El cine nórdico llega a cuentagotas a nuestro país, pero lo que llega suele ser material de primer nivel y ése es el caso de Dronningen (Queen of Hearts - Reina de Corazones), película dirigida por May el-Toukhy y protagonizada por Trine Dyrholm, Gustav Lindh y Magnus Krepper, la cual fue elegida por Dinamarca para competir por el Oscar a Mejor Película Internacional, aunque no obtuvo una nominación.
La historia sigue a una familia danesa de clase media alta formada por Anne (Dyrholm), exitosa abogada que se especializa en casos de violación y maltrato a menores; su marido Peter (Krepper), un respetado y exitoso médico cirujano; y sus dos hijas gemelas. Peter estuvo casado antes con otra mujer que ahora vive en Estocolmo con su hijo Gustav (Lindh), un chico de diecisiete años que no deja de meterse en problemas.
El joven se muda con su padre esperando que cambiar de entorno mejore su conducta. Al principio la relación entre Gustav y la familia es complicada. Se lleva bien con sus medias hermanas, pero choca demasiado con su padre y no logra abrirse con Anne, que al principio está renuente a tenerlo en casa, aunque su actitud cambia y, durante un viaje de Peter, seduce a Gustav, iniciando una apasionada relación que podría destruir a su familia.
La película es descrita como un drama erótico, y me parece correcto, pues aun si el enfoque central es el conflicto emocional causado por el ilícito romance, aderezado por la tensa relación entre padre e hijo, las escenas de los encuentros sexuales entre Anne y Gustav son presentadas con una fuerte carga de sensualidad e incluso hay escenas explícitas, algo que rara vez ocurre en el cine comercial americano, al que estamos más acostumbrados, y podría resultar incómodo para algunos espectadores.
Las actuaciones me parecen sobresalientes, sobre todo en el caso de Trine Dyrholm, quien es el eje principal en el complicado triángulo amoroso y se encuentra en la situación más compleja, pues su situación entra en conflicto directo con su trabajo, además de que su infatuación con Gustav no sólo pone en riesgo su matrimonio, sino que amenaza con destruir también la relación que existe entre sus hijas y su medio hermano.
La película se desarrolla a un ritmo semilento pero no en exceso, sobre todo porque dedica bastante tiempo a dar profundidad a los personajes y explorar sus relaciones y personalidades, usando su entorno, amistades, hobbies y ocupaciones para dotarlos de una profundidad que añade realismo a los elementos dramáticos de la historia.
En resumen, Dronningen es una interesante opción para ver, sobre todo para quienes buscan alternativas tanto al cine comercial hecho en Hollywood como al realizado en nuestro país, a los que estamos acostumbrados y por lo mismo rara vez nos ofrecen alguna sorpresa. Recomendada, aunque con algunas reservas.
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