el futuro. Sus influencias literarias le daban además un toque especial a su forma de contar historias, y todo se conjugó en Starman para contar la historia de un hombre común que poco a poco descubre al héroe que lleva dentro, la clase de héroe con la que es fácil identificarse porque hay un poco de él en cada uno de nosotros.
A manera de uniforme usa su ropa de calle y unos goggles de piloto de tanque, que utiliza para proteger sus ojos de la intensa luminosidad del staff. En los primeros números de la serie portaba también una chaqueta de cuero larga con una estrella del zodiaco en la espalda, y una placa de sheriff sacada de su colección de antigüedades.
Otro punto a destacar es el fuerte elenco secundario creado por Robinson y Harris como complemento a Ted, que es parte esencial de la serie. ¿Qué tan ricos eran esos personajes? Veamos, incluyen al fantasma de David, que una vez al año visita a Jack, una familia de policías que ha protegido a Opal por generaciones, el fantasma de un pirata, y The Shade, viejo villano que actúa como aliado de Jack en defensa de su hogar), además de apariciones de miembros de la Justice Society of America y todos los Starman previos. Pero quizá la adición más importante al elenco de soporte de la serie sea Opal City, ciudad que se convierte en otro personaje esencial para el título.
Uno de los temas centrales de la historia es la relación entre padres e hijos, pues poco a poco se revela la mutua admiración, respeto y cariño que existe entre Ted y Jack, convirtiendo su relación en uno de los principales motores narrativos de la serie y en parte del crecimiento de Jack como héroe y como persona. Y una vez que acepta su heroico legado, se embarca en aventuras fuera de este mundo, tanto física como espiritualmente, lo que añade a la serie un toque épico rara vez visto.
Starman es sin duda una de las mejores series jamás publicadas, superhéroes o no, y no me parece una exageración decir que James Robinson hizo tanto por el género de superhéroes con Starman, como lo que Alan Moore y Neil Gaiman hicieron por el horror y la fantasía con Swamp Thing y Sandman. Simple y sencillamente se trata de uno de los mejores cómics que pueden leer, y aunque DC parece renuente a reeditarlo en cualquier formato, vale la pena darle caza. Sin duda una de las recomendaciones más entusiastas que puedo hacer.
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