Tal vez me puedan acusar de haber mentido el viernes cuando dije que publicaría cosas relacionadas con piratas durante el fin de semana, pero cabe recordar que era el día de hablar como pirata y los piratas no tienen honor ni sienten reparos o remordimientos acerca de mentir, ¿cierto?
Lo sé, es una triste y patética excusa, pero la verdad es que no pude hallar el tiempo para terminar y publicar lo que quería. Hay varios textos y enlaces y espero irlos agregando en los próximos días alternándolos con nuestra programación regular.
Por lo pronto y para empezar, una breve introducción: ¿Qué son los Piratas?
La palabra pirata deriva del griego πειρα, -ας (peira), que quiere decir prueba o intento y es a su vez derivada del verbo πειραω (peiraoo) que significa esforzarse, tratar de, o buscar la fortuna. Originalmente se empleaba para referirse a quienes decidían buscar su suerte en el mar, pero pronto se convirtió en el apelativo utilizado para aquellos malhechores y criminales que se dedicaban a atacar embarcaciones en altamar.
La definición oficial que se utiliza en la actualidad es la acordada en la Convención de las Leyes del Mar de las Naciones Unidas en 1982, la que explica que la piratería consiste en cualquier acto de violencia, rapiña o detención cometida con fines particulares por la tripulación de una embarcación o aeronave que sea cometida en altamar contra otra embarcación o aeronave, o contra personas o propiedades a bordo de una embarcación o aeronave.
Existen registros que hablan de piratas activos desde el siglo XIV a.C. en las aguas de los mares Mediterráneo y Adriático, y el problema llegó a ser tan grave para los navegantes griegos y romanos que Pompeyo realizó una campaña militar para limpiar los mares de la presencia de estos criminales.
Pero la época en que prosperaron a sus anchas fue durante el apogeo del colonialismo e imperialismo europeos en los siglos XVI y XVII, cuando barcos con oro, joyas y toda clase de mercancías circulaban entre las colonias americanas y asiáticas y los puertos europeos.
En esa época la piratería se convirtió en una actividad lo bastante lucrativa como para compensar los riesgos que implicaba y las pobres expectativas de superviviencia que acarreaba consigo.
Sin duda todos tenemos una idea de lo que es o debiera ser un pirata. Algunos de los elementos más comunes que se vienen a la mente al hablar de piratas son:
- Un enorme barco con muchas velas y lleno de cañones, en cuyo mástil principal ondea una bandera negra con una calavera
- Una extravagante chaqueta larga hasta las rodillas
- Un tricornio o una bandana sobre la cabeza
- Una camisa llena de olanes o encajes en las mangas y el cuello
- Botas negras y altas
- Argollas en los oídos
- Piel curtida y llena de cicatrices
- Látigos, dagas y pistolas antiguas
- Una pata de palo o un garfio donde debiera haber una pierna o mano
- Un cofre de tesoro
- Un mapa del tesoro, con su ubicación señalada por una X
- Un perico -no, no de esos- en el hombro
Aunque algunos de esos elementos tienen su origen en la realidad, la imagen que presentan en conjunto es una idea romantizada de lo que es un pirata, la cual debe más a las descripciones en libros como La Isla del Tesoro de Robert Louis Stevenson, o a la versión de un pirata popularizada en distintas producciones de hollywood.
En los próximos días dedicaré varios textos a analizar elementos ficticios y reales de los piratas. Ignoro cuantos post serán o que tan seguido aparecerán, pues ningún pirata que se precie de serlo puede volverse predecible. Total, si se hartan pueden hacérmelo saber a través de los comentarios.
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