Una curiosidad del calendario es la existencia de los años bisiestos, que se dan cada cuatro años e incluyen un día adicional, por lo que febrero tiene 29 días en vez de 28, como es lo más común. Lo que mucha gente no sabe, es cómo se añadió ese día extra al calendario, o de donde viene el nombre de "bisiesto", y mucho menos lo que el 24 de febrero tiene que ver con todo esto.
Antiguamente la mayoría del mundo occidental usaba el calendario lunar romano, en que no todos los días tenían nombre. Los pocos que lo tenían estaban basados en las fases de la Luna, pero más tarde fueron asignados a días fijos de cada mes. Por ejemplo, el nombre correspondiente a los días de Luna Nueva era Kalendae o calendas, que con el tiempo se usó para referirse al primer día de cada mes.
Para identificar los días que no tenían nombre, se contaba hacia atrás desde el siguiente día con nombre y numerados de manera inclusiva, es decir, contando también el número en que se empezaba a contar. Así, el 24 de febrero solía llamarse ante diem sextum Kalendae Martii ("el sexto día antes del calendas de marzo").
Al paso del tiempo se hicieron cambios al calendario en busca de hacer más exacta la medición del tiempo, y uno de los más complejos fue insertar un mes de 22 días entre el 23 y 24 de febrero. Con esto, el calendario romano dejó de ser lunar, pues ese mes no cubría un ciclo lunar completo. Más adelante, cuando Julio César desarrolló el Calendario Juliano, que entró en vigor en el año 45 a.C., eliminó el mes que se había intercalado y repartió sus días entre los meses restantes, además de agregar diez días más.
Cada cuatro años era necesario u día adicional, y para cubrirlo, el César ordenó que en esos años se duplicara el ante diem sextum Kalendae Martii, con lo que los años de 366 días, que contenían el día duplicado, recibieron el nombre de bisexto (dos veces sexto) que derivó en bisiesto, que es el nombre que aún reciben en la actualidad. Es decir que, de uno u otro modo, el 29 de febrero fue resultado de que Julio César ordenase que cada cuatro años hubiera dos 24 de febrero.
Ante esa información, sólo me queda preguntarme... ¿debería celebrar doble mi cumpleaños cada año bisiesto?
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