En los últimos años se ha vuelto común que Hollywood busque historias en el mundo del cómic, y da gusto que lo hagan también en editoriales más pequeñas que Marvel o DC y se alejen del género de superhéroes. Esto resulta en producciones más modestas que los grandes blockbusters a los que Marvel Studios nos ha acostumbrado, sin que ello signifique que sean experiencias menos gratificantes.
Para dirigirla, la actriz y productora contrató los servicios de David Leitch, uno de los codirectores de John Wick, quien abandonó la producción de John Wick 2 para hacer su debut en solitario al hacerse cargo de este proyecto.
La adaptación fue escrita por Kurt Johnstad y, además de la propia Theron en el rol protagónico, cuenta con las actuaciones de James McAvoy, John Goodman, Til Schweiger, Eddie Marsan, Sofia Boutella, Toby Jones, Rolland Møller, James Faulkner y Bill Skarsgård.
En noviembre de 1989, Lorraine Broughton (Theron), espía de alto nivel para el MI6, se prepara a informar sobre su más reciente misión. La sesión del informe es conducida por Eric Gray (Jones), oficial supervisor de Lorraine y presenciada, pese a sus protestas, por Emmett Kurzfeld (Goodman), un agente de la CIA. La misteriosa figura de "C" (Faulkner) observa desde las sombras. A partir de ahí lo que vemos mayormente es el recuento de su última misión, el cual se ve interrumpido para volver a la escena del reporte cada vez que ella desea sazonar algo de lo que acaba de contar.
Así descubrimos que la enviaron a Berlín tras el asesinato del agente James Gascoigne (Sam Hargrave) quien tenía un reloj que oculta en su interior una lista con los nombres de todos los agentes de inteligencia que operan en Berlín. La misión de Lorraine es recuperar la lista antes de que caiga en manos de los rusos, además de tratar de evacuar desde el lado Este a Spyglass (Marsan), el informante que compiló la lista. La situación en la capital alemana es particularmente tensa, pues la historia sucede en los últimos días previos a la caída del muro.
Al llegar a Alemania debe hacer contacto con David Percival (McAvoy), agente británico estacionado en la ciudad. Es interceptada por la Stasi y recibe un mensaje de Bremovych (Møller), la cabeza local de la KGB, lo que lleva a la primera de varias espectaculares secuencias de pelea. Lorraine se convence de inmediato que su misión será muy complicada y que no puede confiar en nadie, lo que incluye a Percival. La aparición de Delphine (Boutella), una novata agente francesa, complica aún más la intriga.
La historia original en la novela gráfica es más lineal y se apoya en la construcción de una atmósfera opresiva y de misterio, y es muy probable que de haberse adaptado de forma más fiel en la película, ésta no hubiera funcionado igual. El guion de Johnstad añade más personajes, más intriga, traiciones y complicaciones, además de giros argumentales y, sobre todo, mucha acción, que hacen de Atomic Blonde una historia muy diferente a la de The Coldest City.
De hecho, la historia se vuelve tan compleja que, de no ser por la gran interpretación de Theron y las espectaculares secuencias de acción construidas por Leitch y su equipo, corría el riesgo de convertirse en una pomposa y pretenciosa película, astuta, sí, pero que fingiría ser más inteligente y cerebral de lo que en realidad es. La principal razón para hacerla diferente es que todos los involucrados querían hacer algo original, contar una historia distintiva para que el resultado no fuese otra simple "película de la guerra fría".
La actriz añade una rara mezcla de profundidad emocional y desempeño físico que amplifica las mejores cualidades de la película. Su interpretación parece mezclar algunos de los mejores elementos de James Bond y Jason Bourne, pero templados de una forma que un protagonista masculino tal vez no hubiera logrado. Su dominante lenguaje corporal y mirada analítica inyectan a su personaje una mezcla de inteligencia y presencia física que ninguno de aquellos posee.
La única revelación del pasado de Lorraine está en una breve secuencia de flashback, pero todo lo que necesitamos saber de ella nos es transmitido a través de acciones y miradas, algo que pocos actores o actrices pueden lograr. Pero su verdadera intensidad sale a relucir en las secuencias de acción. Coreografías ostentosas que antes sólo veíamos en el cine oriental y combinadas con un sobresaliente trabajo de cámaras y edición, resultan en una experiencia satisfactoria para cualquier fan del género, pero con el antecedente de Leitch como una de las mentes detrás de John Wick eso no es una sorpresa.
Mención aparte merece la música. Aunque la historia está ambientada en 1989, el soundtrack ofrece una selección musical que abarca la mayor parte de los años 80 y un par de covers más contemporáneos. Apropiadamente ofrece las versiones en alemán de 99 Luftaballons, de Nena y Major Tom, de Peter Schilling (no así de Der Komissar, pues usa el cover en inglés de After de Fire en vez de la original de Falco) además de melodías de New Order, David Bowie, George Michael, Siouxsie and the Banshees, A Flock of Seagulls, The Clash, Queen, Depeche Mode y 'Til Tuesday, entre otros.
La fotografía de la película usa tonos grises que ayudan a proyectar de forma muy efectiva la fría atmósfera que predomina en la hostil ciudad que sirve como escenario para la historia, pero eso no implica que sea visualmente sombría o apagada, pues en varias escenas hace un interesante uso de colorida iluminación con marcados contrastes de azules y rojos que dan a la cinta una identidad visual propia y bastante peculiar, quizás en busca de enfatizar la frialdad que esconde el fuego interior de su protagonista.
En resumen, aunque Atomic Blonde dista de ser una película perfecta, es lo bastante interesante como satisfacer a cualquier fan de la intriga y suspenso, suficientemente sofisticada como para apelar a los fans de Bond pero, sobre todo, muy entretenida gracias a la combinación de espectaculares secuencias de acción y una sobresaliente actuación de su protagonista. La recaudación de 100 millones de dólares alrededor del mundo contra un presupuesto de 30 abrió las puertas a una posible secuela, que ahora sabemos Leitch y Theron preparan ya en colaboración con Netflix, servicio donde está disponible esta cinta.
El estilo y el entretenimiento no tienen porque ser incompatibles, y Atomic Blonde es el perfecto ejemplo de que podemos tener ambas cosas. Bastante recomendada para casi todos los gustos.
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